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Veintiun años atrás...

Hoy era mi fiesta de cumpleaños, cumpliría cinco años. Mis padres querían hacerme una gran fiesta, pero yo solo quería verlo a él. Al chico de los rizos de oro.

Hace una semana le pregunté a mis padres si podía invitarlo, pero solo me dijeron que no.

—¿Por qué? —pregunte.

—Porque no, Anastasia, ya harás nuevos amigos.

Aún no entendía por qué no podíamos seguir jugando, siempre estaba sola en la casa gigante. Así la llamaba mamá, pero yo prefería decirle "el castillo" era menos aterrador.

La mayor parte del tiempo me la pasaba en mi torre, era tan alta que los monstruos que decía mi madre que vendrían cuando me portaba mal, no podrían alcanzarme. Aquí estaba segura, nunca me harían daño. Eso decía papá después del cuento de buenas noches.

Ver por la ventana de la torre era muy divertido cuando había muchas personas caminando por los alrededores del castillo, todos se veían tan pequeños, como si fueran hormigas. Las personas entraban y salían con cosas, desde aquí no podía ver que eran, pero eran para mi fiesta de cumpleaños.

—Anastasiaaa. —canturrea mamá a lo lejos—. ¿Dónde está mi hermosa cumpleañera?

Sonrío cuando la veo entrar, siempre me habían dicho que era muy avanzada para mi edad, hablaba muy bien y ¿razonaba? —Sí, creo que esa era la palabra—, también lo hacía muy bien.

—Hola, mami, ¿la gran fiesta esta lista? —me carga, para después ir al baño.

—Está casi lista, papá está haciendo todo para que esté perfecta.

—¿Y rizos de oro? ¿Va a venir? —bajo la mirada, no quería que me dijeran que no de nuevo.

—Mi niña, papá dijo que no y lo sabes.

—Pero no entiendo por qué, él siempre es bueno conmigo. Siempre me está cuidando de los monstruos.

—Lo sé, Ana, y él es muy valiente por eso, pero también es peligroso.

—¿Por qué? Te prometo que él nunca me ha hecho daño, mami.

—Él no, pero su familia es peligrosa, al igual que todas las demás. Sé que la mayor parte del tiempo comprendes todo, pero esto lo entenderás cuando seas grande.

—¿Grande? Pero si ya soy grande.

Se ríe cuando lo digo, ¿Por qué se reía?

—Eso es verdad, mi niña, eres grande y muy valiente por asistir a esta fiesta.

—Odio las fiestas.

—Y yo también, pero para tu próximo cumpleaños haremos lo que tú quieras.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo.

ф

Había muchas personas en el castillo, tenía una torre de regalos a mi lado, pero aun así estaba triste.

No conocía a nadie, había muchos hombres que parecían "los hombres malos" que me había dicho rizos de oro. Nunca me dijo su nombre ahora que lo pensaba, pero siempre sonreía cuando lo llamaba así.

En manos de un mafioso © Libro 1 || [Disponible Físico y E-book en Amazon]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin