Capítulo 56- Agente de la CIA

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-Jayden, a casa.

- ¿Por qué?

-Porque soy tu padre y no te queda otra.

- ¿Es por Ali? Cuando te hable de ella te pareció genial, pero claro, cuando descubres su nombre ya no te parece tan buena, ¿No?

- ¡A casa!-tanto Jay como yo nos encogemos en los columpios por el grito, cuando Jay se recupera se levanta y me da un beso en la mejilla mientras su padre nos mata con la mirada.

-Lo siento Ali, hablamos mañana. -me da otro beso en la otra mejilla y sonrío, ese segundo ha sido de verdad, el primero solo para hacer rabiar a su padre.

Se aleja de nosotros en dirección a su casa, cuando ya no puede oírnos el agente de la CIA que comparte genes con él empieza a hablar.

- ¿Por qué te acercas a mi hijo?

-El empezó a hablarme, además, me cayó bien y sigue cayéndome muy bien.

-No mientas, ¿Quién te ha dicho que hables con él?

-Nadie, ¿Quién iba a decírmelo?

-No te hagas la tonta, trabajas para Marcus Parker.

-Oiga, no se equivoque, yo no trabajo para él.

-Te obliga, pero haces lo que él te dice.

-No tengo opción, no quiero que nadie en mi familia muera.

-Y yo no quiero que le pase nada a la mía, así que ya te está alejando de mi hijo.

- ¿Por qué?

-Porque te puedo meter en la cárcel en cualquier momento. -mi corazón acelera por el miedo que me causa esa simple frase, Marcus mataría a toda mi familia si eso pasase.

-No sé qué se cree que soy, pero no haría daño a mis amigos, es más, les protejo de Marcus.

-Mira-retiene las ganas de llamarme niña, jovencita o algo similar, seguro, se le nota en la cara-, eres la causante de numerosas muertes firmadas con un alambre bajo las ordenes de Marcus Parker, y si tanto quieres proteger a tus amigos de Marcus, aléjate de ellos, o al menos de mi hijo.-me pongo a pensar un poco, es verdad que cualquier persona a la que le tenga algún tipo de cariño corre peligro, pero yo también necesito vivir como la gente normal, si soy una antisocial seré fruto de más burlas e incluso alguna novatada.

-Tiene razón... si quiere me alejo de él...

-Más te vale, y si no cumples tu promesa, te detendré-apoyo los pies en el suelo con fuerza y grito un poco, se me había olvidado que siguen doliendo-. ¿Qué te ha pasado en los pies?

-...-le miro, no parece mal tipo, se preocupa demasiado por sus hijos, pero siendo de la CIA tiene que ver muchas cosas malas, peores de las que veo yo, es normal que se preocupe así-Pisé unos cristales.

-A estas alturas mi hijo ya te habrá contado que soy de la CIA, y deberías saber que eso significa que mentirme es inútil.

-Marcus apagó un cigarro en mis pies para marcarme con sus iniciales...-nos pasamos unos momentos en silencio, mirando al vacío, hasta que su voz me hace mirarle.

-Tú no me recuerdas, ¿Verdad?

-No, ¿debería?

-No... eras demasiado pequeña para recordarlo.

-En realidad... recuerdo toda mi vida, pero tú no me suenas.

-Tal vez haya cambiado mucho, tenías seis o siete años, alguien unos cuatro años mayor que tú te recogía del colegio, no querías ir con él, ¿Te acuerdas?

Yo soy la asesinaOnde as histórias ganham vida. Descobre agora