Kim JongIn Parte 1

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Este capítulo está dividido en dos partes, porque es demasiado extenso, mañana público la otra parte, disfruten.

Mis compañeros de piso están absolutamente borrachos cuando entro en el salón después del grupo de estudio. La mesa de centro está repleta de latas vacías de cerveza, junto a una botella casi vacía de Jack Daniels que sé que pertenece a Chen, porque él es defensor de la filosofía «la cerveza es para cobardes». Son sus palabras, no las mías.
En ese instante, Chen y Lay están luchando entre sí en una intensa partida del Ice Pro, su vista pegada a la pantalla plana mientras golpean frenéticamente los mandos. La mirada de Chen se mueve ligeramente cuando nota mi presencia en la puerta y su fracción de segundo de distracción le sale cara.
-¡Toma, toma, toma! -Lay se pavonea cuando su defensor dispara un tiro que sobrepasa al portero de Chen y el marcador se ilumina.
-Joder, ¡por el amor de Dios! -Chen pausa el juego y me lanza una mirada sombría-. Pero qué leches, K. Me la acaban de colar por tu culpa.
No contesto porque ahora soy YO el que está distraído por lo que sucede en la esquina de ese mismo cuarto: una sesión medio porno. Y cómo no, el actor principal es Suho. Descalzo y con el torso desnudo, está tirado en el sillón mientras una rubia que no lleva más que un sujetador negro de encaje y unos pantalones cortos está sentada a horcajadas sobre él y se frota contra su entrepierna.
Unos ojos azules oscuros asoman sobre el hombro de la chica y Suho sonríe en mi dirección.
-¡Kim! ¿Dónde has estado, tío? -masculla.
Vuelve a besar a la rubia antes de que pueda responder a su borracha pregunta.
Por alguna razón, a Suho le gusta enrollarse con tías en todas partes menos en su dormitorio. En serio. Cada vez que me doy la vuelta, está metido en algún acto lujurioso. En la encimera de la cocina, en el sofá del salón, en la mesa del comedor... El tío se lo ha hecho en cada centímetro de la casa que compartimos los cuatro fuera del campus. Él es un zorrón total, y no tiene ningún complejo al respecto.
Por supuesto, yo no soy nadie para hablar. No soy ningún monje, como tampoco lo son Chen y Lay. ¿Qué puedo decir? Los jugadores de hockey estamos siempre cachondos. Cuando no estamos en el hielo, normalmente se nos puede encontrar liándonos con una chica o dos. O tres, si tu nombre es Chen y es la Nochevieja del año pasado.
-Te he estado enviando mensajes desde hace una hora, tronco -me informa Chen.
Sus enormes hombros se encorvan hacia delante mientras coge la botella de whisky de la mesa de centro. Chen es un gorila en la defensa, uno de los mejores con los que he jugado, y también el mejor amigo que
he tenido. Su nombre es Jongdae , pero le llamamos Chen.
-En serio, ¿dónde coño has estado? -se queja Chen.
-En el grupo de estudio. -Cojo una Bud Light de la mesa y la abro-.
¿Qué es esa sorpresa de la que no has parado de escribir?
Siempre puedo deducir cómo de gordo es el pedo que lleva Chen basándome en la gramática de sus SMS. Y esta noche tiene que ser supergordo porque he tenido que hacer de Sherlock a tope para descifrar sus mensajes. «Suprz» significaba «sorpresa». Me ha llevado más tiempo decodificar «vdupv», pero creo que significaba «ven de una puta vez».
Aunque nunca se sabe con Chen.
Desde el sofá, sonríe tanto, tanto, que es increíble que su mandíbula no se le desencaje. Lanza el pulgar hacia el techo y dice: -Sube arriba y lo ves por ti mismo.
Entrecierro mis ojos.
-¿Por qué? ¿Quién está ahí?
Chen suelta unas risitas.
-Si te lo dijera, no sería una sorpresa.
-¿Por qué tengo la sensación de que estás tramando algo?
-Por Dios -dice Lay con voz aguda-. Tienes serios problemas de confianza, K.
-Dice el gilipollas que dejó un mapache vivo en mi dormitorio el primer día del semestre.
Lay sonríe.
-Va, vamos, Bandit era superadorable. Era tu regalo de bienvenida a la escuela otra vez.
Extiendo mi dedo corazón.
-Sí, bueno, fue muy jodido deshacerse de tu regalo. -Ahora le miro frunciendo el ceño, porque aún recuerdo cómo tuvieron que venir tres personas de control de plagas para sacar al mapache de mi habitación.
-Por el amor de Dios -gime Chen-. Solo tienes que ir arriba.
Confía en mí, nos lo agradecerás más tarde.
La mirada de complicidad que intercambia con los otros alivia mi sospecha. Más o menos. A ver, no voy a bajar la guardia por completo, no con estos capullos.
Robo otras dos latas de cerveza al salir. No bebo mucho durante la temporada, pero el entrenador nos dio la semana libre para estudiar los exámenes parciales y todavía tenemos dos días de libertad. Mis compañeros de equipo, los muy afortunados, los cabrones, no parecen tener ningún problema en enchufarse doce cervezas y jugar como campeones al día siguiente. Pero yo... a la mañana siguiente siento un zumbido que me da un dolor de cabeza insoportable y después patino como un niño pequeño con su primer par de patines Bauer.
En cuanto volvamos a un régimen de entrenamiento de seis días a la semana, mi consumo de alcohol se reducirá a la fórmula 1-5 habitual: una bebida en las noches de entrenamiento, cinco después de un partido. Sin excepciones.
Mi plan es aprovechar al máximo el tiempo que me queda.
Armado con mis cervezas, me dirijo hacia arriba, a mi habitación. El dormitorio principal. Sí, saqué la carta de «soy vuestro capitán» para pillarla y créeme, la discusión con mis compañeros de equipo valió la
pena: baño privado, baby.
Mi puerta está entreabierta, algo que me provoca volver al modo sospecha. Miro con cautela la parte de arriba del marco para asegurarme de que no hay un cubo de sangre a lo Carrie y a continuación le doy a la puerta un pequeño empujón. Cede y entro unos centímetros, totalmente preparado para una emboscada.
Y ahí está.
Pero es más una emboscada visual que otra cosa, porque, Dios bendito, el chico que hay en mi cama parece haber salido del catálogo de Victoria's Secret.
A ver, soy un tío y no sé el nombre de la mitad de las movidas que lleva puestas. Veo encaje y lacitos rosas y mucha piel desnuda. Y estoy feliz.
-Has tardado un montón. -Taemin me lanza una sonrisa sexy que dice «estás a punto de tener suerte, hombretón» y mi polla reacciona en consecuencia, creciendo bajo la cremallera-. Te iba a conceder cinco minutos más antes de largarme.
-Entonces, he llegado justo a tiempo. -Mi mirada se centra en su atuendo, digno de una buena dosis de babeo, y después digo lentamente-:
Ey, nene, ¿es todo para mí?
Sus ojos se oscurecen de forma seductora.
-Ya sabes que sí, semental.
Soy muy consciente de que sonamos como personajes de una película porno cursi. Pero venga, cuando un hombre entra en su habitación y se encuentra a un chico ASÍ... está dispuesto a recrear cualquier escena
cutre que el quiera, incluso una que implique fingir ser un repartidor de pizza llevándole su pedido a una MQMF.
Taemin y yo nos liamos por primera vez durante el verano, por conveniencia más que otra cosa, porque los dos estábamos por la zona durante las vacaciones. Fuimos al bar un par de veces, una cosa llevó a la otra, y lo siguiente que sé es que estoy enrollándome con una chico cachondo de una fraternidad. Pero se apagó todo antes de los exámenes parciales y aparte de unos cuantos SMS guarros aquí y allá, no había visto a Taemin hasta ahora.
-Pensé que quizás te apetecería pasar un buen rato antes de que empiecen otra vez los entrenamientos -dice mientras sus dedos con la manicura recién hecha juegan con el pequeño lazo rosa de sus bragas.
-Has pensado bien.
Una sonrisa curva sus labios mientras se incorpora para ponerse de rodillas. Joder, mueve su dedo en mi dirección.
-Ven aquí.
No pierdo ni un segundo en ir hacia el porque... como he dicho antes... soy un tío.
-Creo que estás un poco demasiado abrigado -observa, y entonces agarra la cintura de mis vaqueros y desabrocha el botón. Tira de la cremallera y un segundo después mi polla sale a su mano, que espera. No he hecho la colada en semanas, así que voy sin ropa interior hasta que consiga organizarme, y por la forma en la que sus ojos brillan, puedo garantizar que el aprueba toda esta historia de ir sin calzoncillos.
Cuando la envuelve con sus dedos, un gemido sale de mi garganta. Oh, sí. No hay nada mejor que la sensación de la mano de un chico/chica en tu polla.
Pero no, me equivoco. La lengua de Taemin entra en juego y, madre mía, es MUCHO mejor que la mano.

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Where stories live. Discover now