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Todo a mi alrededor desapareció en el momento que Alexei poso sus labios sobre los míos, estos eran suaves, cálidos, dulces y encajaban a la perfección con los míos

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Todo a mi alrededor desapareció en el momento que Alexei poso sus labios sobre los míos, estos eran suaves, cálidos, dulces y encajaban a la perfección con los míos. Sus brazos me mantenían en mi lugar, me sentía segura entre su musculatura, de alguna forma me sentía... poderosa.

Separó sus labios de los míos, antes de lo que me hubiera gustado, pero estaba tan ensimismada en lo que sentía que no me di cuenta de lo acelerada que estaba su respiración.

—принцесса... si sigo así el poco autocontrol que tengo se irá a la mierda. — susurra sobre mis labios, y no pude pasar por alto la corriente que me eriza todos los vellos del cuerpo.

—Yo... no debería estar haciendo esto. —digo, recuperando un poco la cordura e intento alejarme, pero le pedía a mi cuerpo y a mi corazón algo que no querían, no me sacaba de la cabeza, que era mi paciente y que esto no estaba bien, aunque se sentía todo lo contrario.

—Klara, ¿Por qué luchas?. —el deseo en sus ojos me ponía las piernas de gelatina, no podía pensar con él cerca.

—No... no lo sé. —intento desprenderme de su agarre pero fallo—. No quiero estar contigo, Alexei. —digo, tratando de convencerme también de eso.

—Eres muy mala, mintiendo, принцесса. —sus labios se dirigen a mi cuello y sabía, que apenas me tocara, perdería la poca compostura que me quedaba.

—¡No! —lo empujo tomándolo desprevenido—. ¡No me digas princesa! ¡No lo soy! —cada vez que me decía así, algo se removía en mi interior, me hacía sentir una niña de nuevo.

—Tienes razón, no lo eres. —intenta acercarse de nuevo, pero lo detengo—. Eres una reina, Alina Klara, mi reina. —todas mis barreras se tambalean al ver la devoción y sinceridad en su mirada, prueba acercarse de nuevo y no lo detengo cuando me rodea la cintura con sus brazos. Nuestros pechos se rozaban y tenía el rostro elevado para poder mirarlo, lo que nos dejaba una separación de escasos milímetros.

—No sé lo que estoy haciendo, Alexei. —susurro—. No quiero estar cerca de ti, no quiero nada contigo. Pero tampoco quiero alejarme. —la sinceridad se filtraba a través de mis palabras, pero todo en mi interior era un desastre.

—Podría prometer que no te detendría si quisieras irte, pero sería mentira, a menos que de verdad lo quisieras, fuera de eso... —jala de mis caderas hasta presionarme contra algo que empujaba contra mi pelvis—, nunca te dejaré ir, te tendré hasta que sientas el calor de mi infierno, hasta que ardas en él junto a mí. —sus palabras, más que ser un hecho, eran una promesa. Una sensación se aglomeró en mi vientre que continuo hasta humedecer mis bragas.

Unió nuestros labios en un beso lleno de desesperación y deseo, sus palabras se repitieron como un susurro en mi cabeza y por más que deseara negarlo, cada fibra de mi cuerpo anhelaba que cumpliera esa promesa.

En manos de un mafioso © Libro 1 || [Disponible Físico y E-book en Amazon]Where stories live. Discover now