Cap. 23 - No Merezco Esto

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Un duelo de lenguas encontradas comenzaba. Luisi se encontraba en ropa interior y procedió a quitar la camisa de Amelia y a desabrochar el pantalón. Esta vez las fresas dejaban su dulce rastro en los pechos y abdomen.

-"Quítate el sostén" le dijo la rubia.

-"Quítamelo" le contestó con voz retante y llena de deseo.

Y un fogonazo se apoderó del cuerpo de Luisi con esa palabra. Era una orden donde no había marcha atrás. Entonces procedió a bajar los manguillos muy delicadamente, mirándola a los ojos, sin titubeo. Estaba tan cerca que sentía el aliento de la morena. Amelia le sostenía la mirada, como queriendo saber hasta donde llegaría.

Desabrochó la parte de la espalda haciendo que el sostén cayera lentamente al suelo. Se mojó los labios. Amelia tomó las manos de Luisita y las colocó en sus senos ahora descubiertos. Luisita volvió a mojar y morder sus labios al sentir los pezones erectos de la morena. Su pulso iba a mil. Sentía que le faltaba un poco el aire.

La peli negra procedió hacer lo mismo con el sostén de la rubia. Esta vez, al soltarlo, sus manos se mantuvieron recorriendo la espada de Luisita sutilmente. Con la punta de los dedos trazaba un camino imaginario el cual recorrería luego a besos.

El playlist no dejaba de acompañar aquello hermoso que sucedía entre ellas.

Definitivamente, la química entre ellas, desde el primer momento, ha sido inevitable. Sus caricias, sus miradas, sus besos y como reaccionaban sus cuerpos a ello, era palpable.

Luisita agarraba las manos de Amelia, que seguía recostada en la pared, las subía a la cabeza, y pegaba su cuerpo al de la morena. Con su rodilla entre abría las piernas de Amelia y comenzó un movimiento muy suave rozando el centro. Se respiraban. Las gotas de sudor comenzaban a salir por el efecto del calor de sus cuerpos que parecían uno solo.

Con una mano Luisita agarró las dos manos de Amelia y las mantuvo sobre la cabeza de ella, y ahora su mano libre comenzaba a entrelazarse en el pelo rizo. Delicadamente lo acaricia, comenzando un sensual recorrido con sus dedos y mano por la cara. Con su dedo pulgar va a su frente y luego a su cien, pasando luego a las cejas y ojos. Allí los besa. Esos ojos que son su perdición. Con el dedo índice va por entremedio de los ojos hacia la nariz, dejando un beso en la punta de ésta.

Sigue bajando suavemente con su pulgar nuevamente bordeando los labios carnosos de la morena. Amelia abre los ojos al sentirlo y procede a atraparlo mirando fijamente a una Luisita muy caliente. Lo chupa y Luisita está boquiabierta pues está sintiendo como la lengua de Amelia envuelve su dedo. Que sensación inexplicable aunque ambas sabían muy bien como sentían.

Luisita retiró su dedo de la boca de Amelia y la besó con toda la calma del mundo, disfrutándola, saboreándola. Entre beso y beso su mano continuaba con aquella exploración. Bajaba por el cuello, agarrándolo pero sin apretar ni hacer daño, solo acariciándolo. Sus besos iban a ese lugar. Amelia no decía nada, solo sentía y se dejaba amar.


-"Voy a hacerte el amor como nunca, para que te quede muy claro todo lo que siento, amo y deseo de ti. Te vas mañana pero me vas a llevar en tu piel por siempre".

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