Kim JongIn

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Los chicos y yo vamos saliendo fuera del vestuario después del partido mientras seguimos de subidón por aplastar al equipo local.

A pesar de que ha sido uno de nuestros estudiantes de segundo el que ha marcado esa belleza de último gol que aseguró nuestra victoria, he decidido que Kyungsoo es mi amuleto de la buena suerte y que a partir de ahora tiene que asistir a todos los partidos, porque las tres últimas veces que jugamos contra Harvard, acabamos entregándoles nuestros culos como trofeo.

Quedamos en encontrarnos fuera del estadio después del partido, y como era de esperar, está esperándome a la salida. Está con Baek, con una chica peliroja que no conozco y con un tío enorme que no entiendo por qué no está en el equipo de fútbol americano.

Porque debería. Beau Maxwell se correría en sus pantalones si tuviera un monstruo como ese en su línea ofensiva.

Nada más verme, Kyungsoo se aleja de sus amigos y se acerca a mí.

—Ey. —Está sorprendentemente tímido y lo veo dubitativo, como si se debatiera entre darme un abrazo o un beso.

Resuelvo su dilema haciendo ambas cosas y mientras froto mis labios sobre los suyos, escucho un victorioso «¡LO SABÍA!», proveniente de donde están sus amigos. La exclamación viene de la chica peliroja.

Me separo para sonreír a Kyungsoo.

—Mantienes en secreto lo nuestro con tus amigos, ¿eh? —¿Lo nuestro? —Eleva las cejas—. No sabía que había un «lo nuestro».

Bueno, está claro que este no es el momento para discutir el estado de nuestra relación, si es que existe tal cosa, así que me encojo de hombros y digo: —¿Te ha gustado el partido?

—Ha sido muy intenso. —Me sonríe—. He visto que no has marcado ningún gol. ¿Qué? ¿Vagueando un rato?

Mi sonrisa se ensancha.

—Mis disculpas más sinceras por eso, Soosie. Prometo hacerlo mejor la próxima vez.

—Más te vale.

—Haré un triplete solo para ti, ¿qué te parece eso?

Mis compañeros de equipo nos sobrepasan de camino al autobús, que espera a unos cinco metros de donde estamos. No obstante, no tengo intención de dejar a Kyungsoo aún.

—Me alegro de que hayas venido.

—Yo también. —Parece que lo dice realmente en serio.

—¿Tienes planes para mañana por la noche? —El equipo tiene otro partido mañana, pero es al mediodía y me muero de ganas de estar a solas con Kyungsoo otra vez para que podamos… yeah—.

Pensé que podríamos vernos un rato después que yo vuelva de… —dejo de hablar cuando una sombra aparece en mi visión periférica, y mis hombros se cargan de tensión cuando veo a mi padre descendiendo los escalones de entrada al edificio.

Este es el punto de la noche que más temo. Es el momento para el gran movimiento de cabeza, seguido por la huida en silencio.

Como si se lo hubiera marcado, me dirige el movimiento de cabeza.

Pero no se marcha.

Mi padre me acojona cuando dice: —JongIn. Unas palabras.

Su profunda voz envía un escalofrío por mi columna vertebral. Odio su asquerosa voz. Odio mirar su rostro. Odio todo lo que viene de él.

La expresión de Kyungsoo se arruga con preocupación cuando ve mi cara.

—¿Es ese…?

En lugar de responder, me alejo un paso a regañadientes.

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Where stories live. Discover now