Cap. 14 - Siempre

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-"Yo siento lo mismo, Luisita" le dijo mirándola a los ojos y con sus manos limpiando las lágrimas que brotaban descontroladamente en la rubia.

Se podía ver en esos ojos acuosos, podía sentir toda esa verdad que acababa decirle.

-"Ya sabemos que de las dos, hay una  que le faltó un poquito de esmero a Dios en darle el don de la valentía" dijo, y le sonrió tratando de calmarla.

-"Amelia perdón porque te he soltado eso así y..."

-"Luisita, no tienes que pedirme perdón por algo que nace de tu corazón. Pídeme perdón si me ofendes o me insultas, y éste definitivamente no es el caso". Continuó, "Yo también llevo pensándote desde que nos encontramos. Sentí algo totalmente inexplicable. Y tal parece que el destino quería que nunca encontrara los sitios para que fueras tu quien me guiaras. Y doy gracias por eso" dijo acercándose y rozando sus labios a los de Luisita. "Te miro y confïo".

Y comenzó a besarla, con pasión, con deseos, con ganas. Sus lenguas se volvieron a descubrir. Sus manos pasaron de los cuellos, a las espaldas, a los senos, a los costados, a las mejillas. Ya no se cohibían. Ya no pensaban. Ya no tenían miedo, ya no aguantaban.

-"Lui..mmm Luis...Lusita!" trataba de hablar pero entre besos y lenguas era imposible.

-"Qué, Amelia, qué?" mientras seguía besándola.

-"Algo se quema".

-"La madre que me parió! El horno!! se despegó de inmediato corriendo a la cocina viendo salir un poco de humo. Por lo menos no fue el suficiente como para que se activaran las alarmas y el apagafuego automático.

-"Joder! Quieres bandeja de carbón??" le preguntó a Amelia con resignación al ver lo que quedaba de lo que iban a cenar.

-"Cariño, no te preocupes. Si quieres compramos algo por aquí mismo. No te agobies. Tranquila. Vamos, te ayudo a limpiar y caminamos."

-"Ay Amelia, que esto no era precisamente lo que tenía en mente para ti, joder!" decía tratando de disculparse. "Pues vamos, pero te compensaré luego" le dijo sonriendo, con resignación, y con cierta doble intensión también.

Luisi se aseguró de apagar el horno y verificarlo, mientras Amelia ayudaba a limpiar. Salieron del local y fueron a cenar a Sofía's, un restaurant italiano con mesas al aire libre. Allí pidieron raviolis rellenos de espinacas y ñoquis en salsa bolognesa.

-"Y cuales son los planes de mañana o de la semana? preguntó Luisi mientras entrelazaba sus dedos con la de Amelia.

-"Pues primero tengo que ver como está Nacho. María tiene otras reservas, quería ver el Parque de Bombas y al Castillo Serrallés en Ponce, el Jardín Botánico en Caguas, y no se donde más. Y tú?"

-"Pues mañana tengo que madrugar con Naya para hacer la compra de la semana. Recuerda que las Fiestas de la Calle San Sebastián son esta semana, y tengo que suplirme desde ahora porque luego se pone complicado. Y tengo que hacer el horario especial del personal, pues usualmente en esta semana abrimos más temprano y cerramos más temprano para que los chicos puedan disfrutar también de las fiestas. Y como viene gente desde temprano, cambiamos un poco el menú y lo hacemos más liviano.

-"Pues vale, estaré llamándote por ahí de vez en cuando, para saber como va tu día" dijo regalándole un tierno beso.

-"Mmmm....es que me dejaría besar por ti todo el día" dijo dando un último pico. "Eso está muy bien. Nos llamamos. Te llevo al hotel, si quieres, para que te ahorres el uber y así estoy unos minutitos más contigo?"

-"No hay objeción, su señoría!".

Pagaron la cuenta y se fueron las dos en el auto de Luisi hasta la entrada principal del hotel de Amelia.

Entre MaresWhere stories live. Discover now