Capítulo 29

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Hazal



—Le llega a pasar algo y te juro que no los ve más en su vida. Es más, haré que toda la custodia sea mía. Toda—dice a regañadientes.

Ya hicimos la denuncia. Corrección. El intento. Dado que se trata de la madre y que, según los vídeos registrados de la casa, la niña no tuvo objeción

La alerta Amber está activa y es todo una mierda, porque no hay una miseria señal de ella.

Y lo peor no es que se la llevó, es decir, sí, pero hubiera llevado los medicamentos esenciales para Lexie. El hecho de que aquella señora no sabe que toma, y que la haya raptado sin más, nos tiene a todos en vilo, y más porque ya pasaron cinco días sin ella.

Aiden llora a mares, no hay forma de calmarlo. Hablamos con su pediatra y dijo que todo iba bien, por lo que lo asociaba con todo lo que estaba pasando. Daxen se pasa haciendo cartas para su hermana todo el puto tiempo. Elvira intenta ayudar en la medida que puede, pero no hay quien pueda controlar a Serkan, está fuera de sí. Llamada tras llamada, esperando información. No duerme, ni por unos tres minutos, yo tampoco claro, pero él la lleva peor.

Sus grandes ojeras, sus labios pálidos y la fuerza que pierde día con día hasta que su mirada acaba por apagarse.

Pero ya está. Ya no puedo más, no puedo verlo así porque no hace más que empeorar. No me molesto en golpear la puerta y entro de una. Me lo encuentro sentado en el suelo, mirando hacia la gran ventana.

—Yo....—su voz es apenas un susurro—yo quiero creer que mi niña está bien.

Voy hacia él con pasos rápidos hasta quedar frente suyo. Llevo mis manos hacia sus mejillas sentándome en su regazo. Aún así sus ojos no están puestos en mí. Siguen perdidos en algún lugar.

—Que aquella señora sabe que.....que medicina debe tomar.

Junto nuestras frentes y beso sus párpados húmedos. Supongo que eso acaba por destruirlo que rompe en llanto, es peor que la vez que la llevamos al hospital, porque dentro de todo, creo que sabía que estaría bien. Ahora hay que suplicar o esperar, que aquella mujer sea consciente de lo que hace.



••••¢••••

Si pensaba que mi semana no podía empeorar, estaba equivocada. Muuuuuuuy equivocada.

Llegó el maldito lunes, y tuve la desagradable suerte de encontrarme, una vez más, con mi madre. Sin embargo, ahora era en el parque. Y ahora, para equiparar, venía con mis hermanos.

¿Alguna vez dije que, si por ella fuera les haría hasta un pedestal? O ni siquiera sé si así se dice, en estos momentos no me importa nada.

¿Hablamos?

Sí, se sentó junto a mí mientras yo movía hacia adelante y atrás de manera suave, la carriola. Inspeccionó el lugar, dándose cuenta que, vine con respaldo.

Y, sutilmente, comenzó a tirar su veneno.

—¿Cómo estás de la mano? ¿Alguna vez has oído hablar del pastorcito mentiroso? Te lo recomiendo, se trata de.....

—Sé de lo que se trata, conozco la fábula.

— Ya....

—¿Me estás diciendo mentirosa? Porque no lo soy.

—Yo no te estoy diciendo mentirosa, solo que dejes de fingir.

—Me dolía.

Y eso que estamos hablando de algo que pasó hace años.

Hazal ✅ (# 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora