Kim JongIn 4/4

223 35 6
                                    

La sangre ruge entre mis oídos. Oigo a Kyungsoo detrás de mí llamándome, pero no puedo dejar de avanzar. Es como que si estuviera viendo el mundo a través de una niebla roja.

Se ha activado mi piloto automático y me he convertido en un misil «anticabrones» que vuela recto hacia Rob Delaney.

El hijo de puta que ayudó al violador de Kyungsoo a salir libre con nada más que un castigo menor.

—Delaney —digo en voz alta.

Sus hombros se tensan. Varias personas miran en nuestra dirección, pero no hay ni una sola persona que me interese en este momento. Se da la vuelta, sus ojos oscuros parpadean de pánico un momento cuando me ve.

Me ha visto hablando con Kyungsoo. Probablemente se imagina lo que me ha contado.

Le dice algo a sus amigos y se aleja de forma apresurada del grupo, y mi mandíbula se convierte en piedra cuando se me acerca con cautela.

—¿Quién coño eres? —murmura.

—El novio de Kyungsoo.

Su expresión transmite miedo, es inconfundible, pero aun así pretende hacerse el guay.

—¿Sí? Muy bien, ¿qué quieres?

Respiro hondo para relajarme. No me relajo. Para nada.

—Yo solo quería conocer al gilipollas que ayudó y fue cómplice de un violador.

Hay una larguísima pausa. Y entonces él me frunce el ceño.

—Vete a la mierda. No tienes ni puta idea, tronco.

—Sé todo sobre ti —le corrijo, todo mi cuerpo tiembla de furia apenas contenida—. Sé que dejaste que tu amigo drogara a mi chico.

Sé que estabas cerca mientras él la llevaba arriba y le hacía daño. Sé que cometiste perjurio después para respaldarlo. Sé que eres un pedazo de mierda sin conciencia.

—Que te jodan —dice, pero su valentía vacila. Ahora parece impactado.

—¿En serio? ¿QUÉ ME JODAN? ¿Eso es todo lo que tienes que decir?

Supongo que tiene sentido. —Me trago el ácido que recubre mi garganta—. Eres un puto cobarde que no pudo defender a un doncel  inocente, así que ¿por qué tendrías las pelotas para defenderte a ti mismo?

Las amargas acusaciones provocan su enfado.

—Vete de mi vista, tío. No he venido aquí esta noche para que me grite un deportista bobo. Vuelve con tu novio el putito y… Oh, MIERDA, no.

Mi puño se dispara.

Después de ese momento, todo es borroso.

La gente grita. Alguien agarra la parte de atrás de mi cazadora, tratando de separarme de Delaney. Mi mano palpita. Siento el sabor de la sangre en mi boca.

Es como si estuviera fuera de mi cuerpo, y ni siquiera puedo describir lo que ocurre, porque no estoy allí. Estoy perdido en una neblina de ira sin control.

—JongIn.

Alguien me choca contra una pared y yo, instintivamente, lanzo un gancho de derecha. Vislumbro un destello rojo, escucho mi nombre otra vez; un fuerte y rotundo «¡JongIn», y mi visión se aclara a tiempo para ver la sangre brotando de la comisura de la boca de Chen.

Oh, mierda.

—K. —Su voz es grave y siniestra, pero no hay duda de la preocupación que hay en sus ojos—. K, tienes que parar.

Todo el oxígeno en mis pulmones sale en una rápida sacudida. Echo un vistazo a mi alrededor y me encuentro un océano de rostros que me miran, y escucho voces bajas y susurros confundidos.

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora