CAPÍTULO XXXII

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VERDADERA IDENTIDAD

Esta vez de sur a norte, el grupo se alejó del Balneario rumbo a Chimbote con la bestia pisando sus talones. Los guerreros cuerpo a cuerpo resultaron inútiles y las flechas de los tiradores se agotaban rápidamente. Resistieron hasta el peaje y se detuvieron bruscamente al no poder seguir por culpa de un bloqueo en la carretera. La bestia los asechó al tenerlos atrapados y con una obvia desventaja, Sunshine se levantó para sostener su arma y bajar del bus apoyada en Moonlight.

   —¿Qué crees que harás con el cuerpo en ese estado? —cuestionó su hermana.

   —No te preocupes. Estoy seguro de que no moriré aquí.

Su compañera tenía un mejor dominio sobre su virtud y creyó que si estaba cerca de ella en una situación peligrosa, él también activaría su poder. Los dos se presentaron frente a la bestia para proteger a sus amigos, cuando vieron a Danna colocarse junto a ellos.

   —¿Qué haces aquí? —dijo Sunshine—. Vuelve al bus y no te expongas al peligro.

   —Ya deja de ser un maldito egoísta. Que actúes como si te importara no me deja odiarte como quisiera —caminó frente a él y lo tomó de la camiseta—, pero eso no te importa ¿Verdad?

   —Hola. No quisiera interrumpir esta escena incómoda, pero les recuerdo que tenemos a un gato mutante de siete cabezas con muchas ganas de que seamos el desayuno.

Danna observó a la bestia del mar y apretó más fuerte la prenda de Sunshine.

   —Quizá muera en unas horas, pero no lo haré sin hacer esto... —lo besó—. Tal vez el pecado que cometí en otra vida fue tan grande que debo ser castigada con tu rechazo.

Moonlight quedó conmovida por su pasión y empezó a cuestionarse el valor de aquella mujer que su amigo eligió para su esposa. La vio alejarse con un bastón de madera como arma, y antes de seguirla, golpeó el hombro de Sunshine sintiendo compasión.

   —Ya no sé si naciste afortunado o desafortunado, ¿A cuántos girasoles has enamorado gracias a tu estrella, hijo del Sol?

Se adelantaron a la batalla, dejándolo con el impacto del beso y de aquella pregunta que lo llevó a recordar lo que pasó después de que Claudia se marchara. Cuando se quedó dormido, sintió a alguien subiendo sobre él y cuando abrió los ojos descubrió a Danna. Semidesnuda y amenazando su garganta con la katana. Revelando su verdadera intención para viajar desde su país hasta una boda que quiso impedir asesinando al novio. Sin embargo, no pudo hacerlo y cuando llovieron los meteoritos decidió acompañarlo teniendo la seguridad de que el Apocalipsis acabaría con la vida de Tatiana y ella sería la siguiente escogida.

   —Lo intenté muchas veces, pero nunca me tocaste —reclamó con rencor—. No puedes negar que me deseas, pero te aferras a esa mujer como si no supieras que te equivocaste.

Danna presionó el arma cortándolo levemente y prosiguió a usar su otra mano para tomarlo del rostro. Besó sus mejillas muchas veces hasta llegar a su oído.

   —Creí que me elegirías, pero no fue así. Un día, simplemente anunciaste tu maldita relación y como si fuera poco, te atreviste a enviarme una invitación a tu boda —besó sus labios y sus lágrimas se desbordaron—. Dime, Sunshine, ¿quién vio tu luz cuando todo en ti era tinieblas?

Su hermana escuchó detrás de la puerta, pero su curiosidad fue más fuerte y no intervino. La colombiana aprovechó la situación para reclamarle todo lo que guardó por años y volvió a culparlo por una posible mala elección al determinar a su esposa. Argumentó que su miedo por seguir esperando un girasol perfecto lo llevó a casarse con lo más cercano que pudo hallar en ese momento. Sin embargo, esta acusación generó una reacción en Sunshine, que sujetando la hoja del arma con las manos desnudas pudo empujarla y voltear la situación.

PROYECTO APOCALIPSIS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora