Capítulo 21

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Hazal



Pues al final Chanel me prestó ropa, muy buen gusto al parecer.

Acabé duchándome de verdad, y una vez lista, me vestí.

Cuando bajé, me encontré a los niños jugando con su padre en el patio trasero.

—¡Que bueno que apareces!—exclama la hermana de Serkan llamando mi atención.

Me doy vuelta en el momento justo dónde me extiende a un Aiden llorando a mares.

—Sigue llorando.

—Ya veo —los sostengo—. ¿Lo cambiaste?

Porque, de otra manera, yo no lo tengo.

—Sí, y le di su biberón, pero no lo toma, no ha dejado de llorar y...

Poco a poco el niño va callando.

—Tráemelo—digo al ver su expresión cansada.

Ella se da la vuelta y vuelve a la casa. Yo me siento bajo la sombrilla, y veo al niño en mis brazos, los ojos idénticos a los de su padre.

—¿Y a ti qué te pasa? ¿Te parece bien hacerla estresar a tu tía? Pobre mujer.

Él bosteza y cualquiera aquí diría “Que tierno ” sin embargo, lo único que digo yo es:

—Que ganas de ser un bebé y no hacer nada.

—Aquí está—me lo extiende.

Me fijo si está bien de temperatura y luego se lo doy.

—No es justo —bufa frente a mí —. Contigo sí que come.

Yo rio ante el mohín en su rostro y ella cambia de tema.

—Me gusta como te queda esa ropa.

Levanto la mirada del niño en mis brazos a ella.

—No vayas por ahí.

—¿Por dónde? Si sigo sentada.

—Chanel...

—Pues solo diré que me alegra. Mi hermano se merece a alguien bien a su lado. Que lo quiera y quiera a sus hijos.

—Odio a los niños, de verdad.

—Lo sé.

De pronto ambas miramos a Serkan jugando con  Daxen y siendo cautelosos con Lexie.

—Pero para no gustarte, te llevas bastante bien.

—Si me llegaban a estresar, juro que iba a renunciar, no lo pensaba dos veces, pero me la hicieron sencilla, por eso me quedé.

—Y por su padre.

—¿La verdad?—la miro—. Serkan fue como el bonus, vino en el paquete y lo acepté.

—Y que paquete.

Me congelo, sé las intenciones en aquellas palabras, y para donde va.

—Eres un asco.

—Tu la mal pensada.

—Oh, cállate.








•••••¢••••••







—Hazal, ven—me llama mi jefe.

Les dejo la chocolatada a sus hijos y me agradecen. Luego entorno la puerta de la sala y voy hacia el despacho de Serkan.

—Dime—me coloco en la silla frente a él.

—Ven.

—¿Es chiste? Los niños pueden entrar.

—¿Y?

—Pueden vernos juntos.

—Ven y deja de sobrepensar tanto.

Hago lo pedido y él me sienta en su falda.

—¿No estoy pesada?

—Una más, Hazal, diciendo aquello y juro por Dios que te quito la ropa aquí mismo y no me voy a detener con mi amiguito hasta que grites mi nombre mientras te corres dentro mío.

—Ya....—mantengo la postura —. Una oferta bastante tentadora, pero me niego por respeto a tus hijos. Así que, no. ¿Qué querías decirme?

—Quiero que lo que pasó está mañana, y anoche, se repita.

Trago grueso.

—Lo que es igual que, quiero que Chanel te dará un poco de su ropa, ha visto que te queda genial y yo no soy quien para decir lo contrario.

—Pero yo tengo ropa, y...¿Seguro?

—Es una de las muy pocas cosas de las que estuve seguro.

—¿Y a los chicos no les molesta?

—Mmmm....que yo sepa no hurgan habitaciones ajenas. Y además, mi hermana fue la que se ofreció.

—Está bien.

Me levanto, y antes de que pudiera dar un paso, él me detiene.

—No puedes irte.

—¿Y eso?

Su semblante cambia hasta quedarse cerio. Entonces sé que hay algo más que sexual detrás del pedido.

—¿Qué pasa, Serkan?—pregunto confundida.

—La razón por la que.... realmente quiero que estés aquí, es por esto.

Me muestra su móvil con un mensaje de ¡Oh casualidad, Santiago!

—Cuando dije que no iba a dejar que te ponga un dedo encima, hablaba en serio.

Mis ojos brillan ante las lágrimas. Y sé que aún no termina.

—Pia, Jace y su bebé ya no viven en la casa. Les he pagado un vuelo a otro estado. No cambian la identidad ni nada, solo se lo toman como unas vacaciones, hasta que acabemos con la peste.

—Déjame—no tardo en decir —. Por favor, Serkan, deja que vaya con él.

Porque este vídeo, lo.....lo jodió todo.

—No, Hazal. Nunca —masculla levantándose —. Te quedas aquí. A partir de ahora contamos con seguridad tanto para ti como para mis hijos.

—¿Y tú?

—Por el momento trabajaré desde aquí. Mis hijos seguirán yendo a la escuela, con la diferencia de que pondré protección en ellos. No puedo privarles su niñez, pero es mi deber cuidarlos. Y tú no saldrás de esta casa al menos que con respaldo.

Mis ojos se escozen ante sus palabras. Todo lo que hice, aislarme, esconderme, alejarme, nada valió la pena, porque conocí a Serkan, a sus hijos, volví a salir sin temor, y todo concluye con amenaza de muerte hacia mí, hacia los míos, y los niños.

Cuida a tu pequeña familia feliz, hombre. Antes de que sea yo quien la destruya. Al menos claro, que Hazal vuelva conmigo y nada de esto pase a mayores.

—Estaremos bien—se acerca a mí para abrazarme y yo sigo inmóvil, shockeada.

—Lo siento tanto—las primeras lágrimas caen.

—No es tu culpa, nunca lo fue.

Hazal ✅ (# 1)Where stories live. Discover now