Kyungsoo

245 37 8
                                    

Nuestra clase de hoy se centra en temas realmente densos. Principalmente, el conflicto entre la conciencia de un individuo frente a la responsabilidad con la sociedad. Sandara utiliza a los nazis como ejemplo.

No hace falta ni decir que es una hora y media deprimente.

Después de la clase, me muero de ganas de terminar mi conversación con Yeol, pero JongIn tiene otras ideas en la cabeza. En lugar de dejar que me quede ahí esperando —o más bien, que vaya en línea recta hacia donde está Yeol—, me sujeta el brazo con firmeza y me ayuda a levantarme. Yo echo un vistazo a Yeol, que camina rápidamente por el pasillo como si estuviera tratando de llegar a donde estamos nosotros.

—Ignóralo. —La voz de JongIn apenas se oye mientras me dirige hacia la puerta.

—Pero yo quiero hablar con él —protesto—. Estoy casi seguro de que iba a proponerme una cita.

Todo lo que hace JongIn es abrirse paso con su mano sujetando mi antebrazo como una grapa de hierro. Tengo que correr para no quedarme atrás de sus largas zancadas. Cuando salimos al aire fresco de octubre llevo un cabreo monumental.

Estoy tentado a girar la cabeza para ver si Chanyeol está detrás de nosotros, pero sé que JongIn me echaría la bronca si lo hago, así que me resisto a la tentación.

—¡¿Qué leches haces?! —exijo, sacudiéndome su mano de encima.

—Se supone que debes ser inalcanzable, ¿recuerdas? Se lo estás poniendo todo demasiado fácil.

El cabreo retumba en mi interior.

—El objetivo era que se fijara en mí. Bueno, se ha fijado en mí. ¿Por qué no puedo dejar el juego ahora?

—Has despertado su interés —dice JongIn mientras avanzamos por el camino empedrado hacia el patio—. Pero si quieres mantener su interés, tienes que hacer que se lo curre. A los tíos les gustan los retos.

Quiero discutir con él, pero creo que podría estar en lo cierto.

—Hazte el guay hasta la fiesta de Maxwell —aconseja.

—Sí, señor —me quejo—. Ah, y por cierto, tengo que cancelar lo de esta noche. Estoy agotado por nuestro maratón de ayer, y si no consigo dormir un poco, seré un zombi el resto de la semana.

JongIn no parece contento.

—Pero íbamos a empezar con los temas complicados hoy.

—Mira, vamos a hacer esto: te mando por mail un tema para desarrollar, algo que Sandara podría pedir. Date dos horas para escribirlo y mañana lo repasamos juntos. De esa manera puedo tener una idea de qué es lo que tenemos que reforzar.

—Vale —cede—. Tengo entrenamiento por la mañana y después alguna clase. ¿Vienes sobre las doce?

—Perfecto, pero tengo que salir sobre las tres para mi ensayo.

—Guay. Nos vemos mañana entonces. —Él me despeina como si fuera un niño de cinco años y después se marcha.

Una sonrisa irónica tira de mis labios mientras le veo marchar con su cazadora de hockey negra y plateada pegada a su pecho mientras camina hacia el viento. No soy el único que mira; varias chicas giran también la cabeza en su dirección, y prácticamente puedo ver cómo se derriten sus bragas mientras lanza esa sonrisa pícara al aire.

Resoplo y me dirijo en dirección opuesta. No quiero llegar tarde al ensayo, sobre todo porque Mark y yo todavía no hemos llegado a un acuerdo sobre su ridícula idea del coro.

Pero cuando entro en la sala de música, no veo a Mark por ningún lado.

—Hola —saludo a Seulgi, que está al piano estudiando unas partituras.

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Where stories live. Discover now