Capítulo 5

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Una semana después

Hazal

Daxen estaba durmiendo con su hermana en la misma cama que ella. La vez pasada, cuando entré, estaba tan concentrada en él, que pasé desapercibido la habitación. Luego, ese mismo día, me hicieron un recorrido por la vivienda dejándome completamente absorta. Supuestamente la casa la armó con su mujer, de la cual aún no saben nada porque algo pasó y luego se fue, dejando a sus hijos atrás. La hermana de Serkan, Chanel, dice que es normal en ella y que en cualquier momento regresará. Yo solo asiento con mi cabeza por muy en desacuerdo que esté.

En cuanto a Aiden, no hay mucho que decir de él , el que Chanel esté aquí me favorece un montón. Yo me encargo de darle la fórmula, cambiarlo de ropa y hacerlo dormir. La parte asquerosa, el cambio de pañales, se encarga su tía. No le tomó mucho deducir que me da asco hacerlo. Solo se rió y me dijo que me encargara del resto, que ella gustosa haría aquello.

<<Guacala>>

Bueno, todos fuimos Aiden alguna vez.

Me siento en una de las sillas del patio trasero. Me duelen las piernas. Es muy probable que tenga que volver a salir a caminar. Ante la posibilidad de tener problemas a futuro, se me forma un nudo en la garganta. Coloco mi lengua en mi paladar y miro hacia arriba. Escuché en Greys Anatomy que hacer eso, evita que llores, y llorar es lo que menos necesito en este momento.

Él día está frío y nublado. Extraño tendiendo en cuenta que estamos en pleno verano. Miro un punto fijo, y el recuerdo de mis padres, que nada tienen que ver en la situación, regresan a mi mente.

—Sentada ahí todo el día no lograrás nada—protesta.

Y sin embargo, yo sigo escribiendo.

Debes hacer algo productivo, ¿realmente crees que con eso ganarás algo? Deja tu pasatiempo, busca algo bueno. Así nunca llegarás a ningún lado. Estudia para preceptora, maestra jardinera o de primaria.

Me doy vuelta.

—No estoy en este mundo para cumplir tus sueños, solo los míos, y permíteme decirte que están lejos de eso—respondo ya cansada de tener siempre las mismas palabras—. Escribir no es un pasatiempo, al menos no lo es para mí. Si tanto te molesta que sea el polo opuesto a ti. Que no me calle jamás, que luche por lo que quiero, que sepa que es lo que quiero, y tú me dices que soy una pendeja caprichosa. Hubieras pensado mejor el hecho de tenerme.

¡Desagradecida de mierda!—intenta abofeterame pero la freno con mi mano—. Súeltame.

No voy a permitir que me sigas pegado, estoy harta de eso—la suelto con desdén, me doy vuelta para seguir con lo mío y ella me jala del cabello. Caigo hacia atrás por incercia y me levanto con un dolor en mi espalda.

Gran error.

Cuando me recompongo, me doy cuenta que es mi padre el que ahora tengo al frente. Me estampa contra la pared y me pega un manotazo en mi mejilla sin yo poder accionar a tiempo. Rodea mi cuello con su mano y me aprieta apenas.

¡A tu madre la respetas!—escupe—¡¿Está claro?! ¡Aunque te traten mal, tú siempre debes tratar bien!

Enchino mis ojos. Puedo respirar, su agarre no es bruto, pero por como están sus dedos, puedo apostar que me quedarán marcas.

Me suelta y es mi madre el remplazo.

No llores. No llores.

Aunque tengas cincuenta, te seguiré pegando—masculla.

Hazal ✅ (# 1)Where stories live. Discover now