¡Inocente!

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—Ya no nos siguen, Freya —anunció. Por suerte Ginger se ocupó de la fuga. Siguió conduciendo como si nada, de alguna forma vio normal que aporreara a un policía con un vibrador que iba a pilas (made in china). Débora tenía una gran obsesión a la hora de detener a gente. Primero fue Ethan, y luego yo. ¡Maldita bruja! — ¿Estás bien?


Vio mi mal humor reflejado en mi rostro.


Aunque en realidad necesitaba descansar un poco y parar ese viaje sin destino alguno. Byron estaba desaparecido, sin dejar señales de vida. «Maldición, los teléfonos estaban para algo.»


El teléfono sonó.


—Es Ethan —dije leyendo la pantalla.


—Cógeselo.


¿Y darle un disgusto?


—No.


—Estará preocupado por ti —bajó la velocidad. —Seguramente también está llamando al restaurante. Si no se lo dices tú, se lo dirá Effie.


¡Effie!


— ¿Si? —Descolgué la llamada. La fuerte respiración de Ethan me puso mucho más nerviosa.


—Freya — era consciente de que no podía gritarme, pero se controlaba demasiado—, llevo un rato intentando hablar contigo...


Lo corté.


—Estoy viendo la televisión, cariño —era coleccionista de mentiras. Podía hacer hasta un top 10. —Ethan, luego hablamos...


—Acerca el móvil a la tele.


—No — solté sin más.


—Freya—ese tono de autoridad me ponía el vello de punta. Y yo seguía obedeciendo como la cría de 17 años que conoció. — A.H.O.R.A.


Miré a Ginger, buscando un poco de ayuda de mi amiga. Con el pulso tembloroso le acerqué el teléfono, esperando que al menos hiciera alguna de sus ridículas imitaciones de la mujer del tiempo. Pero no...ella era especial.


Mi boca se abrió exageradamente.


Ella empezaba a gemir.


¿En serio?


— ¿Eso es una película porno? —Preguntó Ethan.


—S-Sí —tartamudeé. —Luego hablamos.


¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora