Capítulo 12- Daemon

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Llevo siete días aquí, contados, todos los días Daemon ha bajado para pegarme, siempre sobre la misma hora, llevo aquí demasiado tiempo, pero al menos he tenido que comer, y, aunque me dijo que no lo haría, también me ha traído agua, le suplique cada día, pero el pasaba, simplemente se reía, así que decidí parar, y hoy no le voy a suplicar. Veo la puerta abrirse y Daemon entra, me mira de arriba a abajo, está más calmado que el resto de días, se acerca a mí y yo me echo hacia atrás, intentando alejarme de él, pero no funciona, esta la pared, me coge por el brazo libre y me quita las esposas de la muñeca, me lleva al baño casi a rastras, estoy muy débil como para poder andar rápido, me suelta en el baño.

–Adecéntate–le miro, intentando saber el porqué de esto–, tienes media hora. –cierra la puerta del baño y me giro.

Daemon ha llenado la bañera con agua caliente, lista para poder bañarme, pero no me meto, no todavía. Me miro en el espejo completo del baño y cierro los ojos, estoy fatal, estoy muy delgada, y mi ropa está muy sucia, tengo el pelo enmarañado, parece el nido de un pájaro. Me quito la chaqueta y me fijo en mi muñeca, tengo una marca roja como si fuese una pulsera, de las esposas, como no, me quito la camiseta y veo mis costillas perfectamente, estoy muy delgada, me giro para no mirarme más.

Me baño lo más rápido posible y salgo de la bañera, me visto con la ropa que Daemon me ha dejado en el baño y me desenredo el pelo, aun con todo lo que me he esforzado en que no se me enredara está muy enredado, cuando lo tengo más o menos presentable miro el reloj que me ha dejado Daemon, dos minutos, bajo y me siento donde Daemon me ordena.

–Va a venir mi padre, vas a tratarle con respeto, vas a hacerle caso, vas a hacer exactamente lo que él te diga, ¿Lo entiendes?–asiento– Si no te comportas, lo que te ha pasado esta semana, será lo que te para el resto de tu vida, ¿Queda claro?–no quiero volver a ese sótano, así que asiento, oigo el timbre y Daemon abre la puerta–Padre. –Marcus pasa de él y se acerca a mí.

–S-señor...–estoy asustada, no quiero que me pase nada malo.

– ¿Recuerdas las tres personas que tenias que haber matado hace una semana?–asiento– Bueno, pues conseguí que alguien terminase tu trabajo, ahora ve a tu cuarto, tengo que hablar con Daemon.

Me voy y hago como que subo a mi cuarto, pero me quedo en las escaleras, después de todo lo que me ha hecho Daemon quiero verle sufrir un poco, o al menos oírle, me asomo a la sala con cuidado, de modo que yo les vea a ellos pero ellos a mí no.

– ¿Cómo ha ido la semana?–se gira hacia su hijo y veo que Daemon baja la cabeza, actúa igual que yo cuando estoy hablando con uno de ellos.

–Bien...

– ¿Que ha pasado?–hasta de eso se da cuenta, Daemon tiene miedo.

–Alice... me ha desobedecido...

–Tienes que ser duro con ella, ¿Que castigo le has puesto?

–La he... encerrado en el sótano toda la semana...

– ¿¡Que!?–Daemon se encoge en el sitio y Marcus se acerca un poco a él–Dime que no has hecho esa tontería.

–L-lo... lo he hecho...–Marcus le coge del cuello y le pone contra la pared, ya sé de donde ha aprendido Daemon, pero la diferencia es que entre nosotros hay cuatro años, entre él y su padre dieciocho.

– ¿¡Estás loco o que!? ¡No hagas mas tonterías así! ¿¡Te queda claro!?

–Si...

–Más te vale, porque necesito a esa niña viva.

–Parece que ella te importa más que yo.–Marcus le agarra aun más fuerte del cuello y yo me asusto, empieza a faltarle el aire, realmente no sé porque tengo miedo de que muera, después de todo lo que me ha hecho, de repente Marcus le suelta.

Yo soy la asesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora