Capítulo 8- Tal vez si tiene razón

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Borro esas dudas de mi cabeza cuando Jayden se va a hacer la comida, subo al cuarto de Anne. Me la encuentro igual que ayer, con la excepción de que está mirando un termómetro, me acerco y me siento en la silla del escritorio.

- ¿Qué tal pequeña?

-Ali... -su voz está más débil que ayer, miro el termómetro, treinta y ocho con nueve, definitivamente es demasiado para ella- Jay me había dicho que igual no podías venir...-tose, cada vez me da más pena, aunque bueno, Jayden cuida de ella.

-Lo sé, pero he encontrado un hueco, aunque a las tres y media me tengo que ir, ¿vale?- asiente.

- ¿Jay te ha dado la flor?-asiento- Jay la hizo conmigo cuando te fuiste, es muy bueno haciendo estas cosas... aunque él diga que no. -sonrío.

-Pues gracias por hacerme un tulipán, eran las flores favoritas de mi madre. -lo sé porque recuerdo que ella decía que yo era su pequeño tulipán.

- ¿Eran?

-Si ella... murió cuando yo era muy pequeña.

-Lo siento...

-No importa peque.

-Vale... ¿Por dónde habéis entrado? No he oído la puerta...

-Un sitio secreto.

- ¿Cuándo me cure me lo enseñaras?

-Te lo enseñara tu hermano.

-Entonces te ha llevado Jay... es porque le gustas...- aun enferma sigue en sus trece, me gusta que sea así de peleona, pero ¿no podría ser con otro tema?

-No es verdad, que me enseñe sus secretos no es que le guste, es que confía en mí.

-Pero te ha dado la rosa, la rosa mágica, con la que hacia magia... ya no hace magia...

- ¿Y?

-Pues que me recuerda que te dio la rosa...

-Si quieres se la devuelvo. -espero que no diga que sí, Marcus la habrá quemado, así que no puedo devolverla.

-Te la ha dado, quédatela...

-Ammm... ¿Toc toc?- me giro y veo a Jayden con una bandeja en las manos y sin poder abrir la puerta de la habitación, no es que esté cerrada, pero no está lo suficientemente abierta como para que pase bien, me río y le abro- La comida- deja la bandeja a los pies de la cama de Anne, como es una niña no ocupa toda la cama, así que la comida ahí no corre peligro alguno-. Serviros vosotras mismas. -cogemos lo nuestro y empiezo a comer, el carbón de él cocina bien, muy bien, Anne no tiene reparos en decírselo.

-Ezta mu dico. -tiene la boca llena, que manía tiene esta niña con eso.

-Me alegro enana.

-Si... Anne tiene razón, está muy bueno. -sonrío y el me corresponde.

-Gracias por el cumplido.

Seguimos comiendo mientras Anne nos habla de sus amigos de clase, cuando terminamos Jayden recoge todo, sin dejarme siquiera recoger una servilleta, baja a lavar los platos, supongo, ya que no dice nada.

-Ali...

- ¿Qué?

- ¿Me haces un favor?-asiento, ¿cómo me voy a negar? Aun estando enferma podría derretirme el corazón con una carita de perrito, me hace un gesto para que me acerque a ella y me susurra con su voz débil y acatarrada- Si mi hermano hace alguna tontería... perdónale, le gustas y se pone nervioso.

- ¿Cuándo vas a entender que no le gusto?-le respondo en un susurro, voy a seguirle el juego de que todo esto es un secreto.

-Cuando traiga más chicas a casa...-no entiendo lo que dice, y creo que se me nota en la cara, ya que sigue hablando. -. Ahora solo vienes tu... antes traía muchas más chicas a casa... así que cuando traiga chicas otra vez... me lo creeré...-se tapa todo lo posible con la manta y se acurruca, le acaricio la frente.

Yo soy la asesinaWhere stories live. Discover now