Kim JongIn

261 39 4
                                    

Un capítulo más, vamos por menos de la mitad jejeje, espero les esté gustando la historia, gracias por sus estrellas y comentatios 😊. Ahora sí ya está corregido.

Soy adicto a ese momento justo antes de despertarme. Ese momento en el que las tenues telarañas que hay dentro de mi cerebro se juntan para formar una bola coherente de consciencia. Es el momento más «¡¿qué coño pasa?!» del día. Desorientado y confundido, con la mitad de mi cerebro perdido todavía en el sueño que estaba teniendo.
Pero esta mañana, algo es distinto. La temperatura de mi cuerpo parece más alta de lo normal y me doy cuenta del dulce olor que me rodea.
¿Fresas? No, cerezas. Sin duda, cerezas. Y algo me hace cosquillas en la barbilla, algo suave y duro al mismo tiempo. ¿Una cabeza? Sí, hay una cabeza en mi cuello. Y un brazo fino extendido sobre mi estómago. Una pierna templada enganchada en mi muslo y un pecho blando descansando sobre mis pectorales.
Mis ojos se abren poco a poco y veo a Kyungsoo acurrucado junto a mí.
Yo estoy boca arriba con mis dos brazos envolviéndolo a el, sujetándolo fuerte contra mi cuerpo. Ahora ya sé por qué mis músculos están tan tensos. ¿Hemos dormido así toda la noche? Recuerdo estar en lados opuestos de la cama cuando me quedé dormido, tan separados el uno del otro que casi esperaba encontrarme a Kyungsoo en el suelo por la mañana.
Pero estamos enredados en los brazos del otro. Está guay. Me pongo en alerta. Lo suficientemente alerta como para darme cuenta de ese último pensamiento. «¡¿Está guay?!» ¿En qué cojones estoy pensando? Los abrazos están reservados para las novias o novios. Nada más.
Y las novias (os) no son lo mío.
Pero tampoco lo suelto. Ahora estoy totalmente despierto, oliendo su esencia y disfrutando de la calidez de su cuerpo.
Miro el despertador que va a empezar a sonar en cinco minutos.
Siempre me levanto antes que él, como si mi cuerpo supiese que me tengo que despertar, pero lo programo de todos modos por si acaso. Son las siete. Solo he dormido cuatro horas, pero me siento, extrañamente, descansado. Con sensación de paz. Aún no estoy preparado para soltar esa sensación así que me quedo ahí tumbado con Kyungsoo en mis brazos
escuchando su respiración constante.
¡¿Estoy empalmado?! La voz horrorizada de Kyungsoo  rompe el tranquilo silencio. Salta hasta que se queda sentado, pero se cae hacia atrás. Soo pierde el equilibrio mientras está tumbado porque su pierna sigue sobre mis muslos.
Y sí, sin duda hay una tienda de campaña montada en mi zona sur.
—Tranqui —digo con voz ronca de recién despertado—. No es más que un empalme mañanero.
—Un empalme mañanero —repite—. Dios, eres tan… —¿Chico? —respondo con frialdad—. Sí, lo soy. Y eso es lo que nos
pasa a los chicos por las mañanas, o a ti no te pasa?. Es la naturaleza, Soosie. Nos despertamos empalmados. Si te hace sentir mejor, no estoy ni un poco cachondo ahora mismo.
—Vale. Acepto tu excusa biológica. Y ahora, ¿puedes explicarme por qué has decidido abrazarme por la noche?
—Yo no he «decidido» una mierda. Estaba dormido. Y por lo que sé, has sido TÚ el que ha trepado encima de mí.
—Jamás haría eso. Ni siquiera dormido. Mi subconsciente nunca lo permitiría.
Me empuja con su dedo en el centro del pecho y a continuación se baja de la cama tan rápido que lo veo moverse como en una imagen borrosa.
Cuando se va, experimento una sensación de pérdida de inmediato. Ya no es todo cálido ni acogedor sino frío y solitario. Cuando me siento y subo los brazos para estirarme, sus ojos  miran fijamente mi pecho desnudo y su nariz se arruga con asco.
—No me puedo creer que mi cabeza haya estado encima de esa cosa toda la noche.
—Mi pecho no es una «cosa». —Lo miro directamente a los ojos—. A otras chicas y chicos parece gustarles bastante.
—Yo no soy otros chicos.
No, no lo es. Porque otros chicos no me hacen pasármelo tan bien como el. De repente me pregunto cómo he podido vivir hasta ahora sin las pullas sarcásticas de Kyungsoo, o sin sus refunfuños enfadados.
—Deja de sonreír —suelta. ¿Estoy sonriendo? Ni me había dado cuenta.
Entrecierra los ojos mientras busca su ropa. Mi camiseta le llega a las rodillas, resaltando lo pequeño que es.
—No le digas a nadie esto —me ordena.
—¿Por qué no? Solo mejoraría tu reputación.
—No quiero ser uno de tus «conejitos» y no quiero que la gente piense que lo soy. ¿Está claro?
Oír ese término saliendo de el me hace sonreír aún más. Me gusta que esté pillando la jerga de hockey. Quizá algún día incluso pueda convencerlo para que venga a un partido. Tengo la sensación de que Kyungsoo sería un espectador impertinente estupendo; siempre viene bien gente que insulte al oponente en los partidos que se juegan en casa.
Aunque, conociéndolo, probablemente acabaría insultándonos a nosotros y le vendría bien al otro equipo.
—Bueno, si de verdad no quieres que nadie piense eso, te sugiero que te vistas pronto —elevo una ceja—. A no ser que quieras ver cómo mis compañeros de equipo te ven hacer el paseo de la vergüenza. Que lo harán, porque tenemos entrenamiento en media hora.
El pánico ilumina sus ojos.
—Mierda.
Tengo que confesar que es la primera vez que un chico se preocupa porque lo pillen en mi cama. Normalmente, van por ahí pavoneándose como si acabaran de tirarse a Brad Pitt.
Kyungsoo coge aire.
—Hemos estudiado. Hemos visto la tele. Me marché de aquí tarde. Eso es lo que ha pasado. ¿Entendido?
Reprimo una risa y digo con intención:
—Como desees.
—¿Lo estás diciendo en plan El principe prometido?
—¿Acabas de decir El principe prometido?
Me fulmina con la mirada y me señala con el dedo.
—Más te vale estar vestido y listo para irte cuando salga del baño. Me vas a llevar a casa antes de que tus compañeros de piso se levanten.
Una pequeña risita divertida se escapa de sus labios mientras se dirige hacia el baño y cierra la puerta.

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Where stories live. Discover now