PROYECTO APOCALIPSIS ©

CAPÍTULO XXXV

LA ÚLTIMA JUGADA

A través del tiempo, los humanos fueron cuestionando las razones por la cuales tenían cuerpos tan frágiles; por qué una hoja de papel lograba herirlos o por qué necesitaban del agua y los alimentos para seguir viviendo. Querían saberlo todo y conquistarlo todo, sin excepción, logrando su objetivo la mayor parte del tiempo. Por ello, cuando tuvieron el conocimiento y la oportunidad de experimentar, lo hicieron buscando el nacimiento del "superhumano" entre sus descendientes. Aquellos seres capaces de adaptarse a las adversidades y sobrevivir al caos.

Entonces, luego de dar vida a los purgadores que eliminaron a los reyes de la Tierra prehistórica, se hundió en el aburrimiento. Pensó en un ser capaz de oponerse a su poder, ya que, ni siquiera, sus propios hijos representaron una amenaza. Aquí se le ocurrió dar vida a una especie "a su imagen y semejanza". Creyó estar en lo correcto, pero al formar a los primeros hombres del barro en medio del Edén, se atrevió a ver el futuro de su proyecto y tembló.

Nadie supo lo que vio, pero se emocionó porque encontró un verdadero reto. Obviamente, como toda divinidad orgullosa de su poder, no aceptó su miedo y con excusas, les entregó esa fragilidad en sus cuerpos para hacer de su historia un espectáculo más entretenido. En consecuencia, tras algunos siglos, llegó su tan ansiado desenlace, con fallas que no estaba dispuesto a perdonar. Los humanos rompieron las reglas teniendo el apoyo de aquellos que se rebelaron contra él y para esa tarde del 28 de agosto del año 2026, el acto final del Proyecto Apocalipsis ya no tuvo un retorno.

   —¿A dónde fuiste? —preguntó la florista—. Desapareciste en medio del ataque y mientras te buscaba encontré a la bebé llorando en un armario.

   —¿Cómo llegaste a ese jardín? —cuestionó Maryana.

   —La hermana de Tatiana me llevó hasta ahí —observó un girasol marchitándose—. Dijo que ese hombre amable era el padre de la niña.

El falso profeta se intrigó por la inocencia que aún conservaba. Su cabello corto resaltó la madurez y belleza de una mujer adulta, sin embargo, ¿cuál fue la razón por la que Cosmos le cortó el cabello? No se le ocurrió una respuesta y recurrió a su baraja de adivinación para predecir el futuro más cercano.

   —¿Puedes caminar por tu cuenta? Te ves muy débil.

   —Aunque siento que mi vitalidad se consume, creo que estaré bien —respondió Daniela y luego de separarse, sostuvo su pecho—. Es solo que, por alguna razón, mi corazón no deja de latir con angustia, porque alguien en esa dirección sufre demasiado.

Pronto, los misterios sobre ella serían resueltos y las razones por las que sobrevivió tanto tiempo sin un rasguño tendrían sentido justo después de que el profeta eligiera la primera carta. Al girarla recibió con felicidad otro hecho imprevisto por los profetas de la biblia, la imagen era la del Joker.

   —Dani, ¿sabes cuál es la habilidad más peligrosa de un mago? —dijo escogiendo una segunda carta—. Es la manipulación por hipnosis.

Esta vez salió la carta del escudero del Sol, teniendo relación a lo que sucedía en el campo de entrenamiento. Con la aparición del Joker, como la última pieza enemiga del tablero, los humanos experimentaron una clara desventaja. Ausente por un año, desapareció justo después de la primera derrota de los jinetes, siendo Daniela con quien tuvo su última interacción y regresó sigilosa en medio de la guerra. Con su capucha oscura y su característica máscara de payaso representó un inminente peligro que no tardó en notarse, luego de que atacara con agujas dardo a los soldados japonés.

Perdieron su voluntad convirtiéndose en títeres que atacaron a su líder y lo hicieron retroceder manteniéndose a la defensiva. Por su parte, Lizzy cambió su arma y disparó contra el Joker, logrando a duras penas quitarle la máscara. Fue así como su identidad impactó a alguien en específico; ella no solo era el tercer oficial, también era aquella mujer de piel clara, y figura esbelta que Danna dejó un año atrás en Colombia. El Joker resultó ser su mejor amiga, Nerak. La misma que al verla caer de rodillas, se acercó para sostenerla del mentón y saludarla con un beso en los labios.