CAPÍTULO VI

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VIAJE DE BÚSQUEDA

El grupo de búsqueda se preparó con algunas armas improvisadas como varillas de fierros, herramientas o cuchillos de cocina. Su cuñado ofreció el sable, pero no fue aceptado, ya que, tenían pensado pasar por su casa para tomar algunas cosas; lo que incluía unas armas con las que estaba familiarizado. Entre la conversación, Amaype, una sexy mujer de vestido negro y escote pronunciado, se acercó a preguntar por la presencia de algún médico.

En respuesta, la pareja de Esther intervino burlándose de su acento y alegando que los inmigrantes venezolanos solo buscaban aprovecharse de los demás, solicitando excluirlos de cualquier petición o asistencia médica. Al escucharlo, Amaype se mantuvo serena y prosiguió a callarle la boca mostrando la tarjeta que la certificó como una Ingeniera en Sistemas.

   —No quiero arruinar más este día —guardó su tarjeta y lo vio fijamente—. No todos tenemos malas costumbres. Solicité un médico porque será necesario en su viaje.

   —Mujer estúpida. ¿Cómo te atreves a...

   —En la isla donde crecí, las mujeres le cortamos el pene a los tipos como tú —interrumpió.

La tensión ascendió, sin embargo, el recién casado interrumpió confirmando la presencia de una enfermera en la segunda planta. A su vez, rechazó la solicitud de Amaype después de darle prioridad al malestar de su esposa, al asma de su mejor amiga, a los niños y a los adultos mayores en el recinto. La caribeña no pudo objetar, pero aprovechó para enseñarle un chat con Mariángeles, una de sus amigas, cuyo contacto perdió en el pasado.

   —Me tomé el atrevimiento de invitarla a tu boda cuando supe que su próximo destino sería Perú. Ella prometió venir después de su sesión de fotos, pero en su último mensaje explicó que estaba atrapada en el tránsito debido a un accidente —lo sujetó junto a Oscar e hizo abrazo de tres.

   —¿Cuál es la hora del último mensaje? —preguntó el recién casado.

   —18 horas, 15 minutos.

Su preocupación aumentó con la información recibida, pues estaba seguro de que, en su afán de volver a tiempo, su hermana optó por la vía terrestre. Por consiguiente, decidió empezar por ayudar a Teresa y junto a su equipo, salieron por la puerta trasera. Los que se quedaron enviaron la señal y la mujer colombiana salió de su escondite siguiendo el plan. Algunos fueron directo a los vehículos llevando las provisiones y aunque fueron precavidos, se encontraron con Molly, que, aunque tenía mordidas y heridas, sus ojos no estaban negros y sus movimientos no eran típicos de un zombi.

Intentaron dialogar, pero solo recibieron una mirada fija que continuó con sonidos incoherentes causados por sus dientes y dedos rotos. Acto seguido, liberó un fuerte grito que atrajo a los zombis que estaban en la puerta del local. Esta situación fue observada desde el interior, y no pudieron hacer más que preocuparse, teniendo en cuenta que solo era el inicio de sus situaciones peligrosas.

Del otro lado, los demás se posicionaron listos para emprender el viaje. No tenían previsto que la señorita proveniente del municipio Pacora, Colombia, tropezara y se expusiera a los zombis que venían siguiéndolos. En un acto reflejo, Brayhan regresó lleno de adrenalina e impulsándose, pateó al zombi que iba a devorarla. Luego extendió su mano y la llevó con los demás.

Desde el segundo nivel del recinto, observaron la situación con inquietud, porque no sabían la razón detrás de la salida de estas personas. La enfermera y sus dos acompañantes extranjeras quisieron bajar al primer piso para descubrirlo, no obstante, el propietario usó su autoridad y se negó a dejarlas salir. Provocando que una empoderada mexicana se levantara a enfrentarlo, sin esperar que el cobarde hombre las amenazara con un cuchillo.

PROYECTO APOCALIPSIS ©Where stories live. Discover now