Kyungsoo

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Aquí su servilleta con insomnio disfruten este capítulo de última hora.

La casa del padre de JongIn no es una mansión como yo esperaba; es una casa de piedra rojiza en el barrio histórico de Beacon Hill, lo que imagino que viene a ser el equivalente a una mansión en Boston.

La zona es preciosa, eso sí. He estado en Boston varias veces, pero nunca había venido a esta parte lujosa de la ciudad y no puedo dejar de admirar las hermosas casas adosadas del siglo XIX, las aceras de ladrillo y las pintorescas lámparas de gas que bordean las estrechas calles.

JongIn apenas ha dicho una palabra durante el viaje de dos horas en coche. Su cuerpo, vestido de traje, ha estado emanando tensión en oleadas palpables y constantes que solo han conseguido ponerme incluso más nervioso.

Y sí, he dicho «vestido de traje», porque lleva camisa de vestir blanca, corbata, pantalones negros y chaqueta negra. La costosa tela se ajusta a su cuerpo musculoso como un maravilloso guante, y ni siquiera la mueca permanente de su rostro le resta ni un ápice a su increíble atractivo.

Al parecer, su padre le exigió llevar traje. Y cuando Kim Seonho descubrió que su hijo iba acompañado, pidió que también yo me vistiese de manera formal. Conclusión: llevo mi elegante traje azul que me puse para el concierto exhibición de primavera del año pasado.

El material de seda se amolda a mis curvas como un guante, y lo he conjuntado con unos zapatos negros de charol con un poco de tacon, que provocaron la sonrisa de JongIn cuando se presentó en mi puerta y me informó que ahora por fin podría besarme sin tener tortícolis después.

Nos reciben en la puerta principal, pero no el padre de JongIn, sino una mujer guapa y rubia con un vestido de cóctel rojo que revolotea alrededor de sus tobillos.

También lleva una torera de encaje de color negro con mangas, algo que me choca bastante, porque dentro de la casa hay como unos 1000 grados centígrados. Madre mía, qué calor hace aquí dentro. No pierdo ni un segundo en desprenderme de mi chaquetón en el elegante salón.

—JongIn—dice la mujer de forma agradable—, es maravilloso poder por fin conocerte.

Parece tener unos treinta y tantos, pero es difícil de adivinar, porque tiene lo que yo suelo llamar «ojos viejos». Son esos ojos sabios y profundos que revelan que una persona, más que una vida, ha vivido ya varias.

No sé bien por qué me da esa sensación. No hay nada de su elegante atuendo o de su sonrisa perfecta que insinúe que haya vivido tiempos difíciles, pero la superviviente a un trauma que hay en mí siente de inmediato una extraña afinidad con ella.

JongIn contesta con voz brusca pero educadamente.

—Para mí también es un placer conocerte, eh,…

Deja que la pregunta cuelgue y los ojos azul pálido de la mujer parpadean con tristeza, como si se hubiera dado cuenta en ese instante de que el padre de JongIn no le ha dicho a su hijo el nombre de la mujer con la que tiene una relación.

Su sonrisa se tambalea durante un segundo antes de volver a estabilizarse.

—Cindy —completa—. Y tú debes de ser el novio de JongIn.

—Kyungsoo —informo, acercándome para darle la mano.

—Es un placer conocerte. Tu padre está en la sala de estar —le dice a JongIn—. Está muy contento de tenerte aquí.

Ni Cindy ni yo ignoramos el bufido que se oye desde donde está JongIn. Aprieto su mano en una silenciosa advertencia para ser amable, sin dejar de preguntarme qué quiere decir con «sala de estar».

Enamorarse no es opción (Kaisoo)Where stories live. Discover now