CAPÍTULO XXXIII

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LA GUERRA

Cosmos se dedicó a esperar cómodamente los eventos que predijo. Calmado en medio de los animales de su jardín. A su izquierda, dentro de una canasta rodeada por mariposas, estaba Zoe; sonriente y llena de vida en un ambiente semejante al propio Edén. Frente a él, tres de los jinetes: Muerte; Conquista y Hambruna. Los dos últimos con cicatrices que recordaban sus derrotas; Black, en el cuerpo de Gray, que creció un poco, y White, con el lado izquierdo del rostro desfigurado. Todos de rodillas junto a los oficiales, esperando la nueva orden.

   —La primera vez fecundaste el fruto en una virgen y aquel joven que nació de ella no vivió mucho —dijo Cosmos asesinando una pequeña liebre—. En el informe que enviaste acusaste a los humanos de crucificarlo hasta su muerte.

Lo vieron untar la sangre del animal sobre sus manos y sus heridas se curaron de inmediato. A continuación, levantó su índice señalando a Violet y ella se acercó sintiendo el verdadero terror.

   —¿Olvidaste que soy omnipresente? —levantó a Zoe y esta vez no se lastimó—. Te dejé competir conmigo, pero habrás notado que todo pasa según mi voluntad.

De pronto y por primera vez, sus hermanos se dirigieron directamente a su padre, sin miedo a ser castigados. Valor que fue recompensado por Cosmos y accedió a escucharlos.

   —¿Cuál fue la razón de crearlos "a tu imagen y semejanza"? ¿Planeabas eliminarnos junto a ellos? —cuestionó White.

   —Nacieron con el poder suficiente para llamarse purgadores del universo, pero cuando se enfrentan a seres del mismo nivel de poder ¿Vienen a quejarse con papi?

Cosmos se veía joven, imponente, vigoroso, con los músculos marcados y el cabello largo hasta la cintura. Su origen era tan desconocido como su forma original, pero sus hijos los reconocían como el amo del universo y mismo que creó el sistema solar y en algún momento a los purgadores. También creó el Edén y de sus tierras, a la primera pareja de humanos bajo la supervisión de los cinco jinetes. Siempre demostró autoridad frente a sus hijos, sin embargo, por primera vez conocieron su lado amable, entregado nada más y nada menos a la hija de un par de humanos cuya especie estaba extinguiéndose.

   —Esta misión esconde algo más grande. Algo que no nos dijiste —señaló Black lleno de celos—. ¿o por qué tratas con tanto amor a esa niña humana?

   —Tampoco existe el paraíso que se les prometió. No hay vida después de la muerte, mucho menos en esta futura tierra baldía —agregó White.

   —Son tan ingenuos que causan ternura —devolvió a la niña a la canasta—. Me gustaría responder sus preguntas, pero él ya está aquí. Diríjanse a la puerta principal y no dejen que Sunshine se acerque a este jardín en lo que resta de la tarde.

Motivados por la venganza, los jinetes se marcharon sosteniendo una sonrisa en un rostro marcado por la ira. Asimismo, los oficiales se dispersaron en las distintas zonas del Vivero Forestal, dejando a Violet para una nueva misión encomendada por su padre.

   —Antes de crucificarlos, tráeme a Sunflower —abrió su tercer ojo—. Ten cuidado. No hagas otra de tus travesuras, porque ya no pienso ser tan bueno contigo.

Al mismo tiempo, en la puerta principal, Sunshine y los demás se integraron a la guerra en una entrada épica que embistió a los zombis. Después, tomaron sus armas y bajaron dispuestos a pelear en lo que fue una próspera comunidad convertida en escombros; un cementerio donde reinaron los zombis. Dispararon abriéndose paso a su anhelada victoria, llevando sobre sus hombros la carga de reiniciar sus vidas. Sin embargo, los primeros rostros conocidos aparecieron en medio del ejército enemigo y no tuvo más opción que entregarles el descanso eterno. Su cuñada y su preciada amiga, Vania, fueron las primeras que encontró esa mañana.

PROYECTO APOCALIPSIS ©Where stories live. Discover now