Capítulo 40 (FINAL)

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Ayker Evans

Los días de noviazgo con Diego se pasaban rápidos, cada día era una aventura diferente y podría asegurar que más divertida que la anterior. Muchas veces me iba a la cama deseando despertar ya en la mañana siguiente y ver que tanto nos tenía preparado el día.

Sin embargo, llegó ese día.

El día de la cena.

El día que lo podía poner todo al revés si así lo deseaba.

—¿Estás...? —la voz de Diego quedó en el aire cuando entró en la habitación para comprobar si ya me había vestido o si me faltaba mucho—. Joder, cada día tu belleza me sorprende más. Se supone que el guapo en la relación iba a ser yo.

Sabía que estaba bromeando, claro, porque era obvio que el guapo de la relación ya era él.

No es que yo no tuviera belleza, si que la tenía, es que él tenía más y no se molestaba en mostrar lo contrario.

—Te ves guapísimo —señalé, aunque no era una sorpresa que a Diego los trajes le sentasen de puta maravilla—. ¿No quieres que mejor nos quedemos en casa y nos arranquemos la ropa en vez de ir a esa cena?

—Claro, de todos modos cenar está sobrevalorado —respondió con diversión—. No, Ayker, sabes que es importante esta cena y si falto me van a matar. Entiendo que tengas nervios, pero solo te voy a presentar como mi pareja, lo único que harán será sonreír y después cenaremos como si nada. No van a juzgar, ni a decir nada raro, no tienes que preocuparte... No te llevaría si no fuera así.

Mi pecho se calentó, un agradable calor se instaló en este solo de oírlo decir esas palabras. Se sentía bien escucharlo decir esas cosas, al menos para alguien como yo que nunca había recibido preocupación por parte de quienes me rodeaban.

—Entonces no hagamos esto más largo —murmuré tomando su mano.

Él me sonrió e hizo un ademán de besarme los labios, pero al ver que los llevaba pintados hizo una mueca y terminó besándome la mejilla. Agradecí el gesto y me pareció tan tierno que no quise decirle que el pintalabios era waterproof.

Salimos de casa y fue él quien condujo esa noche, yo llevaba tacones y no sabía de la dirección, él tenía más experiencia en eso. Si, tenía nervios, pero Diego se había encargado de relajarme de buena manera.

El restaurante no era de esos humildes, no me esperaba menos, y tenían reservado un salón entero. No me sorprendía, eran muchas personas allí dentro y necesitaban espacio y privacidad.

La mano de Diego sujetó con fuerza la mía cuando entramos, las puertas se cerraron en cuanto estuvimos dentro y el primero en levantarse a saludar fue su padre, con una sonrisa de oreja a oreja.

—No me esperaba menos —admitió, viniendo a abrazarnos—. Te dije que me sentiría decepcionado si fuera lo contrario.

—Papá, no friegues con eso ahora —pidió, aclarando su garganta para que nadie se diera cuenta. Una vez que se separó me volvió a mirar—. Familia, os presento a Ayker, mi pareja.

Calíope, que estaba sentada al lado de Nando, chilló de la emoción y aplaudió.

—Un gusto conocerte, he escuchado mucho de ti —murmuró Demian, dándole una mirada cómplice a su amigo antes de dirigirse a mi—. Espero que tu novio te haya mencionado el team D, a veces creo que tiene una obsesión con eso, pero en el caso de que no lo haya hecho... Soy Demian Colón, pero puedes llamarme cuñi si te apetece.

—Ja, ja... Eres tan gracioso, idiota —resopló Diego—. No le hagas caso, es tonto la mayor parte del tiempo.

Reí sin poder evitarlo y seguimos con las presentaciones como si no conociera a los que estaban allí sentados, me cansaba saber quien era Zaid Vélez o su novio Killian Pimentel, a Julienne ya la conocía y no solo de vista o de haber escuchado su nombre, de Nando había escuchado muchas cosas gracias a Calíope, que al parecer estaba más que encantada de que le tocara sentarse a su lado. Aunque se sonrojó cuando Demian le dijo que estaba muy bonita, ella podía decir que lo tenía superado pero esa simple acción fue suficiente para demostrar que ahí todavía quedaba un flechazo

—Bienvenida a la familia, Ayker —susurró Diego cuando nos sentamos, poniéndome una mano en la pierna y dedicándome una sonrisa que iluminaría ciudades enteras.

O al menos que iluminaba mi mundo.

—Gracias por dejarme ser parte de esto —susurré, intentando no flaquear en el intento.

—No, no me agradezcas nada, soy yo el que tiene que agradecerte a ti —volvió a besar mi mejilla con dulzura—. Antes de ti me refugiaba en el sexo porque no me sentía cómodo siendo yo mismo, temía al amor, al compromiso y a las ataduras. Tenía miedo de mostrarme tal cual era y que me rechazaran por eso, así que decidí jugar a las cartas fáciles... ¿Quién rechazaría mi cuerpo? Nadie, porque la gente que busca divertirse es clara y concisa, por lo que me volví así —aclaró su garganta, desviando la mirada para asegurarse de que solo yo estaba escuchándolo—. Tú me enseñaste a ser libre, a qué amar es lo más bonito que hay, que no puedo esperar sentado a que pasen las cosas y que si realmente quiero que pasen tengo que actuar. Te amo por abrirme los ojos, por aceptarme tal y como soy, por enseñarme lo que es el amor y no dejarme con ese concepto ridículo que siempre tenemos.

Entonces tomé su rostro y le hice saber de esa manera que el labial no era un problema: lo besé. Allí, delante de todos ellos, las personas más importantes en su vida.

Me siguió el beso de inmediato, como si estuviera deseando toda la noche haber juntado nuestros labios de esa misma manera. Al separarnos estaba sonriente, más que antes.

Y como si no hubiera pasado nada dio por iniciada la cena, haciéndome sentir mejor que con mi propia familia, me arroparon, se preocuparon por mi y todo con tan solo conocerme de minutos algunos.

Yo tenía que agradecerle por haberme enseñado el significado de familia, porque sin él no me habría dado cuenta de muchas cosas, sin él no sentiría lo que es el cariño y el amor.

Yo le había enseñado a él.

Él me había enseñado a mi.

Habíamos aprendido juntos y eso sólo era el inicio, quedaban tantas cosas por aprender que sólo de pensar en ello me venían las lágrimas a los ojos.

Lo amaba. Amaba como me hacía sentir. Amaba como era en los negocios y amaba como eran sus caricias.

Porque tenía todo lo necesario para ponerme el mundo patas arriba y lo que hizo fue ordenarlo.

|| F I N A L ||

Caricias Negociadasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن