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Hacia un par de horas había sucedido la cuestión con Alexei, me reprendía mentalmente por haberlo dejado meterse entre mis piernas, me dejé llevar por la tensión que había entre nosotros, pero desde ahora tenía que mantener la cabeza fría y las ho...

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Hacia un par de horas había sucedido la cuestión con Alexei, me reprendía mentalmente por haberlo dejado meterse entre mis piernas, me dejé llevar por la tensión que había entre nosotros, pero desde ahora tenía que mantener la cabeza fría y las hormonas a raya. Alexei Voronin era un idiota y jamás me acostaría con él... pero antes tenía que vengarme por lo que me había hecho, dejarme sola en el bosque y en la punta del iceberg, no, podía asegurarles que la caída no había sido nada placentera.

Cuando llegue del bosque todos se encontraban cenando, así que con una escusa bastante creíble subí a mi habitación, desde entonces llevaba dándole vueltas en como sería la manera perfecta de llevar a cabo mi venganza, podía colarme en su habitación y simplemente excitarlo hasta que me rogara estar dentro de mí, pero eso sería muy aburrido, yo quería regodearme en su dolor de no poder tenerme para liberarse.

Hace unos años unas compañeras de la universidad me invitaron a un club a divertirme con ellas, en el momento que entre no me sentía cómoda, la música me aturdía y pensaba que en cualquier momento sería asfixiada por el montón de personas a mi alrededor, pero lo que si llamo mi atención fueron las mujeres que bailan en jaulas que colgaban del techo, sus movimientos eran embelesadores y tenían a barios hombres de la zona VIP hipnotizados.

Me seguía preguntando como se sentiría bailar algo tan erótico, tener el poder en cada movimiento de tu cuerpo y usarlo para torturar a todo aquel que te viera y que deseara tocarte como si fueras su oxígeno. Yo quería ese tipo de poder y lo averiguaría muy pronto si todo salía como lo tenía planeado.

No tenía nada similar a lo que esas mujeres utilizaban en el club, pero si ropa interior fina de encaje y el más provocativo que tenía era negro. Me dirijo al baño a darme una ducha y apaciguar los nervios que comenzaba a sentir, podía tomar el camino fácil, pero yo quería que Alexei Voronin me rogara, yo quería tenerlo a mis pies.

Humecto mi piel con crema hidratante después de la ducha y me coloco la lencería, al admirar mi aspecto en el espejo cuerpo completo quedo satisfecha, mis curvas eran pequeñas, pero pronunciadas, mi cabello aunque era corto le daba un toque inocente a mi rostro, era perfecto, Alexei ya había dejado claro su deseo por mí y esa era un arma de doble filo para él. Calzo unos tacones negros que le daban un aspecto seductor a todo el conjunto, ya estaba lista, solo quedaba buscar a la presa.

Me pongo una bata de seda para salir de la habitación, no había dado ni dos pasos cuando una voz a mi espalda me detiene.

—¿Señorita Klara a donde se dirige? —ya había escuchado antes esa voz.

—¿Harry? —digo, dándome la vuelta.

—Un gusto encontrarnos de nuevo, señorita Klara.

—Por favor, dime, Alina, ¿si?

—Lo siento, pero como me escuchen llamándola por su nombre me quitaran la cabeza.

—Ah. —olvidaba donde me encontraba.

En manos de un mafioso © Libro 1 || [Disponible Físico y E-book en Amazon]Where stories live. Discover now