Kyungsoo

206 39 18
                                    

En mi segundo día en el campus, me embarco en mi propia misión: Operación Lo Creerás Cuando Lo Veas. Porque está claro que la única manera en la que puedo convencer a JongIn de que pare es demostrarle que estoy en el proceso de seguir con mi vida, y eso significa que necesito encontrar un chico con el que salir en una cita. Ya mismo.

La primera oportunidad surge cuando entro en el Coffee Hut para tomarme un chocolate caliente. Afuera está nevando como si no hubiera un mañana. Me sacudo la nieve de las botas en el felpudo de la puerta antes de dirigirme a la parte de atrás de la cola para pedir.

Entonces me doy cuenta de que el chico delante de mí me resulta familiar. Cuando hace su pedido y se mueve hacia la barra de recogida, veo su perfil un instante y caigo en que es Renjun

Renjun de la clase de Literatura Británica y de la fiesta en la casa Sigma. Perfecto. Nos conocemos. Estamos prácticamente en una relación.

—Renjun, hola —le saludo después de pedir mi bebida y me uno a él en la barra.

Se tensa visiblemente ante el sonido de mi voz.

—Oh. Hola. —Su mirada se dispara hacia todos los rincones de la cafetería, como si no quisiese que nadie nos viera hablando.

—Oye —empiezo—, estaba pensando que la verdad es que tú y yo no hemos hablado desde la fiesta de octubre…

El camarero planta un vaso de papel delante de  Renjun y lo coge tan rápido que ni siquiera veo el movimiento de la mano.

Sigo hablando, ahora más rápido.

—Pensé que estaría bien ponernos al día y…

Ya está alejándose de mí. Dios, ¿por qué parece tan aterrorizado? ¿Cree que le voy a apuñalar o algo?—…me preguntaba si tal vez te apetecería tomar un café en algún momento —termino.

—Oh. —Se va alejando poco a poco—. Eh. Gracias por el ofrecimiento, pero… eh, bueno, no bebo café.

Me quedo mirando el vaso de café que lleva en la mano.

Sigue mi mirada y traga saliva.

—Lo siento, me tengo que ir. He… quedado con alguien… justo al otro lado del campus y es… eh, lejos, así que llevo un poco de prisa.

Bueno, al menos no está mintiendo sobre lo de llevar prisa, porque sale volando por la puerta como un velocista olímpico.

Vaya, eso ha sido… raro.

Con el ceño fruncido, cojo mi chocolate caliente y salgo a la calle, en dirección a la Residencia Bristol.

Voy despacio, porque la nieve está cayendo más rápido de lo que el equipo de mantenimiento del campus puede retirar con las palas, y mis botas se hunden medio metro cada vez que doy un paso.

Pero el forzado ritmo pausado me permite encontrarme con otro elemento también de lo más extraño. Cuando JongIn y yo estábamos saliendo, la gente me decía «hola», o me saludaba con la mano todo el tiempo.

Hoy, toda la gente con la que me cruzo parece hacer todo lo posible para evitarme, en particular los chicos.

¿Se sentirán así los Amish deshonrados cuando les rechazan? Porque todo el mundo hace como si yo no existiera, y no me mola nada.

Y tampoco lo entiendo.

Cuando estoy llegando a la zona de residencias, decido pegarle un toque a Minho para ver si quiere dar una vuelta esta noche.

Quizá ir al Malone’s; ah, no, JongIn podría estar allí… Bueno, pues a otro bar del pueblo. O a la sala de entretenimiento de la universidad. Cualquier lugar en el que yo pueda conocer a algún chico.

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Where stories live. Discover now