CAPÍTULO XXIV

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EL ÚLTIMO JINETE

"He investigado el concepto de demonios. Entre los seres vivientes, los humanos son lo más cercano."

Parasyte, por Hitoshi Iwaaki.

La desconfianza y el miedo fueron la base para los actos violentos. Los humanos fluyeron en su instinto natural y activaron su capacidad de supervivencia recurriendo muchas veces a la traición. Olvidaron la verdadera amenaza e intentaron ganar poder aprovechándose de las debilidades de otros, alejándose del trabajo en equipo. Eso le pasó al grupo que atacó a Danna hasta dejarla gravemente herida, ante la llegada de Valery y sus amigos que trajeron a Scott.

Al dividir los cadáveres y a la mujer herida, Sandra y Andy apuntaron sus armas contra el grupo. De pronto, Marisol se arrolló a los pies de su amigo para pedir su apoyo, ya que la acusaban de ser un zombi, pero fue ignorada.

   —Seudimar, ¿Quién los atacó?

Avergonzada, su amiga bajó su mirada y no respondió.

   —Es la primera vez que encuentro un cuerpo en estas condiciones —dijo Angie observando la deshidratación.

Ante el silencio de su esposa, Jesús resumió la situación, acotando que estuvieron viajando al lado de un zombi que mató a dos de sus compañeros en su ausencia. Explicó que por sugerencia de Marisol golpearon a Danna sospechando que era el infiltrado, pero que resultó ser inocente y no hubo vuelta atrás. A continuación, Scott se acercó a la colombiana, que aún sostenía la katana para defenderse, aun cuando perdió el conocimiento.

   —Lamento lo que hicimos, pero debes entender que no estamos jugando en este Apocalipsis —justificó Jesús—. Solo cuidábamos nuestra vida.

   —¿Eso incluye matar a los miembros de tu equipo? —respondió enfundando la katana.

   —Las personas mueren todos los días, ¿Crees que vivirán solo porque son buenas personas? —levantó su bate para amenazar—. Estás loco si crees que tu familia sigue con vida.

   —¡Ya fue suficiente, Jesús! —intervino Seudimar.

   —¿Por qué? ¿Está mal que alguien le explique la realidad? —golpeó su bate contra un florero—. Tu hermana nunca llegó, porque está muerta y debes aceptarlo.

Observó buscando a Brayhan.

   —Eres quien menos derecho tiene de juzgarnos. Todos tus amigos murieron por ti.

Luego de su comentario, dejó la habitación y a un hombre en silencio que entregó la mochila con medicina. Marisol se ofreció a cuidar de Ana en compañía de Sandra, mientras los demás llevaban a Danna a una habitación para acostarla. Abrieron su camisa con la intención de examinar la herida con precisión y expusieron su cuerpo de curvas casi perfectas. Andy empezó a sangrar después de fijarse en sus llamativos senos y Valery lo retiró de la habitación. Para la sorpresa de sus amigas, Scott también estuvo a punto de salir, pero Seudimar lo detuvo pidiéndole las vendas de su mochila.

   —¿Desde cuándo huyes de unas buenas tetas? No tendrás más oportunidades ahora que estás casado.

   —Lo siento, pero esa ya no es mi debilidad. Ahora solo hay un par de pechos desnudos que deseo ver hasta mi muerte —respondió manteniéndose de espaldas.

Una respuesta digna de admiración, para la mujer que lo conoció una década en el pasado y que fue la primera que conoció las historias del girasol. Valery resaltó el valor de sus acciones como el final de un sueño que todos anhelaron en algún momento, porque incluso en medio del apocalipsis, no dejó de pensar y respetar a su esposa. Se conmovió y aprovechó para disculparse por faltar a su boda debido a la emergencia laboral que exigió su presencia.

PROYECTO APOCALIPSIS ©Where stories live. Discover now