Extra: Tú y yo al atardecer en una isla

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Podía ver el laberinto desde la ventana de mi torre, era un amanecer hermoso, el más bello que había visto, quizás tenía que ver con el hecho de que hoy me convertiría en la esposa de Alexei Voronin

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Podía ver el laberinto desde la ventana de mi torre, era un amanecer hermoso, el más bello que había visto, quizás tenía que ver con el hecho de que hoy me convertiría en la esposa de Alexei Voronin.

Decidimos hacer nuestra boda aquí, ya que fue donde nos vimos por segunda vez y fue donde tuvimos nuestro primer beso, habían arreglado la casa y los jardines después del ataque, pero no había puesto un pie aquí hasta ahora.

Organizamos todo en menos de un mes, ambos queríamos algo pequeño y sencillo, pero como la reina de la mafia no podía darme ese lujo, todos tenían que ser testigos de nuestra unión, ya que ahora la reina tendría a su rey.

Todo estaba listo y perfecto para el día de hoy, mi pasado había sido quemado junto al cuerpo de Lucas, mis pesadillas ya no eran tan frecuentes y las cicatrices de mi espalda y mi pecho ya no me molestaban, estaba orgullosa de quien me había convertido, me había creado un nombre en el hospital y poco a poco iba ganando más reconocimiento.

Estar en mi vieja habitación me había traído recuerdos, mis escapadas de niña, las cuales varias incluían ver a Alexei, mis cuentos de buenas noches y.... los abrazos de mi madre, recordarla lo hacía todo más doloroso porque ahora era consciente de la gran persona a la que había perdido, ninguno de nosotros era perfecto, pero ella era la madre perfecta. Las palabras que me dijo antes de morir en ocasiones aparecían en mis sueños, Alexei siempre me despertaba antes de poder llorar y gritar, la extrañaba y daría lo que fuera porque estuviera aquí conmigo.

Pero ella y mi hermano estaban bien, ese era mi único consuelo.

Me alejo de la ventana y me siento en la cama, Alexei se había negado rotundamente a dejarme dormir sola, amenazo a mi padre con un arma cuando intento alejarlo de mi ayer por la noche y la única razón por la que no había matado a todos en esta casa fue porque le asegure que me escaparía de mi habitación y me iría a la suya, no podía dormir sin él y a él le preocupaban que mis pesadillas quisieran aprovecharse de que él no estaba, escaparme había sido más sencillo de lo que había pensado la verdad.

Me había dejado sin palabras cuando entre a su habitación, se encontraba bajo la luz de la luna, lo que lo hacía parecer un ángel y un demonio, no tenía dudas de que era ambas cosas.

—Creí que no vendrías. —dijo, sin voltearse a verme.

—Dije que vendría. —llegue hasta balcón y lo abrace por la cintura—. Y no puedo dormir si no estás conmigo.

—Cuando estás en el trabajo no duermo. —entrelaza nuestros dedos haciendo relucir mi anillo de compromiso bajo la luz de la luna.

—¿Por qué?

—Me da miedo que puedas correr peligro y yo no pueda ayudarte, no quiero sentirme impotente de nuevo, no cuando se trata de tu seguridad.

—Estoy segura de que la próxima vez que corra peligro estarás ahí para protegerme. —dije, poniéndome frente a él—. Estoy bien, mejor que bien.

En manos de un mafioso © Libro 1 || [Disponible Físico y E-book en Amazon]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon