Kyungsoo

282 44 6
                                    

Casi vomito tres veces de camino a casa de JongIn, pero me aguanto los nervios porque voy en el coche de Doyoung, y lo último que quiero en el mundo es tener que pagar para que limpien mi vómito de la tapicería.

Sinceramente, no recuerdo ni un segundo de mi turno de cinco horas en el Della. Ni de mi ensayo de una hora con Mark antes de ir a trabajar. Ni de cómo he llegado de un sitio a otro. Llevo con el piloto automático puesto desde que salí de la habitación de JongIn por la mañana; cada pensamiento consciente se ha centrado en lo que voy a hacer esta noche.

¿He dicho ya que estoy nervioso? De todos modos, no debería estarlo. Es solo sexo. Es sexo con un chico que me atrae, un chico que realmente me gusta y en el que confío.

Mis manos no deberían estar temblando así y mi corazón no debería estar latiendo tan rápido. Pero, entrelazándose con los nervios, hay una sensación de emoción. De anticipación. Incluso me he puesto unas lindas bragas debajo de mi uniforme de camarero. Sí, uno sabe que está a punto de tener relaciones sexuales con alguien cuando llevas unas bragas de encaje negro y tu piel está suave como la seda y lista para ser acariciada.

Los compañeros de piso de JongIn no están en casa cuando entro. A menos que estén atrincherados en sus habitaciones, claro. No creo que sea así, porque no oigo nada más que silencio en el pasillo de arriba cuando me dirijo hacia la habitación de JongIn.

Me pregunto si JongIn les mandó esfumarse. Espero que no, porque…, bueno, eso es como poner un cartel de neón anunciando que él y yo vamos a hacerlo esta noche.

—Ey —dice cuando entro.

Mi corazón hace un salto mortal de nervios y una voltereta de admiración a la vez. Es evidente que se ha tomado su tiempo para prepararse porque su pelo todavía está un poco mojado de la ducha y su cara está completamente afeitada. Echo un vistazo a sus pantalones de chándal negro y su camiseta interior ceñida de color gris; después miro mi uniforme chillón. Gracias al estado de histeria en el que he estado durante todo el día, he olvidado traer un cambio de ropa.

Aunque, por otra parte, es probable que no llevemos la ropa puesta mucho más tiempo.

—Ey —digo tragando saliva—. Bueno, y entonces… ¿cómo quieres hacer esto? ¿Me quito la ropa? —Hago una pausa como si se me estuviera ocurriendo algo—. No te atrevas a pedirme que haga un striptease porque ya estoy bastante nervioso así como estoy, y es completamente imposible que pueda bailar algo que se parezca a un baile sexy; vamos, ni de lejos. JongIn se echa a reír.

—No sabes ni cómo tomártelo, ¿verdad, Soosie?

Gimo con tristeza.

—Ya lo sé. Es que estoy… nervioso —insisto. Cojo aire y me limpio las manos sudorosas en la parte delantera de mi pantalón—. ¿Podemos empezar?

Estás ahí de pie mirándome y me estás poniendo histérico.

Se acerca con una sonrisa sosegada y rodea mi barbilla con sus manos.

—Primero, relájate, no hay ninguna razón para estar nervioso. Y segundo, no esperaba ningún striptease; y a decir verdad, tampoco me apetece especialmente. —Me guiña un ojo—. Al menos, no esta noche… Y tercero, no vamos a empezar nada ahora mismo.

Lucho contra una punzada de decepción.

—¿No?

JongIn me lanza la misma camiseta con la que dormí anoche.

—Quítate ese disfraz de Grease y ponte esto. Voy preparando el siguiente disco. —Va hasta la tele y coge la caja del DVD de Breaking Bad.

—¿Quieres ver la tele? —pregunto con incredulidad.

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Where stories live. Discover now