Capitulo LXIX

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[Klazu: nunca creí que llegaría a 69 capítulos...] 

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En la cuerda floja



Por suerte o por simple broma oscura del destino, que era lo mas probable, el hospital era el mismo en donde estaban los hermanos de Mikey. Takemichi había subido a la motocicleta de Kazutora que fue el que le siguió en rapidez y ahora ambos, que fueron los primeros en llegar, se encontraban en el suelo cerca de la puerta de emergencia que, como si fuera otra burlona, no dejaba su color rojo que decía que estaban en pleno procedimiento.


A los pocos Minutos los que estuvieron más presentes en la escena de Stella estaban ahí, Izana había ido en la motocicleta de Baji aun a regañadientes de éste. Cuando llego pudo ver a Kakucho que se acercaba a Takemichi. Sin esperar más Izana corrió donde el pelinegro que se sorprendió al ver como Izana saltaba sobre el para abrazarle



—¿I-Izana?


—Dios, estas bien, estas bien...—Izana tenia su rostro apegado directo en el pecho de Kakucho, ahora no le importaba lo que los otros pudieran decir— Lo siento, lo siento tanto..


—Esta bien, me sacaron la bala rápidamente, al parecer no fue mucho—señalo su hombro que estaba descubierto de la chaqueta, tenia un vendaje bien sujeto— Pero...—el de ojos bicolor puso una mano sobre el de cabellos albinos, su mirada se fijo en la puerta de emergencia—...


—Por favor...por favor no te la lleves— susurro Takemichi con pequeñas lagrimas cayendo de sus ojos mientras que estaba sentado en el piso, a su lado Mikey se sentó lentamente para abrazarle por los hombros— no te lleves a Stella, no ahora... no a terminado...


—Takemicchi...—lentamente el rubio cenizo froto la espalda de su enamorado que se apego al hombro del Sano para poder llorar sin que tuviera que retener las lagrimas— Ten fe, estoy seguro que Stella saldrá de esta


—Por favor...—al frente de la pareja estaba Kazutora que tambien tenia lagrimas en sus ojos y las manos temblando en union a un rezo.  A su lado eh intentando reconfortarlo estaba Chifuyu y Baji— No me la quites...no ahora... le iba a pedir una cita...—trago agriamente— Incluso T-Takemicchi me había dejado...


—Tora...—Baji miraba preocupado a su amigo, los ojos de este no dejaban de llorar y el rojo, al igual que los ojos de Takemichi, se estaba haciendo aun más intenso

Reescribamos el FuturoWhere stories live. Discover now