Capítulo 27.

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Esperé horas y horas en el parque. Parecía que la persona con la que me puse en contacto, no aparecería. El café que compré se quedó frío, así que me levanté del banco para tirarlo a la papelera más cercana. A unos metros de donde me encontraba, vi la silueta del chico.

-Pensaba que no vendrías, Toy.

Su nariz dejó desangrar por los enormes tapones de papel que tenía en los orificios.

-Es Troy - me corrigió.

-Eso no importa -al acercarme, el compañero de Freya retrocedió asustado. - ¿Quieres llevarla al baile, verdad?

-Sí. Además - hablaba con tranquilidad, algo que agradecía - ella merece ir. Todos sus amigos irán, menos ella - me miró de una forma acusadora. - ¿Y por qué? Porque tú se lo has prohibido.

Él estaba muy equivocado.

-Yo no le he dicho nada. Freya puede hacer lo que quiera - llevé mis manos a los bolsillos del traje. -Más bien, si te he llamado era para decirte que la lleves. El baile es lo que quiere cualquier chica a su edad. No voy a dejar que esté toda su vida lamentándose por no haber ido al baile esa noche - el chico empezó a sonreír. - ¡Pero cuidado! Eso no significa que vaya a dejar que le pongas una mano encima. Como la beses - lo cogí por la camiseta-te convierto en comida para perros, ¿entendido?

-S-sí.

-Recógela a las nueve -golpeé su mejilla con la mano bien abierta (en modo de despedida). -No hace falta que le compres nada. Para eso estoy yo. La quiero a las doce en casa, Toy.

-Es Troy.

- ¡Que sí!



NARRA FREYA



- ¿Papá? -Grité al llegar a casa. -Ya he vuelto de clase. ¿Dónde estás?

Como nadie me respondió, me tiré en el sofá para descansar un poco las piernas. Me entretuve un par de minutos con el teléfono móvil, y de repente una risa de mujer me asustó. Provenía de la habitación de él.

Me levanté sin hacer ruido, y abrí la puerta pensando que se había colado un ladrón en nuestro apartamento.

Fui un poco estúpida al no reconocer la risa.

En la cama, completamente desnudos, estaban mis padres.

- ¡Aaaaah!

Ellos devolvieron el grito.

-F-Freya, ¿qué haces aquí?

¿Es que no me habían escuchado?

-Vivo aquí -le respondí.

-Hola, cariño -me saludó mi madre.

-Hola, mamá.

Estaban cubiertos por una fina sabana. Cerré los ojos, esperando a que ninguno de los dos cometiera la locura de levantarse para coger su ropa interior. De repente pensé en lo que estaba pasando. ¿Mis padres juntos de nuevo?

- ¿Habéis vuelto?

Se lo pensaron muy bien.

-Lo estábamos hablando.

« ¡Hablando NO

Y yo que pensé que mi madre estaba coqueteando con el padre de Byron. Y luego estaba papá, que parecía encantado con Effie. Aunque la pobre, ya me advirtió que lo suyo no sería un para siempre. ¿Acaso ella era consciente de que mis padres se seguían queriendo?

¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora