Capítulo 30

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¿Modo lágrima activado? Busquen pañuelitos, que este y los siguientes capítulos me vine con todo.







Hazal




El pasillo del hospital se hace eterno, interminable.

Seguimos corriendo a toda velocidad hasta llegar a un corredor vacío. Y la única persona que está allí, es nuestra mayor enemiga.

Sentada, moviendo su pie, mirando al suelo.

—¡¿Qué has hecho?!—vocea él.

En dos grandes zancadas, está frente a su ex esposa. Se planta delante de ella y la levanta sin amor alguno.

—¡¿Qué pasó?! ¡¿Qué demonios hiciste?!—la sacude en lo que ella sigue llorando—¡Habla!

—Y-yo lo siento.

—¡¿De verdad?! ¡¿De verdad lo sientes?!

Entrelazo mis dedos con los suyos para calmarlo. Un nudo se forma en mi garganta y me obligo a no llorar.

—¡¿Sientes robar a mi hija?! ¡¿De verdad sientes llevarla sin coger sus medicamentos?! ¡NO! ¡NO ES CIERTO! ¡NUNCA TE IMPORTÓ NINGUNO! ¡LE HAS DICHO A DAXEN FEO, Y QUE NADIE SE FIJARÍA EN ÉL CUANDO TENÍA CÁNCER! ¡LO LLAMASTE ASÍ PORQUE PERDIÓ SU CABELLO! ¡DENIGRASTE A MIS HIJOS, PORQUE SON MIS HIJOS! ¡¿Y todo para qué?! ¡¿REALMENTE COMPRENDES DÓNDE ESTAMOS POR TUS ESTUPIDECES?! ¡RESPONDE!

Su barbilla tiembla, pero las lágrimas que suelta no me conmueven en lo más mínimo.

—Tambien es mi hija.

En menos de nada, me encuentro frente a ella, sin poder creer la bofetada que le di. Y que no me arrepiento de propinar.

—Tú—la señalo entre dientes—no tienes ningún derecho a llamarte madre. Has menospreciado a tus hijos y abandonado a un bebé de semanas. Has robado a los niños y has secuestrado a una nena que tiene que tener supervisión. Medicamentos, dos veces al día. Y...

—Ahora lo sé—dice con sus ojos lagrimosos.

—¡¿De qué vale que lo sepas?! ¡¿Por qué acabamos en un maldito hospital para que te dieras cuenta del daño que les haces?!—grita él con la voz quebrada.

—Esa niña—digo yo, más pacífica—, a la que no le gusta que le pongan demasiada sal a la comida. A la que es amante del chocolate. Esa niña súper dulce y bien portada. Es.....el ser más puro y hermoso que conocí. Es una persona increíble que....te alegra los días...

»Pone tu mundo de cabeza con sus ideas y hace que tú corazón se ablande. Siempre te saca una sonrisa, y también te hace llorar. Le gusta dibujar, es muy buena haciéndolo. Daxen lo intenta, pero él va mejor con los números. Mellizos inteligentes. Bien portados. Expectativas de cualquier persona. Y eso no es gracias a ti, es al padrazo que los mantiene.

De pronto siento un vacío atrás de mí. Un frío choca con mi espalda. Serkan no está.

—Amo a esos niños más que mi vida, y no los traje al mundo, pero igual—no me detengo—. Lexie es mi hija. Ellos son mis hijos.

<<Carajo, fiera>>

—Y ruega porque esté bien, porque le llega a pasar algo, te dejo en la calle, y aún así, eso no será suficiente.

—Tú no los has parido. Serkan no te embarazó y tampoco lo hará, no eres lo que él busca en una mujer.

Ignoro las últimas palabras. Tengo tanto para decir, que, por más que me gustaría frenar, no puedo.

¡Qué alguien me calle!

—Madre no es la que pare, es la que está, educa, le da amor. Hay mujeres que son madres y ni se lo merecen. Otras que mueren por serlo y la vida no les dejó. Y adoptan. Y son felices. Así que no. No serán mis hijos de sangre, pero lo son de corazón, y te juro por mi vida, que ayudaré en lo que haga falta para que no vuelvas a verlos. Has destruido a esta familia.

—De la que eres parte, ¿no? Vaya—rié secamente.

Ya no veo lágrimas en sus ojos, o sea que.....

—Estuviste fingiendo. No te importa lo que le pase, ¿cierto?

—Míralo así, si muere, Serkan no tendrá que cargar con alguien defectuoso.

—¿Cómo te atreves?—refunfuño.

Sonríe con malicia y quiero arrancarle cada uno de los pelos de su perfecto cabello.

La odio.

¡Dios! La odio como nunca nadie en mi vida.

Veo como sus ojos vuelven a tornarse llorosos, miro detrás de mí, Serkan con dos café.

—Gracias—extiende su mano. Sin embargo, el café me lo entrega a mí.

—Toma.

Sonrío apenas y lo cojo, pero cuando voy a darle un sorbo, las puertas se abren, dejando salir a dos médicos. La loca se acercó a ellos, por lo que nosotros hicimos lo mismo.

De pronto, ella se cubre la boca. Serkan cae de rodillas y yo retrocedo. Retrocedo hasta que apoyo mi espalda en la pared, el café se resbala de mis manos cayendo al suelo.

No puedo respirar.

No, no es momento para que me falte el aire.

Pero veo borroso. Y aún así, intento acercarme al cuerpo de Serkan, que está arrodillado en el suelo, llorando desconsoladamente. Hago un par de pasos y veo a la loca que se da vuelta, cruza mirada conmigo, y una amplia sonrisa dibuja su cara.

La veo alejarse sin mirar atrás.

De pronto hay un olor tan asqueroso que dejo a Serkan y me encierro en uno de los servicios. Entierro mi cara en el inodoro, vomitando agua.

Es un asco.

Agujas.

Alcohol.

Esa clase de olor que apesta, que te recuerda que estar en un hospital, no es bonito.

Salgo, y abro el agua del lavabo. Humedezco mi cara y me miro al espejo.

Mierda.

Salgo en busca del hombre del cual.....estoy profundamente enamorada.

Lo veo en el suelo. De rodillas, en medio del pasillo, la misma posición que tuvo cuando me fui.

Me acerco a él, y una vez frente suyo, me pongo a su altura y quito las manos que cubren su rostro.

Largo un sollozo inevitable y él entierra su cara llena de lágrimas en mi clavícula. Lo abrazo fuerte, tan fuerte como me fuese posible.

¿Te molesta que te diga mamá? Porque....le he dicho a mis amigas de la escuela que tú lo eras.

—Mi hija—se aferra a mí con más fuerza—, mi bebé—repite en sollozos.

—Lo sé—susurro entre lágrimas.

—Está muerta ¡Murió, joder!

Te quiero por siempre, mami.

«Te quiero por siempre, mi niña»

De pronto somos dos almas en pena. Llorando por la muerte de nuestra hija, porque sí, es nuestra, es mía.

Es mi hija.

Y siento como acaban de arrebatarme un pedazo de mi alma.

Y es una puta mierda.

Hazal ✅ (# 1)Where stories live. Discover now