CAPÍTULO XXV

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EL REENCUENTRO

Los jinetes hicieron su movimiento en el tablero y llevaron al límite al 90% de la población humana en solo dos días. Las virtudes se aproximaron cerca de la media noche, con la llegada de la hermana de Sunshine a la ciudad Casma, pero debido a las horas de tardanza, Carlos sugirió seguir recto hacia la zona segura. Argumentó que White volvería a encontrarlos, sin embargo, Claudia apoyó llegar al punto de encuentro y verificar si aún los esperaban en la que extrañamente parecía una ciudad sin zombis.

   —Sigue hasta llegar a la plaza. Debe estar en algún edificio cerca del mercado —indicó Brisa y prosiguió con caricias sobre el cabello de la hermana de Laurie—. No temas, cuando encontremos a mi hermano ¡Estoy segura de que cuidará nosotras!

Al escucharla, Zoey recuperó algo de confianza.

   —¿Es cierto? ¿No dejará que los monstruos nos coman?

El nombre de la niña le recordó el más grande deseo de su hermano. Aquel sueño que profesó deseando ser el padre de una niña a la cual nombraría Zoe. Lo que inevitablemente la llevó a imaginar una realidad sin el apocalipsis, donde si hubiera concretado tener la familia feliz que siempre quiso. Asimismo, Junelly despertó después de un largo viaje inconsciente y respaldó la imaginación de Brisa, mencionando que todos esperaban la llegada de la niña más planeada de sus vidas.

   —¡Ah! Qué envidia me da, ¿Por qué no me dejó ser la madre de su hija? —dijo Anel sin percatarse que pensó en voz alta.

Momento que fue aprovechado por Claudia, para desahogar sus emociones.

   —Solo una loca desearía ser la madre de su hija, ¿Cómo viviría tranquila con la idea de que siempre estará rodeada de mujeres?

   —Tu comentario solo refleja lo poco que lo conoces —dijo Brisa.

   —Quizá tienes razón, porque nunca entendí si le gusté lo suficiente o era igual con todas sus amigas —sonrió y vio por la ventana—. Sin embargo, ahora que las conozco... quizá sí me equivoqué a juzgarlo.

De pronto, Carlos frenó alertado por un zombi que venía en su encuentro e indicó a las chicas prepararse por si se aproximaba una horda. Brisa se extrañó por el desplazamiento del zombi y se fijó detenidamente hasta identificarlo como el mejor amigo de su hermano, que realmente se movió en esas condiciones por una herida en la parte inferir de su pierna derecha. Fue así que, esperanzada en su reencuentro, corrió para preguntar sobre la ubicación de su hermano, no obstante, Brayhan no se detuvo a saludarla y siguió por un pasaje secundario.

   —Espera, ¿No me reconoces? Soy Brisa.

   —Lo sé, pero es peligroso detenerse —señaló a una gran cantidad de zombis que se aproximaban—. Mejor vamos a donde espera tu hermano.

Desde el vehículo, la vieron seguir al hombre y a lo lejos, algunos perros zombis se aproximaban. Carlos no quiso quedarse a esperar que lo atacara y quiso huir, pero Claudia lo detuvo, porque querían ir detrás de Brisa.

   —¿Por qué quieren irse? ¿No le temen a la muerte?

   —Vinimos para encontrar a alguien —dijo Junelly—. Puedes irte después de que bajemos de la camioneta.

En ese momento, un gato lleno de heridas subió sobre el capó y ocasionó incertidumbre. Observó un momento a través de la luna y finalmente, su rostro se dividió en cuatro partes como los pétalos de una flor y prosiguió disparando su legua como una lanza que atravesó el vidrio con la intención de asesinar a Claudia. Por poco logró esquivarlo, pero en la parte trasera de la camioneta no tuvieron la misma suerte. Esteban terminó con el cráneo atravesado y Gema, al saltar para escapar, fue herida en el estómago. Anel la ayudó a levantarse y apoyándola en sus hombros intentaron alejarse del peligro.

PROYECTO APOCALIPSIS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora