CAPÍTULO XXIX

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LA ORDEN

El tarareo de una canción se escuchó desde la habitación de la pequeña Zoe y cuando su madre ingresó, se encontró a Keith jugando con ella. No fue una sorpresa, porque desde que nació casi nunca estuvo lejos, siempre le cantó y recitó los escritos que hizo su hermano mientras vivió en casa de sus padres. Sobre todo, le dio entonación y ritmo a una canción de cuna que compuso una tarde después de trabajar horas en su computadora. La misma que Tatiana reconoció y que pidió cantara para ayudar a descansar a su bebé luego de darle su leche.

"Eres tú, eres tú.

La niña dulce de papá.

Eres su ángel, también su luz.

Tú eres Zoe, como la diosa,

Radiante, hermosa

¡La más preciosa!"


Eres tú, eres tú.

La niña tierna de mamá.

Eres un sueño, a veces cruz.

Tú eres Zoe, de hermosa luz

Al terminar, Zoe se encontró dormida y sosteniendo una bella sonrisa. Acto seguido, Tatiana se acomodó sobre la cama y sintiendo la nostalgia, confesó que un mes antes de su matrimonio, Scott ya le susurraba esa canción a su vientre. Quizá lo hizo por instinto, pero le resultó increíble ver la conexión padre e hija que poseían desde el principio. Le comentó sobre cómo iba a confesar que sería papá, quería que todos estuvieran en la fiesta de la playa, para que todos sus amigos lo supieran también. Porque aquel hechizo que repitió por años, al final si tuvo la magia de darle lo que siempre quiso.

De pronto, se detuvo al escuchar el sollozar de su cuñada. Su corazón sensible sucumbió a los recuerdos de su familia y a todo aquello que perdió en un año. Tatiana se acercó y la dejó desahogarse entre sus brazos, la sostuvo y le dio esperanza sobre aquellos rumores que involucraron a su hermano. Le pidió confiar, porque lo que escuchó de Brisa no lo sintió tan convincente. Estas deducciones fueron escuchadas por el oficial cambiante que vivía en la misma casa con el rostro de Brisa e intervino en su charla para consultar por el paradero de Erik y otros miembros de la comunidad.

   —No los he visto desde el almuerzo, pero estoy segura de que no se perderían esta cena.

   —Deben estar en el campo de entrenamiento —respondió Tatiana.

   —¿Campo de entrenamiento? —repitió la impostora.

De inmediato, Keith desvió la atención de la pregunta, y abrazó a su cuñada con gestos que le recordaron que esa información era confidencial.

   —Se refiere al campo de caza. Quizá no la sabes, pero cada tres meses se realiza la cacería en el bosque principal —la llevó fuera de la habitación—. Recuerda que hoy se necesitaría mucha carne.

Fingió comerse el cuento y no tardó en informar a Violet aprovechando la reunión donde se presentó la oficial que ingresó gracias a sus falsos rumores sobre Sunshine. Su nombre era Maryhori, una jovencita de baja estatura y cabello sedoso que, apoyada en su apariencia tímida, se infiltró para entregar el mensaje del jinete de la guerra. Ella esperó en una esquina mientras Violet leía el mensaje y los oficiales discutían sobre las reuniones secretas que realizaron los miembros de la comunidad.

PROYECTO APOCALIPSIS ©Where stories live. Discover now