Capitulo 13

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Hazal




A la mañana siguiente me encuentro con un mensaje de mi jefe diciéndome que Daxen no había ido a la escuela, ya que no se encontraba bien.

Me levanto, me arreglo y voy al lugar que, ayer prometí que iría.

Pia trabajaba, Jace, trabajaba. Este era mi lucha. Tenía que hacerlo sola.

Ingreso decidida a salir de aquí con Iroman en mano.

Subo las escaleras mecánicas hasta la segunda planta. Hasta ahora todo bien. Nadie me miraba, nadie conocido.

Sin embargo, al llegar a la sección de comida, todo se fue al carajo. Hay tanta gente, son un montón, desparramados por todos lados. Amontonamiento de gente. De aquí a allá.

<<Tú puedes>>

Doy mis primeros pasos. Con mis manos a cada lado de mi cuerpo, cierro mis puños, clavo mis uñas en la palma de mis manos.

Me miran. Me están mirando. Sus ojos van desde sus móviles a mí. Murmuran.

<<Calma>>

Comienzo a retroceder alterada.

Ellos me miran. Puedo escuchar como me critican.

Fue una mala idea, no tendría que haber venido.

Sigo yendo hacia atrás sin ver quien hay a mis espaldas, cuando choco con la pared.

—¿Señorita? ¿Se encuentra bien?—se interesa una mujer.

Caigo lentamente hasta quedar sentada en el suelo con la espalda apoyada en la pared.

—¿Sabe si vino con alguien?

—Es la del video, se hace la victima..

—¡No!—chillo cubriendo mis oídos. Tengo la boca seca. El aire no llega a mis pulmones.

<<Nadie te dijo nada, lo crees, pero no ha sido así>>

—Calma, criatura, ¿podemos llamar a alguien? ¿A quien quieres que llamemos?

Me empuja a la cama con ambas manos. Comienza a desnudarme. No lo detengo, es normal, ¿no?

Temblando busco mi móvil. Aprieto el nombre de Pia. No me contesta ninguna de las veces que intento.

<<Y luego se queja>>

Está trabajando.

Voy con Jace.

El mismo resultado.

El móvil cae de mis manos al tiempo que yo lo hago. No tengo fuerzas. Las perdí. Mis ojos miran un punto fijo de adelante, los zapatos de toda la gente que se acerca como si fuera una puta película.

Sus estocadas duelen. Siempre fue así de brusco, dijo que ya iba a acostumbrarme pero...jamás lograré hacerlo.

Quiero protestar, pero es entonces donde me besa.

—Mírame—exige.

¿Qué demonios estoy viviendo? Parce que recreara la escena de uno de mis libros favoritos.

—Calma.

Su voz es dulce. Sus manos acarician el costado de mi cuerpo haciendo que me relaje.

Las lagrimas descienden de mis ojos en lo que mi cuerpo se mueve de adelante hacia atrás.

Escucho risas. Él arremete con más fuerza.

—¡No hay nada que ver aquí!

—¡Aléjense!—vocifera alguien más, creo que es la mujer que me preguntó como estaba.

Hazal ✅ (# 1)Where stories live. Discover now