Capítulo 21: Retornando a mi hogar

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7 de marzo de 2015.
Londres, Inglaterra.

Celeste y yo recorrimos la ciudad. Sabíamos la localización de mi familia, pero queríamos tener unos momentos de paz. Dejar de pensar en todo lo sucedido, por un instante. Es algo que nos hacía falta. Estábamos sentados en uno de los bancos de Victoria Park y un niño se acercó a mí. Pidió permiso para acariciarme y la sacerdotisa le dijo que sí. Fue un poco fastidioso, pero por darle una alegría. Lo permití y no me tiró los bigotes. Si hubiera pasado, lo reviento.

Luego, caminamos hacia mi antiguo trabajo. Mis ex compañeros estaban hablando de mí, de una manera muy despectiva. Nunca lamentaron mi muerte y sólo continuaban con sus vidas. Al final, las personas que conoces son pasajeras, por lo que deberé acostumbrarme a dejarlos ir. Aunque, me gustaría arañar a esos insensatos. Celeste me miró y dijo que no. Debíamos seguir nuestro camino.

Dos cuadras de mi antigua casa, estaba mi esposa con mis hijas. Corrí hacia ellas y mi esposa me abrazó fuerte. Celeste estaba mirando a lo lejos, con algo de preocupación, pero era un tema que trataríamos más adelante. Pensaban que nunca lograrían volver a verme. El ambiente era muy positivo. Conocí mi nueva casa, mi nueva cama de gato –es como estar castigado en un sofá-, jugamos, vimos películas, entre otras cosas que siempre hacíamos, antes de mi muerte y reencarnación.

En la noche, Celeste tocó la puesta de mi casa. Me dijo que debíamos centrarnos en la misión, por lo que mi estadía en Londres sería temporal. Es un trago amargo, pero debo cumplir mi promesa al reino de los muertos, sino no podré ver a mi familia nunca más. Todo es tan injusto, pero sólo pienso con egoísmo, en vez de ver la causa mayor.

Desconozco lo que haré, pero creo que me vendrá bien ser un gato de ciudad, para sentar las bases de la revolución e impactar la conciencia de los humanos que sólo dañan a otros y al planeta. Quiero futuro mejor para mis hijas y sólo yo puedo entregárselo.

No obstante, al volver a mi cama. Lithkara me observa a través de un espejo gigante que hay en la sala de estar. Intento ignorarla, mientras concilio el sueño.

Vincent Peterson

Diario de un Gato Negro: Las desventuras de VincentWhere stories live. Discover now