Kyungsoo

294 42 13
                                    

JongIn deja la luz apagada.

Cierra la puerta detrás de nosotros y puedo ver sus ojos brillando en la oscuridad. Se desviste con tal rapidez que me hace reír. Ahora está desnudo delante de mí, su cuerpo musculoso es como una sombra borrosa mientras da un paso hacia mí.

—¿Por qué sigues vestido? —se queja.

—Porque no todo el mundo es tan hábil en desnudarse como tú.

—No es tan difícil, pequeño. Ven aquí, déjame ayudarte.

Me estremezco cuando mete ambas manos por debajo de mi camiseta y la arrastra lentamente hasta mi clavícula.

Me da un beso suave entre mis pezones, antes de tirar de la camiseta y sacarla por encima de mi cabeza. Sus ásperas yemas de los dedos raspan mis caderas, y hacen cosquillas en la parte superior de mi pene mientras se pone de rodillas, llevándose con él la tela de algodón de mis pantalones de yoga.

Todo lo que puedo ver es una cabeza oscura a unos centímetros de mis muslos y, es una imagen tan erótica, me pone tan absolutamente cachondo, que casi no puedo respirar.

Cuando su boca roza el bulto sensible ya hinchando de deseo, una descarga de placer casi me hace perder el equilibrio, y me agarro a la parte superior de su cabeza para no caerme.

—Vale, no —anuncio—. No voy a poder mantenerme de pie si me sigues haciendo eso.

Con una sonrisa, JongIn se pone de pie y me coge a horcajadas en sus brazos, como si yo no pesara absolutamente nada.

Aterrizamos en la cama con un ruido sordo, riendo mientras ponemos nuestras caras frente a frente. Los dos estamos desnudos y parece la cosa más natural del mundo.

Cuando empieza a hablar, lo que dice tiene tan poco sentido que me pilla totalmente desprevenido.

—Pensé que tu nombre empezaba por J.

—¿Pensabas que me llamaba Jinsoo?

JongIn se ríe.

—No, pensé que te llamabas Jeno, o Juno, o Jenso. Algo con J.

No sé si sentirme insultado o si me hace gracia.

—Vale…

—Durante casi dos meses, Kyungsoo. Estuve dos meses sin saber cómo te llamabas.

—Bueno, no nos conocíamos.

—Tú sí sabías mi nombre.

Suspiro.

—Todo el mundo sabe tu nombre.

—¿Cómo es posible que estuviese tanto tiempo sin darme cuenta de tu presencia, joder? ¿Por qué tuvo que ser un estúpido 10 en un examen el que me hizo verte?

Suena tan sinceramente disgustado que me acerco aún más y le beso.

—No importa. Me conoces ahora.

—Sí, te conozco —dice con fuerza, y luego se desliza por mi cuerpo y se mete uno de mis pezones en la boca—. Sé que cuando hago esto… —

Chupa más fuerte, un gemido sale de mi boca y él libera mi pezón con un sonido mojado —, gimes lo suficientemente fuerte como para despertar a los muertos.

Y sé que cuando hago… esto, tus caderas empezarán a moverse de adelante atrás como si estuvieran buscando mi polla. —Lame mi otro pezón, haciendo fuerza con la lengua y, por supuesto, mis caderas se mueven involuntariamente y mi pene se contrae en un vacío ávido de deseo.

JongIn se apoya sobre un codo, su bíceps está flexionado contra mi hombro.

—También sé que me gustas —dice con voz ronca.

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora