Capítulo 24: No es hora de marchar

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10 de marzo de 2015.
Londres, Inglaterra.

Mi vida de gato negro ha estado un poco más tranquila. Al parecer las remodelaciones de esos idiotas no eran tantas. Mi casa, mis recuerdos, mis hijas y mi ex mujer. Todo es perfecto y soy feliz, aunque sea algo temporal. Quiero que todo sea eterno. No me gustaría morir para servir a la causa de Necroty. Si soy tratado como una mascota, me da igual. Estoy con ellas con una paz que nunca pensé sentir en mi vida. 

Al menos, eso pensaba. Celeste ha estado molesta conmigo, porque no quiere que traicione a la Santa Muerte y me dice que no estaré solo nunca más. Pero, es algo más que sentirme solo o triste. Quiero vivir, en vez de morir. Por fin, me doy cuenta de las cosas. 

La sacerdotisa me llevó a una plaza y me acosté en su regazo. Me dijo que los gatos negros de la ciudad no lo pasaban bien, como yo. Todas eran almas perdidas que Necrotia debía recuperar. No obstante, no podía hacer ese trabajo sola. Debe existir una revolución, para que la humanidad tengan un mensaje invaluable y que pudieran recordar para siempre. 

Después de lo que me dijo, decidí dejar de recibir cariño y estar sentado en la banca. No quería más cariño o juegos. Le dije que Necroty era egoísta, porque quiere que sea el nuevo Necrotk, pero yo quiero ver a mi familia. No es algo que pueda encontrar justo. No es hora de marchar. Sé que fui una mierda toda mi vida y cometí varios errores que desencadenaron todo esto. 

Celeste me miró con una cara bastante seria, como si quisiera decirme algo que no podía. En ese momento, le pedí perdón por todo lo que dije. No quería hacer daño. Sin embargo, ella me dijo que debía calmar esa ansiedad y algo más que heló mi sangre: le recordaba a su antiguo amor, Dimitri Korsakov. 

Vincent Peterson.

Diario de un Gato Negro: Las desventuras de VincentWhere stories live. Discover now