Kyungsoo

317 48 16
                                    

Porque la audiencia lo pidió, un capítulo más que está uff 🔥.

Es como si hubiera viajado atrás en el tiempo a los días de parque infantil de tercero de primaria. A no ser que exista otra explicación de por qué JongIn me está provocando para que lo bese.
—No tengo que demostrar absolutamente nada —le informo—. Resulta que beso estupendamente bien. Lamentablemente, NUNCA llegarás a saberlo.
—Never say never —responde con voz cantarina.
—Gracias por el consejo, Justin Bieber. Pero sí, amigo, no lo sabrás jamás.
Suspira.
—Lo pillo. Estás intimidado por mi potente masculinidad. Anímate, me pasa todo el tiempo.
Ay, madre. Todavía recuerdo aquellos días —hace una semana— en los que Kim JongIn no formaba parte de mi vida. Aquellos días en los que no tenía que escuchar sus arrogantes comentarios, ni ver sus sonrisas pícaras, ni verme arrastrado a una batalla de flirteo por la que no tengo ningún interés.
Pero JongIn resulta ser muy, muy bueno en una cosa en particular: desafiar.
—El miedo forma parte de la vida —dice con solemnidad—. No permitas que eso te desanime, Soosie. Todo el mundo lo experimenta. —
Se inclina hacia atrás sobre sus codos, en plan mafioso—. Pero te diré algo, eres libre. Si estás demasiado asustado como para besarme, no voy a obligarte.
—¿Asustado? —le suelto—. No tengo miedo, idiota. Es solo que no quiero.
Otro suspiro se escapa de su pecho.
—Vale, entonces creo que lo que tenemos aquí es un problema de confianza en ti mismo. No te preocupes, hay un montón de gente que besa mal en este mundo, querido. Estoy seguro de que con práctica y perseverancia, algún día podrás…
—De acuerdo —interrumpo—. Hagámoslo.
Su boca se cierra de golpe y sus ojos se abren como platos por la sorpresa. Ajá. Así que no esperaba que aceptase el reto.
Nos miramos fijamente el uno al otro durante una eternidad. Está esperando a que yo dé marcha atrás, pero estoy convencido de que puedo ganarle en la espera. Es posible que sea infantil por mi parte, pero JongIn ya se ha salido con la suya con el tema de las clases particulares. Esta vez quiero ganar YO.
Pero una vez más, le he subestimado. Sus ojos se oscurecen y de repente hay calor en su mirada. Calor y un destello de confianza en sí mismo: está convencido de que no voy a llegar hasta el final.
Detecto esa seguridad en el tono despectivo que usa cuando por fin habla:
—Muy bien, pues enséñame lo que tienes que ofrecer.
Vacilo.
Joder. No puede ir en serio.
Y yo no puedo estar, de verdad, planteándome esta locura de reto. No me siento atraído por JongIn y no quiero darle un beso. Fin de la historia.
Aunque…, bueno, no da la impresión de ser el fin de NADA. Mi cuerpo está como envuelto en llamas y mis manos tiemblan, pero no de los nervios, sino de anticipación. Cuando me imagino su boca contra la mía, mi corazón se acelera y va más rápido que un tema de drum and bass.
¿Qué narices pasa conmigo?
JongIn se acerca unos centímetros. Nuestros muslos se tocan y, o bien estoy teniendo alucinaciones, o puedo ver perfectamente cómo le palpita el pulso en el centro de su garganta.
No puede ser que él quiera esto…, ¿verdad?
El sudor de mis manos aumenta, pero me resisto a limpiarlas en mis jeans porque no quiero que sepa lo nervioso que estoy. Soy totalmente consciente del calor que irradia de su muslo cubierto por el vaquero, del
tenue aroma a madera de su aftershave, de la leve curva de su boca mientras espera mi próximo movimiento…
—Vamos —se burla—. No tenemos toda la noche, nene. Ahora estoy cabreado. A la porra. No es más que un beso, ¿no? Ni siquiera me tiene que gustar. Hacerle cerrar esa boca de listillo será suficiente recompensa.
Arqueo una ceja y acerco la mano para tocarle la mejilla.
Su aliento son ahora jadeos.
Paso mi pulgar sobre su mandíbula, deteniéndome ahí, esperando a ver si me para. Y cuando no lo hace, poco a poco voy acercando mi boca a la suya.
En el preciso momento en el que nuestros labios se encuentran, sucede algo superextraño. Oleadas intermitentes de calor se despliegan en mi interior: empiezan en mi boca y se propagan por todo mi cuerpo, provocando un hormigueo en mis pezones antes de dirigirse ahí abajo. Su boca sabe al chicle de menta que ha estado masticando toda la tarde y el sabor mentolado impregna mis papilas gustativas. Mis labios se mueven por voluntad propia y JongIn lo aprovecha al máximo deslizando su lengua dentro de mi boca. Cuando mi ñ lengua se enreda con la suya, él emite un gruñido grave desde la parte posterior de su garganta; un sonido erótico que vibra atravesando todo mi cuerpo.
De repente, una sacudida de pánico me golpea y me hace romper el beso.
Reprimo un suspiro agitado.
—Ya está. ¿Qué tal ha estado? —Estoy intentando no parecer afectado por lo que acaba de pasar, pero el ligero temblor de mi voz me traiciona.
Los ojos de JongIn están como derretidos.
—No estoy seguro. No ha sido lo suficientemente largo como para que pueda juzgar correctamente. Necesitaré más para continuar.
Sus grandes manos rodean mis mejillas.
Eso debería ser el gesto clave para salir de ahí.
Pero en lugar de escapar, me inclino a por otro beso.
Y es tan sorprendentemente increíble como el primero. Cuando su lengua se escurre sobre la mía, acaricio su mejilla y… Ay, Dios, gran error. La sensación áspera de su barba en la palma de mi mano intensifica el placer que ya está causando estragos en mi cuerpo. Su cara es fuerte y masculina y… sexy, y su absoluta virilidad desencadena otro estallido de necesidad en mí. Necesito más. No esperaba eso pero, mierda, NECESITO más.
Con un gemido de angustia, ladeo mi cabeza para que el beso sea más profundo y mi lengua explora con ansia su boca. No, no es ansia, es HAMBRE. Tengo hambre de él.
JongIn pasa sus dedos por mi pelo y me empuja hacia él, para acercarme; un potente brazo rodea mi cadera para que no pueda moverme.
Mi pecho está aplastado contra su pecho, duro como una piedra, y puedo sentir el martilleo salvaje de su corazón. Su excitación coincide con la mía. El gemido ronco y áspero que deja escapar me hace cosquillas en los labios y hace que mi pulso vuele.
Algo me pasa. No puedo dejar de besarlo. JongIn es demasiado adictivo. Y a pesar de que he podido comenzar llevando las riendas, ya no tengo ningún control.
La boca de JongIn se mueve sobre la mía con una habilidad y confianza que roba el aliento de mis pulmones. Cuando me mordisquea el labio inferior, mis pezones responden con un tirón, y aprieto una mano contra su pecho para anclarme, para tratar de evitar salir flotando en una nube de placer que me lleva a la deriva. Sus templados labios dejan los míos y recorren mi mandíbula, se sumergen hasta mi cuello en donde siembra besos con la boca abierta que dejan escalofríos a su paso.
Oigo un quejido torturado y me sorprende descubrir que viene de mí.
Estoy desesperado por sentir su boca en la mía de nuevo. Pongo mi mano en su pelo para tirar de él y forzarlo a que regrese donde yo lo quiero, pero su pelo oscuro es demasiado corto. Todo lo que puedo hacer es empujar su cabeza hacia adelante, lo que provoca una pequeña risa por su parte.
—¿Es esto lo que quieres? —dice con voz ronca y a continuación sus labios encuentran los míos y mete su prodigiosa lengua otra vez en mi boca.
Un gemido sale de mi garganta en el momento exacto en el que se abre la puerta de la habitación.
—Eh, K, necesito que me prestes…
Suho se detiene.
Con un chillido de horror, separo mi boca de la de JongIn y salgo disparado de la cama.
—Uy. No quería interrumpir. —La sonrisa de Suho le ocupa toda la cara y sus centelleantes ojos hacen que mis mejillas ardan.
Vuelvo a la realidad más rápido que un cohete. Mierda. Me acaban de pillar enrollándome con Kim JongIn. Y me lo estaba pasando genial.
—No interrumpes —suelto.
A Suho parece estar costándole reprimir la risa.
—¿No? Porque sin duda parecía que sí.
A pesar del apretado nudo de vergüenza que me oprime la garganta, me obligo a mirar a JongIn y en silencio le suplico ayuda, pero su expresión me pilla desprevenido: profunda intensidad y un punto de cabreo, pero este último va dirigido a Suho. También veo en él algo parecido a la fascinación, como si no se pudiese creer lo que él y yo acabamos de hacer.
Yo tampoco puedo creerlo.
—Así que esto es lo que hacéis cuando estáis aquí arriba —dice Suho arrastrando las palabras—. «Clases particulares» intensivas y profundas—.
Entrecomilla con las manos las primeras dos palabras, riendo de satisfacción.
Su vacile me fastidia. Y no quiero que piense que JongIn y yo estamos… liados. Que nos hemos estado enrollando la semana pasada a espaldas de los demás.
Y eso significa que tengo que cortar sus sospechas de raíz. Lo antes posible.
—En realidad JongIn me estaba ayudando a poner al día mis habilidades como «besador» —le digo a Suho en el tono más casual que soy capaz de conseguir. Llegados a este punto, decir la verdad es mucho menos humillante que dejar que su imaginación corra como un caballo salvaje, pero la confesión suena bastante absurda cuando la digo en voz alta. Sí, aquí estoy, perfeccionando mis habilidades de «besador» con el capitán del equipo de hockey. No es para tanto.
Suho dice entre risas.
—¿En serio?
—Sí —le digo con firmeza—. Tengo una cita pronto y tu amigo querido piensa que no se me da bien. Créeme, no nos molamos. Para nada.
—Me fijo en que JongIn todavía no ha dicho ni una sola palabra y me dirijo a él buscando su confirmación—. ¿Verdad, JongIn? —pregunto sin rodeos.
Se aclara la garganta, pero su voz todavía sigue superronca cuando habla.
—Verdad.
—De acuerdo… —Los ojos de Suho brillan—. En ese caso, acepto el reto, muñeco. Muéstrame cómo lo haces.
Parpadeo sorprendido.
—¡¿Qué?!
—Si un médico te dijera que te quedan diez días de vida, buscarías una segunda opinión, ¿no? Bueno, pues si te preocupa besar como el culo, no puedes solo aceptar lo que diga K. Necesitas una segunda opinión. —Sus cejas se levantan desafiantes—. Vamos a ver qué ofreces.
—Deja de comportarte como un capullo —murmura JongIn.
—No, no, tiene sentido lo que dice —respondo con torpeza y mi cerebro grita: «¡¿CÓMO?!»
¡¿Que tiene sentido lo que dice?! Según parece, los impresionantes besos de JongIn me han vuelto loco. Me siento en shock y confundido, pero sobre todo, estoy preocupado. Preocupado de que JongIn sepa que… ¿qué? ¿Que nunca antes un beso me había puesto tan a mil? ¿Que me ha flipado cada segundo?
Sí, y sí. Eso es precisamente lo que no quiero que sepa.
Así que camino en dirección a Suho diciéndole:
—Dame una segunda opinión.
Él parece atónito por un segundo, justo antes de mostrar otra sonrisa. Se frota las manos y a continuación hace crujir sus nudillos como si estuviera preparándose para una pelea. Ese gesto ridículo me hace reír.
Cuando llego a él, su bravuconería se tambalea.
—Que estaba de coña, Soosie. No tienes que…
Le hago callar poniéndome de puntillas y apretando mi boca contra la suya.
Sí, ese soy yo, otro universitario más besando a un chico después de otro.
Esta vez, no hay calor. Ni hormigueo. No hay una sensación de desesperación abrumadora. Besar a Suho no tiene nada que ver con besar a JongIn, pero Suho parece estar disfrutando del beso, porque deja escapar un gemido cuando abro mis labios. Su lengua entra en mi boca, y yo le dejo. Solo unos segundos. Después doy un paso atrás y pongo mi cara más indiferente.
—¿Y bien? —suelto.
Sus ojos están completamente vidriosos.
—Eh. —Se aclara la garganta—. Eh… sí…, no creo que tengas nada de lo que preocuparte. Está tan aturdido que no puedo evitar sonreír, pero mi humor desaparece cuando me giro y veo a JongIn levantándose de la cama, con su cincelado rostro más oscuro que un nubarrón.
—Kyungsoo—dice con brusquedad.
Pero no puedo escuchar el resto. No quiero pensar en ese beso más tiempo por hoy. O nunca. El mero recuerdo hace que mi cabeza dé vueltas y que mi corazón se acelere.
—Buena suerte en el examen de mañana. —Las palabras salen apresuradas en un rápido chorro de nerviosismo—. Me tengo que ir ya, pero mañana me cuentas qué tal te ha ido, ¿vale?
Y a continuación, recojo rápidamente mis cosas y salgo a toda velocidad de la habitacion.

🔥🔥🔥🔥🔥🔥

Esto se prendió.

Muchas gracias por sus comentarios y estrellitas, comenten que les va pareciendo la historia.

Entonces nos leemos mañana que por ser fin de semana maratón de 3 capítulos.

💋

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Where stories live. Discover now