Capítulo 28: Aceptación

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11 de marzo de 2015.
Espejo de Celeste

Quiero parar de llorar y no puedo. Menos, después de lo que acabo de escuchar. Nunca vi a Celeste en estado de vulnerabilidad. Al contarme su historia, ella derramó varias lágrimas. ¿Quién soy yo para hacer regresar a la sacerdotisa a su pasado? Mil pensamientos me venían a la mente, mientras miraba sus ojos blanquecinos. Quise acercarme a ella y ronronear, para que se sintiese mejor. Más apoyada, en medio de ese mar de soledad. 

Me sentía hecho una mierda de gato. No podía acercarme y ella no me aceptaría por más que yo lo quisiera. Celeste estaba... no sé si enojada, triste o derrotada. Lo desconozco. Ella siempre mostró ser tan fuerte y severa, hasta hoy. Creo que estoy enamorado de ella. No podría vivir sin ella, porque me sentiría solo y sé que no volvería amar a alguien más. 

Al finalizar su testimonio, me dijo: 

"Será mejor que vuelvas y planees de qué manera vas a convencer a los de tu especie, para hacer lo que ahora es tu misión en la vida. Estaré para lo que necesites. Ese es mi trabajo y lo siento por la manera en la que te traje aquí".

Voltee a mi alrededor. Era una casona con espejos cubiertos por grandes sábanas negras. Sofás tan grandes, que podían servir como camas, en medio de un enorme salón. Había un piano viejo y empolvado, al mismo tiempo que las paredes se adornaban con pinturas del siglo XXV.

"Celeste yo... Yo lo lamento. De verdad, lo siento". Fue lo único que pude decir. Ella me tomo entre sus blancas y heladas manos. Me besó la frente y nos sonrojamos. Tal vez, no sería tan malo quedarme un tiempo corto aquí. Alejado del mundo, de la sociedad. Quiero sentirme preparado para lo que vendrá. 

Vincent Peterson

Diario de un Gato Negro: Las desventuras de VincentWhere stories live. Discover now