Cap. 2 - Resurgiendo

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Dejando todo listo en la cocina, se regresó a la parte del frente del restaurant, y un sentimiento de nostalgia acaparó su pensamiento.
-"Si tan solo estuvieran aquí...cuánto los extraño".

Sus padres, Marcelino y Manolita, vivían en Valencia, España. Su abuelo Pelayo tenía una cadena de restaurantes, y tras su fallecimiento, ellos quedaron al frente del manejo de los mismos. Luisita había heredado los dotes culinarios de su abuelo y sus padres. Desde pequeña, cuando salía del colegio y luego de terminar las tareas, le preguntaba siempre a su abuelo en qué podía ayudar. Y así fue creciendo en estatura y, a la par, su deseo de tener su propio restaurante algún día. Gran sorpresa fue que al momento de fallecer, su abuelo Pelayo dejó parte de su herencia a Luisita, haciendo cumplir el sueño de quien sabía que seguiría sus pasos. Así Luisita al acabar su colegio, comenzó a perfeccionarse en el Mediterráneo Culinary Center de su ciudad. Ella era un alma libre, y por tal razón, se convirtió en una trotamundos, visitando algunos países donde podía probar e incorporar nuevos sabores a su paladar. Hasta que llegó a Puerto Rico. Quedó impactada con la mezcla de cultura que tiene la isla, su gente, las costumbres y sobretodo, la música y la comida. Esa mezcla de indios taínos, africanos y españoles cautivaron a la valenciana. Fue a la Escuela Hotelera de San Juan para conocer más a fondo los sabores y la historia de la isla. Hace cinco años venía formando concretamente su idea de tener el restaurant. Pero el huracán María atrasó sus planes, pues la isla fue devastada casi en su totalidad por ese fenómeno atmosférico de casi categoría 5.

De momento, una interrupción la sacó de su pensamiento.
-"Luisita!"
-"Qué pasa Naya, por qué esa histeria?"
-"Tú tendrás unos zapatos extras en el almacén, que se me acaba de romper el tacón y linda que me voy a ver caminando por el restaurante como si estuviera subiendo escalones! Es que esto solo me pasa a mí, maldita sea la hora en que los compré en especial porque lo sabía, lo sabía, que lo barato sale caro!" dijo ella con todo el enfado del mundo.
-"Mira Naya, te me calmas que cosas peores pasan" le dijo tratando de tranquilizarla, porque para histérica ella sola bastaba.
-"Pero tú te estás oyendo Luisa Gómez?" le preguntó toda indignada. "Qué puede ser peor que se te rompan los zapatos, en tu trabajo, que estás a una hora de tu casa, que no tienes otro par en el carro, que ya está llegando la gente, y como si eso no fuera suficiente, hay un chico muy sexy que está en fila para entrar, y tu me quieres decir a mí, a mí, que no hay nada peor que eso?"

Luisita la miraba y aguantaba las ganas de reir enormemente. Su mejor amiga, confidente y compañera de mil aventuras, entraba en otra crisis trivial, como le llamaba Luisi a los arranques de Naya, cuando eran por cosas insignificantes, o que por lo menos, tenían solución.

-"Mira Naya, como se que a ti te pasan cosas que no le suceden a todo el mundo, yo siempre estoy un paso más adelante que tú" le dijo Luisita para molestarla. "Ve al almacén, que hay unos zapatos míos que dejé los otros días. Por cierto, hay alguna que otra camisa y pantalón también, por si las moscas. Dale gracias a Dios que calzamos y vestimos de la misma talla, porque sino, pobre de ti."
-"Qué yo me haría si ti carajo!" soltó Naya con alivio y dándole una ristra de besos en la cabeza a su amiga del alma.
-"Nada. Un ocho andante serías" rió Luisita. "Anda, ve y cámbiate los zapatos para que comiences con tu parte". Naya estaba a cargo de recibir a los clientes, anotarlos, dirigirlos a la mesa y estar pendiente de que todo transcurra en orden. Algo así como la mano derecha de Luisita.

Ese sábado era muy importante para Luisita y el restaurant. El puerto de San Juan recibiría tres líneas de cruceros nuevos que habían reajustado sus rutas en sus respectivos catálogos para atraer más clientes con ofertas para el Caribe. La ciudad tendría mucha acción esa noche.
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-"Oye María, tienes la confirmación del hotel a la mano para cuando nos bajemos del barco?" preguntó por teléfono Amelia desde su camarote.
-"Siiiiiii! Cuantas veces me lo has preguntado ya mujer! Cómo si a mí se me olvidaran las cosas!" respondió María entre risas.
-"Pues precisamente por eso, porque se te olvidan las cosas! Que eres como una gallina sin cabeza! Vaya par tengo yo como acompañantes de viaje porque Ignacio es otro que no deja la cabeza perdida porque la tiene pegada al cuello!". A Amelia se le salió senda carcajada y añadió: "Me llevan por el camino de la amargura!"
-"Ñiñiñiñi, para tu tranquilidad tengo todo en un cartapacio muy bonito, las confirmaciones de los tours, hotel, restaurantes y eso. Tranki, relájate y coopera morena!"
-"Vale, pues yo casi estoy lista. Ya buscaron mis maletas para el desembarque. De verdad, gracias por sugerirme venir con ustedes de viaje. Lo necesitaba" dijo la morena con mucha sinceridad.
-"Nada que agradecer. Somos amigos y esto es como la frase de BuzzLightyear "infinito y más allá". Pero bueno, ya basta del momento cursi de la noche, nos esperamos en el lobby como en treinta minutos para bajarnos juntos. Ya nosotros estamos casi listos también. El mofongo y el pitorro nos esperan!"
-"Jaja! Dale Jessy, no dejes a tu Wooddy jajaaja! Nos vemos en treinta en el lobby" dijo Amelia. "Yo estoy que me muero del hambre".
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Aquí el Capi 2 de bono, por ser un día muy especial❤️🌷🍫🍭🌹

Entre MaresWhere stories live. Discover now