Capítulo 22- Adelanto

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Aparto la vista de sus ojos y por fin me decido a hablar, aunque creo que no es lo que él esperaba oír, creo que el espera insultos o palabras dañinas, no lo que estoy a punto de decir.
–No sé qué decir…
–Supongo que será porque sigues sin creerme, ¿Verdad?
–… Quiero creerte pero… es difícil…
– ¿Difícil? ¿Por qué?
–Porque, si te enseñan una foto en la que la persona con la que sales está besando a otra y es creíble… pues es difícil…
–Enséñame la foto y te demostrare que es falsa–saco el móvil y busco la foto, no sé porque voy a enseñársela, dudo mucho que pueda demostrar nada, se la enseño y se le iluminan los ojos–. Mira, se ve el cartel del baile de fin de curso del año pasado–hace zoom en el corcho y sí que se ve, y es imposible que se hubiese quedado ahí olvidado porque siempre que llegamos en un curso nuevo esta vacío, ese y todos los demás–. Solo te pido que me creas.
–Te creo. –sonríe al oírme decir eso, cualquiera podría pensar que le ha tocado la lotería, aunque tal vez sienta eso o algo similar. Cojo un libro y hago que se caiga el mini calendario que tengo dentro, Jayden lo coge y se sorprende al ver lo que tengo apuntado para mañana.
– ¿Mañana es tu cumpleaños?
–Si…
–Supongo que este año al menos Daemon te regalara algo, ¿No?
–No lo sé.
–Al menos una cosa recibirás, ya verás. –sí, una paliza que seguramente Marcus alargara durante todo el fin de semana, pero no quiero que pregunte, así que no se lo voy a decir.
–Lo dudo mucho.
–Te lo aseguro.
–Vamos a clase, tenemos clase en la otra punta del edificio.
Me coge la mano y yo entrelazo nuestros dedos por pura costumbre, me sonríe y yo le miro a los ojos, cuando el me mira a los ojos me pierdo en su mirada, noto que se acerca a mí para besarme, y yo por alguna razón no me aparto, cuando me besa correspondo al beso, cierro los ojos para disfrutarlo, dios, lo echaba tanto de menos, sus besos, sus ojos, su sonrisa, sus abrazos, todo lo que él me daba en general, noto sus manos en mi cintura y yo pongo mis manos en sus mejillas, me pega a él y le rodeo el cuello con mis brazos, se separa de mi lo justo para hablar.
–Te quiero. –noto la sangre acumulándose en mis mejillas haciendo que tengan un ligero color rojo.
–Yo también. –mierda, ¿Qué he dicho? He respondido sin pensar, y me arrepiento terriblemente de haberlo hecho, pero antes de poder decir nada Jayden me está besando y yo le correspondo al beso, realmente no sé porque, pero es un acto dirigido por mi subconsciente, suena el timbre y Jayden se separa de mi a regaña dientes.
–Supongo que tendremos que ir a clase.
–Si. –vuelve a cogerme de la mano y nos vamos a clase, nos sentamos justo cuando entra el profesor por la puerta, oigo que Jayden me susurra.
–Siento que te he obligado.
–No. –le respondo obviamente en un susurro, no quiero que me echen de clase, y él tampoco quiere eso.
– ¿Seguro? Porque no quiero obligarte.
–Seguro. –sonríe y empiezo a dibujar un paisaje, veo como mira el dibujo y sonrío.
Pasan las clases sin nada interesante, exámenes sorpresa, muchos deberes por aquí, nada de clase por allá y un recreo normal, pero cuando salgo me encuentro una sorpresa, Daemon me está esperando para recogerme, me acerco.
–Rápido, sube al coche, te lo explico por el camino–subo al coche y él también se sube, conduce por la ciudad pero yo ya sé a dónde me lleva, al bosque de las afueras–. Supongo que no me hace falta recordarte lo que mi padre te hace en tu cumpleaños, y como este año cae viernes quiere aprovechar todo el fin de semana…
–Lo suponía…
–Lo siento Ali…
–No es culpa tuya.
Estamos en silencio hasta que Daemon aparca en medio del bosque, nunca he estado aquí, Daemon baja y me abre la puerta, en la mano libre leva unas esposas y una cinta para taparme los ojos, me quedo inmóvil, no sé a dónde me lleva ni que me van a hacer, pero no quiero ir.
–Ali, baja, no quiero hacerte daño.
–Dime a donde me llevas.
–A una cabaña, donde mi padre está esperando a que lleguemos.
– ¿Por qué me tienes que esposar y vendar los ojos?
–Porque mi padre me ha dicho que te traiga así desde el instituto, y también que te trajera en el maletero, pero no lo he hecho porque mi padre te va  a hacer daño y no quiero eso–bajo del coche, ya estará en muchos problemas si Marcus se entera de que no me ha traído como él ha ordenado, se pone detrás de mí y me esposa las muñecas, me pone la venda en los ojos y noto sus labios en mi mejilla, luego acerca su boca a mi oído y susurra–. Lo siento… de verdad…
Me lleva andando por el bosque, no sé si es un sendero o es que Daemon me está llevando por el sitio más sencillo posible, pero se me hace bastante fácil caminar sin caerme para tener los ojos vendados, oigo una puerta y Daemon me mete en la cabaña que antes ha mencionado.
–Aquí esta, padre. –noto algo frio entre la cinta y mi cara y luego vuelvo a ver, Marcus ha cortado la cinta con un cuchillo, pero por suerte no me ha cortado a mí, no voy a hablar por si acaso, no quiero que nada malo me pase.
–Has tardado bastante, ¿Qué hacías?
–Recogerla del instituto.
–Aun así has tardado mucho, ¿Qué has hecho?
–Nada.
–Al menos dime que ha ido en el maletero y que no ha visto el camino.
–Ha ido exactamente como me has pedido que fuera.
–Perfecto, mañana iré yo a por ella–me mira–, ¿Te gusta el plan?
–No.
–Te aguantas, ¿Quieres un pequeño adelanto?
–No.
–He oído un si–me tira al suelo haciendo que caiga de espaldas sobre mis manos, que aún siguen esposadas–. Daemon.
– ¿Qué…?–noto culpa y pena en su voz, y aunque casi casi es un susurro, Marcus le oye perfectamente.
–Dale. – ¿Qué? ¿Me va a pegar Daemon? Le miro y veo en su cara a la sorpresa en persona.
– ¿Q-que?
–Sé que me has oído–recibo una patada por parte de Daemon, pero no duele–. Sé que puedes hacerlo mejor–me pega más fuerte y yo aguanto mis ganas de gritar, pero eso ha sido un grave error–. Ni siquiera se queja, ni una mueca, tiene que gritar o tu hermana morirá–Daemon cierra los ojos y me da una patada que me hace gritar, ni aunque quisiera aguantar el grito habría podido, Marcus se agacha a mi altura y sonríe con maldad–. Así será todo tu fin de semana, ¿Queda claro?
–S-si…–me pone otra venda en los ojos y noto como Daemon me coge, me lleva hasta el coche y oigo el maletero abrirse.
–Métela.
–Padre, creo que ya ha sufrido suficiente.
–O la metes al maletero o me encargo de que tu hermana muera de la peor manera posible. –noto como me mete en el maletero con cuidado y luego oigo como se cierra la puerta. El coche empieza a moverse a los pocos minutos, pero pronto para y oigo como se abre la puerta del maletero.
–Ali soy yo–me quita la venda y las esposas pero yo me quedo en el maletero–. Lo siento mucho–me saca del maletero–, por favor di algo.
–Déjame, vuelve a meterme en el maletero, haz lo que ha dicho.
–Ni en broma.
–Hazlo, ¡Ya!
–Ali, ¿Estás loca? No se dará cuenta de si vas en el maletero o no.
–Claro que sí.
–No voy a meterte ahí.
– ¡Hazlo! Por favor… no quiero que le pase algo a Nathalie porque no cumples lo que dice tu padre para no hacerme daño.
–Ali, no puedo hacerte eso.
– ¡Que lo hagas joder! No quiero que le pase algo malo a Nathalie.
–Lo hago porque tú me lo pides, no por otra cosa–me mete en el maletero y lo cierra, noto como se monta en el coche y como vamos hasta casa, pero conduce de manera muy delicada, no noto casi cuando frena o cuando gira, no noto apenas nada, abre el maletero y me saca–. ¿Estás bien?
–Si. –cierro el maletero.
–Lo siento otra vez, te he hecho daño y no quiero eso.
–Vamos a casa. –entramos a casa y yo casi no me aguanto, quiero llorar, pero realmente no sé porque, ya sabía que cabía la posibilidad de que Daemon tuviese que pegarme, pero duele que te pegue alguien en quien confías tanto.
– ¿Aguantaras?
–Sí, ahora déjame. –subo a mi cuarto y me tumbo en la cama, empiezo a llorar ahogando el llanto en la almohada para no preocupar a Daemon, cuando me relajo miro la hora, tengo que irme a trabajar, me preparo y bajo.
– ¿Quieres comer algo?
–No, voy a trabajar.
–Vale, que sea leve. –me voy a trabajar y cuando entro veo a Tori sonriendo.
–Hola Ali.
–Hola Tori. –empiezo a trabajar, aunque apenas hay gente.
–Felicidades por adelantado, que mañana no vengo a trabajar y en el instituto no nos vemos. –me rio.
–Gracias, pero, ¿Por qué no vienes?
–Me voy de fin de semana con mis padres y mi hermano, ¿Tú tienes plan?
–N-no, pero bueno, aquí hay gente que quiere tomar café o lo que sea, tenemos que trabajar. –seguimos trabajando y pronto entra Jayden, solo.
–Hola.
–Hola…
– ¿Por qué te ha recogido Daemon?
–Oh, no era nada–se encoje de hombros–, ¿A qué has venido?
–Venía a ver como estabas.
–Si me has visto antes.
–Sí, pero como te ha recogido Daemon me he preocupado.
–Estoy bien.
–Vale, ¿Me pones un chocolate para llevar?
–Claro–lo preparo y se lo doy, supongo que es para Anne, si no, no lo pediría para llevar–. Aquí tienes.
–Gracias–me da un billete de cinco y le devuelvo los cambios, sonreímos a la par y miro al suelo–, es para Anne, que esta con una amiga en casa y les han apetecido chocolate con churros, pero bueno, no quiero aburrirte, así que me voy, te veo mañana.
–Vale, hasta mañana. –se va y sigo trabajando
Cerramos un poco más tarde de lo habitual, ha habido demasiada gente como para cerrar puntuales, vuelvo a casa para encontrarme con Daemon, pero estoy cansada, así que no voy a estar mucho con él.
–Hola Ali, ¿Vas a cenar?
–No, me voy a dormir, tengo muchísimo sueño… lo siento.
–Da igual, buenas noches. –me acerco a él y le doy un beso en la mejilla, haciendo que sonría, subo a mi cuarto y me pongo el pijama, me tumbo y enseguida caigo dormida.
Pero por desgracia tengo pesadillas, sueño con mañana, el día de mi cumpleaños, la paliza que me va a dar Marcus, el hambre que voy a pasar, como voy a acabar, el hecho de que igual Daemon tiene que pegarme… me despierto a las tres de la madrugada y noto que mi almohada esta mojada, me toco las mejillas, también mojadas por mis lágrimas, voy al baño para lavarme la cara y despejarme, cuando me miro en el espejo me parece ver a mi madre detrás de mí, pero cuando parpadeo desaparece, así que vuelvo a mi cuarto y me vuelvo a tumbar, noto una presencia extraña en mi cuarto, pero aunque sea extraña, es agradable, es casi como si me abrazaran, así que pronto me duermo, y gracias a esa sensación consigo no tener pesadillas.

Yo soy la asesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora