EXTRA

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5 años después...

El tiempo pasó muy rápido.

Tanto, que en unos años terminé graduándome con la titulación de hostelera en una de las mejores universidades del país. Además, mis mejores amigas y yo, abrimos un restaurante que tardó un año en conseguir tres tenedores. Un gran logro para tres novatas.

- ¡Freya! Te necesitan.

Por primera vez podía decir que tenía los pies en la tierra.

Effie, la chica del cabello rosa, nos demostró a Ginger y a mí que podría conseguir que nuestros platos del menú salieran de la cocina con la mejor presentación que nadie habría visto en su vida. Y lo hizo. Formó parte de nuestro equipo.

¿Cómo entró Ginger a COME Y DISFRUTA DEL PLACER? Mi mejor amiga no estaba dispuesta a dejarme sola. Así que le pidió a su novio algo de dinero, y me ayudó a levantar un gran negocio que nos haría independientes de nuestros padres y novios.

- ¿Qué? -Pregunté al darme cuenta que me llamaban.

-Hemos recibido un pedido.

Sonreí.

-Tenemos trabajadores, Ginger. Solo tienes que pedírselo educadamente -miré mi teléfono móvil. -No los asustes con un cuchillo, y te harán caso.

Byron llegó silbando, aguantando las ganas de reír. Sí, Ginger tenía poca paciencia con los camareros.

-Quiere que vayas tú.

Resoplé.

Desde que Effie y Daniel tuvieron sus gemelos, parecía que no tenerla a ella cerca, el negocio se hundía sin su toque happy.

-Está bien. Iré.

Le arrebaté el post-it con la dirección, y me dirigí hasta mi vehículo para transportar el enorme pedido que solicitaron. Conduje un par de minutos por la autopista, y llegué hasta una bonita urbanización con enormes casas. La puerta 345 estaba abierta.

- ¿Hola?

Silencio.

-Le traigo el catering que ha pedido. ¿Dónde quiere que se lo deje?

-Hace siete años nos conocimos -me susurraron en el oído.

- ¡Ethan! -Brinqué del susto. Cuando me besó, me calmé. -No vuelvas a hacer eso. ¿Qué haces aquí? ¿Para qué quieres gambas con ajo? Odias el ajo.

Seguía tan atractivo como siempre.

-Llevo esperando este momento desde hacía meses, Freya -señaló el enorme ventanal. En él, había algo escrito. -Quiero estar contigo...para siempre.

Leí lo que escribió.

- ¿Quieres casarte conmigo? - ¡Oh, madre mía! Me estaba pidiendo matrimonio. - ¿De quién es la casa?

Su risa me daba vida.

Siempre revivía mi corazón.

-Nuestra.

- ¿Nuestra?

-Sí.

Me costaba respirar.

-Ethan...

- ¿Quieres casarte conmigo?

Vi como sacó el anillo; era precioso. Con un enorme diamante azulado que me recordó a su mirada.

-Sí, quiero -no grité, pero si salté para abrazarlo y pasar mis piernas alrededor de su cintura.

Iba a ser la señora Evans.

















-Chicas -las llamé. No me hicieron caso. - ¡Chicas!

Ginger dejó la botella de champagne a un lado, y Effie apagó la música de repente. Las demás, dejaron de reír para mirarme.

- ¿Pasa algo?

-Sí - recogí mi largo cabello. -No. Simplemente diré que no. Vosotras dos - las apunté- sabéis perfectamente porque no quiero que venga un stripper a casa. Prefiero que veamos una película, bebamos y nos comámonos esa tarta con forma de pene que habéis comprado.

Ginger y Effie se negaron.

El timbre de la puerta sonó, y mis piernas temblaron.

Ethan ya no era stripper. Bueno...en la intimidad sí, pero eran nuestros juegos. Ponerme un stripper cerca, no era bueno. Era recordad viejos tiempo.

Solo esperaba que mi futuro marido no estuviera haciendo lo mismo con los chicos.

Me sentaron en una silla, y con los ojos vendados con una suave tela que me hacía cosquillas en la nariz, esperé a que el chico que contrataron se pusiera a bailar.

La música sonó; era pegadiza, me hacía bailar sobre la silla. El stripper cogió mis manos, y las paseó por su abdomen. Mis amigas no dejaban de gritar. De intentar tocarlo más que yo. Cuando bajó la tira de su pantalón para que se lo quitara, aparté mis manos corriendo.

-Lo siento... -me disculpé con él. Me quité la venda para mirarlo a los ojos. -¡¡¡¡ ¿Troy?!!!!

-Freya.

No me lo podía creer.

Parecía que mis ojos abandonarían las cuencas.

- ¿Q-Q-Qué?

- ¿TE vas a casar?

Le enseñé el anillo.

-Felicidades -me dijo.

-Pero...-quería una explicación.

-Se me da bien bailar -dijo, mostrando sus músculos.

Que pequeño y complicado era el mundo.















NARRA ETHAN



La stripper empezó a bailar alrededor del sofá. Me estaba quedando dormido, y por un tiempo...dudé en si llamar o no a Freya. ¿Qué estaría haciendo?

Daniel no dejaba de reírse.

Byron se tapaba los ojos asustados.

Mis compañeros de trabajo querían morirse de lo mal que lo estaban pasando.

- ¿Estás seguro que John quiere que te cases con su hija?

Me encogí de hombros.

Aparté a la stripper cuando zarandeó sus pechos delante del asustado de Byron.

-Sí, o eso creía yo - la mujer que estaba bailando delante de nosotros con poca ropa, era un regalo de John, mi suegro, para que lo pasáramos bien. El problema era que la mujer tenía más de 70 años. - Me lo tomaré como una broma por parte de un futuro familiar.

- ¿Quién se casa? -Preguntó la señora.

Todos tragamos saliva.

Me apuntaron a mí con el dedo.

-N-n-n-no. Yo no.

Esa señora podía ser mi abuela.

-Ven, guapo, que bailaré un poco sobre ti.

«Menuda noche que me esperaba



¡Mi vecino es stripper!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora