Capítulo 7- El lado romano

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El dolor físico ha vuelto a aparecer, y si a eso le sumas el dolor sentimental que siento en estos momentos, estoy para el arrastre. Llego a la puerta de "casa", me seco las lágrimas para que Daemon no se ría de mí, aunque seguro que se nota que he llorado, siempre lo nota, aprovechará eso para hacerme más daño, siempre lo hace, y siempre consigue lo que quiere. Cuando estoy más o menos presentable entro, mal momento, Daemon está bajando las escaleras y me ve.

-Por fin llegas.

-No estoy de humor... déjame en paz...- paso por su lado y subo a mi cuarto lo más rápido que puedo, antes de poder cerrar la puerta Daemon está delante de la misma, cierro la puerta lo más rápido y fuerte que puedo, pero Daemon pone el pie para que no pueda hacerlo, retrocedo, pero pronto noto la otra pared contra mi espalda, Daemon entra.

- ¡¿Qué haces?! ¡¿No entiendes las normas o qué?!- intento retroceder mas, pero mi espalda y la pared están tan pegadas que noto que se van a fusionar.

-Déjame en paz...

- ¿Por qué debería hacerte caso?-se acerca a mí y me separa de la pared de forma brusca, exploto, ya no aguanto más.

-¡¡Porque estoy mal y quiero que me dejes en paz!!-noto sus nudillos y mi mejilla chocar, caigo al suelo, estoy perdida.

-No me faltes al respeto.

- ¡Pues déjame!-ya que he empezado, al menos voy a intentar desfogarme gritándole a él, lo peor que puede pasar es que me de otra paliza, así ya me han dado palizas por todos lados, Marcus una física, yo misma una emocional, y ahora el terminaría la que su padre ha empezado.

- ¡No me grites estúpida niña! ¿Es que no has aprendido nada en casi los dieciséis años que llevas aquí?

- ¡Déjame!-ya me va a pegar, así que, voy a hacer que merezca la pena.

-¡¡Que no me grites!!-su pie impacta en mis riñones haciéndome toser y gritar a la vez, me da con el talón en las costillas, no sé cómo es tan fuerte, duele demasiado, veo su pie acercarse a mi cara y giro la cabeza, me da en la nuca, me mareo un poco.

-Para... por favor...

-Dime, ¿Por qué debería hacerlo?

-Duele... mucho... por favor...-mis ojos se llenan de lagrimas, me duele mucho todo lo que me hace, y estoy débil, así que, aunque yo no quiera, va a tener el lujo de verme llorar.

-Esa es la idea, ¡que te duela!-me da una patada en el coxis, justo donde antes me ha dado Marcus, mis ojos dejan huir a mis lagrimas, que buscan camino por mis mejillas, Daemon sonríe y se agacha, me pone una mejilla contra el suelo para que no me mueva- Podría matarte ahora mismo... pero seré bueno, si haces algo por mi mañana, te perdonare la vida.

- ¿Qué tengo que hacer?-sigo llorando, pero consigo decir la frase más o menos bien, sin que flaquee por culpa del llanto.

-Ven a casa a las cuatro, me da igual que tengas que trabajar, no iras.

-Vale...-sale, de camino me da una patada demasiado fuerte, haciéndome gritar.

Me meto en la cama y me tapo hasta no poder mas, empiezo a llorar por todo lo que me ha pasado y por todo lo que he perdido hoy, no hago más que mirar mi móvil, buscando algún mensaje de Jayden, cosa que no encuentro, a las dos menos cuarto de la madrugada dejo de mirar, vuelvo a llorar, lo he perdido definitivamente, me duermo por culpa del cansancio, pero no descanso bien.

Por la mañana Daemon me despierta como siempre, me preparo y cuando estoy a punto de irme me veo en el espejo, estoy fatal, voy a mi cuarto y abro la tabla en busca del maquillaje, el maquillaje esta, pero la rosa no, caigo de rodillas y empiezo a llorar, es lo único bueno que me quedaba, me tapo la boca para ahogar el llanto, pero no consigo nada, ya que cuando me tranquilizo y me maquillo, veo que Daemon pasa por detrás mío con una sonrisa maléfica, me voy corriendo al instituto para llegar con tiempo y poder organizar mis cosas.

Yo soy la asesinaOn viuen les histories. Descobreix ara