Capítulo 9- Castigo

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Entro a casa dos minutos después de las cuatro, Daemon ya está delante de la puerta furioso, solo han sido dos minutos, ¿Tan importante es? Además, está solo en casa, creo.

-¿Dónde estabas?

-En la biblioteca... quería estudiar tranquila y se me ha hecho un poco tarde...-miro al suelo esperando que me grite o me pegue, pero no lo hace, al contrario, habla con todo el control del mundo.

-Siéntate en el sofá, y átate la chaqueta-me siento en el sofá y miro mi camiseta, es normalita, con un escote un poco pronunciado, tal vez sea por eso, me la ato, bien, descartamos la posibilidad de que vaya a ser un juguete-. Va a venir un proveedor de armas muy importante...-esta serio, demasiado serio, se pone delante de mí y yo miro al suelo como me han ordenado que lo haga siempre- y tú vas a comportarte, porque si no, tendrás tu castigo.

-De acuerdo.

-Como le faltes al respeto, tendrás un buen castigo, y no seré yo el que te haga sufrir.

-Lo he entendido.

-Y a mí también me guardas respeto, si no, el castigo será doble, la mitad impartida por mí.

-Entendido.

Se va hacia la puerta cuando suena el timbre, la abre y entra un hombre de unos treinta años, de estatura media y pelo corto, se pone delante de mí y veo que tiene los ojos grises, desprende un aura maligna, le miro a la cara, pero no a los ojos, como me han enseñado.

- ¿Tu eres la que usa las armas?-me mira como si se tratase de una broma.

-Si. -sueno segura, o al menos eso intento.

-Si solo eres una niña.

-Tengo dieciséis años, ya no soy una niña.

-Una niña, bien desarrollada, pero una niña. -ya me está empezando a hartar, ¿Cómo se atreve a llamarme niña? Nunca he podido ser una niña, tal vez si en apariencia, pero no en forma de ser.

- ¿Acaso por tener dieciséis años no puedo disparar bien?

-Lo dudo mucho, aunque bueno, si Marcus se fía, no es mi problema...-quiero matarle- ¿Cómo te pagan?

-A mí no me dan ni las gracias, se lo dan a él y a su padre. -señalo a Daemon, está muy serio, bueno no, está neutro, como si no pudiese reaccionar.

-Se me olvidaba que eres mujer-ahora lo quiero matar literalmente, ¿Cómo se puede ser tan machista? Mira a Daemon-, ¿Le dais algo a cambio del trabajo?

-Techo, comida, agua y los estudios, y esto último porque está registrada, en si no necesita estudios para saber disparar una pistola. -no puedo creerme lo que estoy viendo, si no estuviese el proveedor, Daemon ya me habría pegado hasta el punto de escupir sangre por todas las cosas que había dicho, ¿Cómo se atreve a decir que no necesito estudios? Quiero estudiar, tendré vida después de salir de aquí, me soltaran a los dieciocho años, de ahí en adelante quiero una vida, quiero estudiar una carrera, quiero conocer a mi familia, y encontrar alguien con quien continuarla, simplemente tener una vida.

-En fin...-me mira otra vez y se saca del bolsillo de la chaqueta una bolsita con cinco bolsitas dentro, por cada bolsita una bala y una etiqueta, son balas nuevas, no comerciales, siquiera existentes hasta este momento, creadas en laboratorios ilegales por gente como yo, los secuestran al igual que a mí y luego los maltratan para que hagan balas o armas nuevas, y para colmo no pueden ser rastreables, ni siquiera pueden notarlas los perros de aduanas.

- ¿A quién y a dónde?

-A un hombre acompañado de una rubia, ambos de gala, frente a correos.

Yo soy la asesinaWhere stories live. Discover now