Capítulo 49- La cicatriz de un nuevo sirviente

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Me despierto al rato y me levanto, miro a mi alrededor, sobre la mesa de la sala hay un plato con un sándwich de jamón y queso, lo toco, esta templado, como mucho lleva diez minutos aquí, cojo el plato y veo una nota, es la letra de Daemon, "Lo siento Ali, de verdad no quería hacerte tanto daño, el sándwich es por si tienes hambre. -Daemon", sonrío un poco y empiezo a comerme el sándwich, noto un saborcillo a mantequilla mezclado con el jamón medio frito y el queso fundido, creo que este va a ser el sabor que me recordará a Daemon y su comida, que me recordará los buenos momentos en esta casa.
Me levanto y pongo el plato en el lavavajillas, me lavo las manos y doblo la manta, subo al cuarto de Daemon, está leyendo un libro de psicología, me acerco y cojo el libro, con cuidado de que no pierda la hoja, la marco con el marca páginas y lo dejo en la mesilla.
- ¿Me ayudas a poner las cámaras?
-Claro que si. -se levanta y vamos a por las cámaras al coche, como está lloviendo Daemon no me deja salir de debajo del umbral de la puerta.
Vuelve con la caja de las cámaras y me mira con una sonrisa, cojo la caja y la pongo sobre la mesa de la sala, Daemon viene con un cúter y abre la caja, un corte limpio, la abro y oigo la voz de Daemon.
- ¿Una en cada habitación?
-Sí, bueno, en el baño no.
-Claro que no vamos a poner una en el baño, no quiero que luego te pongas a ver las grabaciones. -su tono de burla me hace sonreír, empezamos a poner las cámaras, muchas veces Daemon tiene que auparme o sentarme en sus hombros para que pueda llegar, hacemos un par de tonterías mientras ponemos y activamos las cámaras y los micrófonos.
Ponemos las cámaras también en el piso de arriba, Daemon se encarga de la última, la pone al final del pasillo, en el sitio donde hace la "L" inversa, mira la puerta y sus ojos se apagan, me acerco a él y le pongo la mano en el hombro.
- ¿Estas bien?
-Tú nunca has estado aquí... ¿Verdad?
-Verdad.
-Tú... no sabes lo que ha pasado aquí... ni tampoco lo que hay dentro... y no te recomiendo saberlo...
-Pues ahora tengo curiosidad...
-No es agradable de ver...
-Por favor... quiero saber más cosas sobre lo que ha pasado aquí, sobre lo que has visto, lo que te ha hecho ser como eres...
-Vale...-se va a su cuarto y vuelve con una llave, la mete en la cerradura y me mira- ¿Segura?-asiento y abre la puerta, esta todo oscuro.
Daemon enciende la luz y veo la habitación. Las paredes, que en principio serian blancas, están llenas de sangre reseca, de distintos tonos, un tono de rojo por persona, desde el rojo más intenso hasta el rosa suave que tienen las personas enfermas, pasando por el carmesí de los niños.
Hay un armario de madera, también salpicado con la sangre de la gente, me acerco y veo algo extraño, las bisagras no son bisagras reales, son huesos humanos, pulidos para que sean exactamente iguales a las piezas, abro la puerta usando la manga para no dejar mis huellas, hay armas, desde una Swissminigun, el revolver de doble acción más pequeño del mundo con solo cinco con cinco centímetros de longitud y balas de calibre dos con treinta y cuatro milímetros, hasta el rifle más grande que jamás he visto, ocupa los tres metros de base que tiene el armario, dispara cartuchos de unos cinco centímetros, podría matar cincuenta patos en un estanque.
Me doy la vuelta y veo una cama, destrozada, con esposas en la cabecera, y sangre en las sabanas, el colchón tiene agujeros, seguramente hechos con un cuchillo al torturar a alguien, miro a Daemon, dispuesta a hacerle una pregunta más que estúpida, pero quiero saber la respuesta exacta.
- ¿Por qué esta esto así?
-Cuando yo era pequeño... desde antes de que naciera Nathalie incluso... mi madre dormía aquí, supongo que desde que mi padre se coló en esta casa... la habitación estaba en mejor estado, más o menos como en la que mi padre quiere que duermas, mi madre no podía salir de aquí, mi padre entraba y salía mucho, no sabía el porqué, pero ahora lo supongo, cuando Nathalie nació las mandó al sótano, día si y día también mi padre traía gente aquí... lo normal era que antes de la madrugada siguiente estuvieran muertos... pero a veces las tenía retenidas un tiempo... siempre que pasaba eso eran mujeres...-cada palabra que dice Daemon forja una imagen en mi mente, todo desde el punto de vista de Daemon, todo antes de que Marcus me secuestrase...
- ¿Por qué entraba tanto cuando estaba tu madre?
- ¿No te lo contó mi madre?-niego, quiero saber si puede suponer que su padre la violaba, quiero saber que oía el, quiero saber todo lo posible para así comprender a Daemon completamente- No... no estoy seguro pero... dados los gritos de mi madre... el embarazo del que salió Nathalie... y unas cuantas cosas más, llevan hasta al más tonto e inocente del mundo a la conclusión de que la violaba...
-Yo... lo siento, no quería que recordases malos momentos...
-No importa...-acerca su mano a la cicatriz de su espalda y recuerdo algo, "a los doce años quería consolarte cuando llorabas por las noches ignorando completamente lo que me decía mi padre y casi me quedo sin omoplato", veo como se frota la cicatriz y reúno el valor suficiente como para preguntar.
- ¿Puedes decirme que pasó? No estás obligado a contestar.
- ¿Cómo?
- ¿Qué paso para que tu padre te hiciese esa cicatriz?
-Yo... fue hace ocho años... Estaba cansado de todo esto... y sigo cansado pero... aquel día... me negué a hacer todo lo que mi padre me decía... y cuando te oí llorar por la noche... me levante del sofá y quise ir a verte... no preguntes porque estaba en el sofá, no lo recuerdo... la cosa es que... mi padre me atacó... solo tenía doce años, y él tenía treinta... caí al suelo y me cogió por un pie... me trajo hasta esta habitación a rastras, escaleras incluidas... cuando llegamos aquí pensé que me iba a matar... pero en vez de eso me dio golpes hasta que me desmayé-veo sus ojos aguarse por los recuerdos dolorosos que pasan por su mente y se materializan en palabras a través de su boca-. Cuando desperté ya era de día, el sol ya estaba muy alto así que mi padre ya te había llevado a clase, y le había dado tiempo a volver a casa, yo estaba atado de pies y manos... mi padre entró con un cúter en la mano, me miró con su sonrisa psicópata y me puso boca abajo... noté un dolor intenso justo donde tengo la cicatriz, movió el cúter para hacerlo más grande, saco el cúter y dijo, "Se ve el hueso, eso significa que puedo sacarlo. Me lo voy a quedar y se lo voy a dar a tu hermana, para que piense que estás muerto.", yo solo lloraba... entonces sucedió un milagro... sonó el timbre y mi padre fue a abrir, yo solo seguía llorando... el que estaba en la puerta eran Maurice y su padre... Maurice subió para estar conmigo y me vio... llamo a su padre a gritos y yo cerré los ojos, cansado por la falta de sangre... oía como el padre de Maurice llamaba loco al mío y noté un pinchazo, después no recuerdo nada hasta despertar en mi cuarto con Maurice mirándome, tenía la herida cosida, el padre de Maurice empezó a cojear desde aquel día, hasta que murió.
-Lo siento...
-Da igual... ¿Puedo cerrar la puerta otra vez?-salgo de la habitación y apago la luz, cierra la puerta con llave y me mira- Supongo que ahora tendrás preguntas.
-Sí, pero puedo preguntarte en otro momento, sé que ahora no estas con el mejor humor del mundo.
-Gracias... pero ya que estamos con el tema... cualquier cosa que quieras saber sobre lo que ha pasado en esta casa o con la gente que ha pasado por aquí... pregúntamelo, siempre has sabido lo mínimo, lo que se colaba por las rendijas de la puerta, quiero aclarar las dudas que tengas antes de que te vayas y así librarme de todas las mentiras que te ha podido contar mi padre.
-Si quiero saber algo, te lo pregunto, pero no te cargues con lo que hace tu padre.
-Vale... ¿Quieres hacer algo? Ya sabes, para matar el tiempo.
-No, nada.
-Mira que eres aburrida.
-Oye, no soy aburrida.
-Claro que sí, no has podido hacer nada en toda tu vida y ahora que puedes no haces nada.
-Proponme tu algo.
-El paintball.
-Tu padre me enseñó a disparar.
-También a mí.
-No llores cuando te gane. -nos preparamos y subimos al coche, está en las afueras, así que no nos queda otra, cuando llevamos cinco minutos de camino me mira.
- ¿Quieres apostar?-una sonrisa maligna aparece en mi cara, una apuesta, si la gano puedo sacar un buen beneficio.
-Vale.
-Si gano yo te encargas de hacer tu todas las comidas del día durante una semana.
-Vale, y si gano yo...-le miro y sonrío inocente, me va a odiar por lo que voy a decir, y si gano todavía más- serás mi sirviente durante dos semanas. -esta un par de segundos mirando la carretera, pensativo, justo antes de volver a acelerar me mira.
-Muy bien, pero no vale echarse atrás.
Cuando llegamos nos ponemos las protecciones necesarias y entramos, me separo de Daemon enseguida, buscando un buen escondite, pero no hay ninguno suficientemente bueno como para que Daemon no me vea, así que no podre estar quieta en toda la partida.
Dos horas, cincuenta y dos minutos y treinta y nueve segundos, ese es el tiempo exacto que tardo en darle a Daemon con la bola de pintura, pero ha merecido la pena, ahora tengo un sirviente durante dos semanas enteras, y no puede decirme que no, él ha apostado y ha perdido.
Nos cambiamos y salimos, me acerco a él con una sonrisa triunfante en la cara, me mira y se cruza de brazos.
- ¿Qué quieres?
-Que me cojas y me lleves al coche.
-Ya, claro, ¿Y qué más? ¿Te llevo a México de vacaciones?
-No, por ahora, pero tienes que hacer lo que te pida, así que, hazlo.
-Vale. -me coge como si fuese un saco de patatas y le doy un golpe en la espalda.
- ¡Así no idiota!
-Tienes que especificar, sino, lo cambiare de modo que me beneficie a mí.
-Eres odioso, odioso odioso odioso-se ríe y me lleva hasta el coche, me sienta en el asiento del copiloto y me ata el cinturón, se sienta en su asiento y cuando me mira le saco la lengua-. Y también eres malo.
-Vale, a la próxima como tú quieras, pero admite que te has querido reír.
-... sí, he querido reírme...-sonríe y empieza a conducir, empiezo a pensar, me apetece un filete para cenar... o una chuleta... si, eso mejor. Miro a Daemon con una sonrisa tímida- Vas a hacer tú la cena, ¿Verdad?
-Sí, no me queda otra, ¿Qué quieres pedir?
-Me apetece chuleta... que las cocinas muy bien, poco hechas, te quedan de muerte...
-Mira qué pides cosas...
-Solo es la cena, lo haces siempre.
-Pero es una chuleta, la guardaba para mí.
-No haberla dejado tan a la vista. -llegamos a casa y bajo, entramos y subo a mi cuarto, me cambio y bajo al oler la cena que me espera.
Bajo corriendo y veo a Daemon poniendo el plato sobre la mesa, aparte de la chuleta también hay unas patatas fritas y una ensalada en otro plato, eso es para ambos.
-Que aproveche.
-Igualmente. -empiezo a comer, dios, de verdad que Daemon cocina de maravilla.
Me sirvo un poco de ensalada y empiezo a comer también, tal vez la ensalada no esté tan lograda porque no hay que buscarle un punto exacto para cocinarla, pero igualmente esta genial. Noto como a Daemon se le forma una sonrisa en la cara.
-Tenías hambre, ¿Eh?
-Sí, y mucho.
-Pues no sé tú, pero yo voy a por un helado. -se levanta y coge un polo del refrigerador, ya se como fastidiarle un poco más, cuando empieza con el helado termino la comida y le miro, como siempre con la sonrisa en la cara.
-Deja tu helado, cógeme como a una princesa y, por último, llévame a mi cuarto.
-Al menos déjame acabar el helado, ¿No?
-No.
-Dios...-deja el helado en la encimera, sobre el plástico del polo y me coge en brazos, le doy un beso en la mejilla y me sube escaleras arriba- Me arrepiento de haber apostado contigo.
-Todo el mundo lo hace. -sonrío y me lleva a la habitación, me tumba en mi cama y me tapa con la manta y el edredón.
- ¿Algo más?
-Sí, léeme un cuento y dame un beso de buenas noches.
- ¿Qué tienes? ¿Seis años?
-Si. -al decir eso imito la voz de Anne, no ha debido quedarme muy bien ya que Daemon se ríe.
- ¿Qué cuento quieres?
-No conozco ninguno, ¿Recuerdas? No me contabas cuentos de niña.
-Vale, creo que sé que cuento contarte. -se sienta en mi cama y le miro, sonriendo.
Me siento como una niña otra vez, pero una niña feliz, una niña que escucha el cuento que le cuanta su hermano mayor para que sueñe con el más bonito de los reinos.
- ¿Qué cuento va a ser?
-Peter Pan. -sonrío y empieza a contarme el cuento.
La verdad es que me encanta el cuento, supongo que todos conocéis la historia del niño que no quería crecer y se fue a Nunca Jamás con los niños perdidos, un niño al que le encantaban los cuentos pero no tenía madre para que se los contase, por eso va a la tierra, en busca de una madre, y acaba encontrándose a Wendy y a sus hermanos John y Michael. Pero claro, como en toda historia siempre hay un antagonista, el Capitán Garfio, que quiere acabar con Peter Pan. Para cuando acaba el cuento ya estoy medio dormida, noto unos labios en mi frente y un "Buenas noches pequeña", sonrío y duermo tranquila.
Tras un tiempo durmiendo noto que me mueven con brusquedad, abro los ojos y veo a Daemon, nervioso.
-Ali, vístete, rápido, mi padre esta abajo, y no creo que quiera nada bueno.
-Vale, vete. -cuando sale de la habitación me cambio a la ropa de la calle y bajo, veo a Marcus esperándome mientras juega con el mechero, nada bueno se avecina.

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-Besos, Alex ;3

Yo soy la asesinaWhere stories live. Discover now