Extra: La reina de la mafia

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El tiempo en este mundo era increíblemente corto, en especial cuando estás en constante riesgo, no bastaba si tenías toda la vida para aprender todos los movimientos de tus enemigos, estos siempre encontraban la manera de sorprenderte

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El tiempo en este mundo era increíblemente corto, en especial cuando estás en constante riesgo, no bastaba si tenías toda la vida para aprender todos los movimientos de tus enemigos, estos siempre encontraban la manera de sorprenderte.

Klara, llevaba un poco más de seis meses dirigiendo la mafia y aunque yo estaba a su lado como su igual, ella como la reina y legitima heredera tenía más poder que yo a la hora de dar una orden, podía negárselo a todo el mundo, pero yo sabía que disfrutaba ese poder y era de una buena manera, no era como si se estuviera en una tirana o algo por el estilo.

Como reina de la mafia, tenía que conocer a todos sus súbditos, unos eran dóciles y respetuosos a la hora de hablar con ella, pero otros... bueno tenían una cirugía plástica gratis.

Personas de todo el mundo venían a verla tras haberse hecho un nombre en el mundo de la medicina, era reconocida tanto en el mundo legal como en el ilícito. Aún no había abierto su centro médico para las personas que no podían costear una operación, así que había comprado el hospital donde trabajaba, aún no se lo había dicho porque quería sorprenderla.

Este era su sueño y yo quería ayudarla hacerlo realidad, hoy después de reunirnos con uno de nuestros súbditos iríamos a cenar y le entregaría el contrato donde se mostraba que el hospital era de ella, no nuestro, sino de ella.

Dormía plácidamente en mi regazo, acababa de terminar un turno y eran la siete de la mañana, le había pedido que fuéramos a casa y después iríamos a la reunión, pero como la terca que era decidió no hacerme caso, nunca lo hacía, era tanto frustrante como excitante.

La reunión seria en uno de nuestros clubs, La Rusa, era el más popular y el más seguro. Antes de salir del hospital Klara se había cambiado por un vestido rojo sangre que le quedaba jodidamente bien, unos tacones negros que me provocaban follarla mientras los presionaba en mi trasero cada vez que la embestía y tenía los labios rojos, tenía varias ideas para usar esa boquita más tarde.

El club estaba a una media hora del hospital, lo que le daba tiempo para descansar, lo único bueno que sacaba de los turnos hasta tarde era que podía dormir sin interrupciones, las pesadillas se habían ido casi del todo, pero cuando había tormentas siempre regresaban, procuraba estar con ella sin falta cada vez que dormía para protegerla de esos demonios que la acechaban.

Nuestro matrimonio tenía altos y bajos como todos, podíamos pasar el día molestos con el otro, pero al llegar la hora de dormir nos reconciliábamos, debía decir que esa era mi parte favorita, aunque cuando sabía que se iría por dos días siempre la buscaba para arreglar las cosas, no me gustaba que se fuera y que las cosas estuvieran mal, me daba una mala sensación y sabía qué pasaría cada minuto separado de ella en completa agonía.

En más de una ocasión habíamos tocado el tema de los hijos y ambos habíamos llegado al punto de que no estábamos listos, queríamos disfrutar de nuestra vida de casados y estabilizar bien el trabajo en el hospital y en la mafia. Sonreía cada vez que la imagen de una pequeña Klara se encontraba en mis brazos, quería ver sus ojos marrones en una pequeña copia de ella, aunque aseguraba que sacarían mi cabello. Quería todo con Klara y ser padre era una de esas cosas.

En manos de un mafioso © Libro 1 || [Disponible Físico y E-book en Amazon]Where stories live. Discover now