CAPÍTULO XXXIX

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El sonido de unos cascabeles lo despertó debajo de un árbol

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El sonido de unos cascabeles lo despertó debajo de un árbol. Era un día soleado y una pequeña cabra de color blanco estaba a sus pies mordiendo sus zapatos; ella tenía un collar rojo del cual colgaban los cascabeles que lo despertaron. Se sorprendió al observar sus manos totalmente limpias y no tenía idea de cómo llegó a ese inmenso lugar, pero se sintió en paz. No había más ruido que el causado por el viento y por una niña de sombrero ancho que se aproximó en su dirección gritando el nombre de la cabra.

   —¡Hiciste trampa, Haru! Corriste cuando me caí en el lodo —dijo al llegar con su gran sombrero de copa que ocultaba su rostro—. Perdona a Haru por despertarte, pero mamá está cerca y debes estar atento cuando la veas llegar.

Giró hacia él y pudo conocerla. Sus ojos eran cafés y sus mejillas estaban rojas por correr hasta allí. Su rostro asemejaba al de una muñequita de gestos adorables, se veía feliz jugando con su pequeña amiga de cuatro patas. También vestía un overol azul y unas pequeñas botas sucias por la caída que mencionó previamente.

   —¿Dónde está tu mamá? —preguntó Scott.

   —Al pie del arcoíris —respondió señalando el horizonte—. Siguiendo el sendero de las estrellas.

Estaban frente a un pequeño lago, en medio de un campo de hierba verde, con montañas en la dirección señalada. Además, una cabaña que expulsaba humo por la chimenea y afectivamente, también estaba el arcoíris.

   —Me pregunto si mamá llegará antes del anochecer. Ella suele perderse con facilidad porque es muy distraída —dijo con su tierna voz mientras abrazaba a su pequeña cabra.

   —Si tienes miedo de que eso pase, ¿No sería más conveniente ir hacia ella?

   —No. Claro que no. Dejemos que mamá nos encuentre en esta ocasión.

Para Scott aquella niña aún era una desconocida, por lo que prosiguió a preguntarle su nombre.

   —¿Eh? —se quitó el sombrero y el aire meció su largo cabello castaño—. Mi nombre es Zoe Inoue. ¡Zoe Inoue y tengo cinco años, papá! —repitió.

De repente, algunas escenas ocurridas durante el Apocalipsis aparecieron al escuchar su nombre. Le dolió la cabeza y su visión se vio distorsionada por algunos segundos, logrando percibir el campo de entrenamiento y a los muertos en medio de la noche, pero al sentir el beso de Zoe sobre su frente regresó de nuevo con la niña del overol que estaba preocupada por las reacciones de dolor que tuvo de repente.

   —¿Me puedes decir dónde estamos?

   —Aquí nos vimos por primera vez, ¿no lo recuerdas? —se convirtió en una adolescente—. Es el mundo de tus sueños donde todo es posible. Aquí empezó todo y aquí terminará todo.

Acto seguido, se acercó a él para limpiar con delicadeza una lágrima que cayó por el lado izquierdo de su rostro. Después prosiguió a sentarse a su derecha, apoyando su rostro sobre el hombro de su padre.

PROYECTO APOCALIPSIS ©Where stories live. Discover now