Capítulo 57- El rescate de Nath

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Entonces lo oigo, oigo el disparo, seguido de un dolor intenso en mi hombro y un fuerte grito por mi parte, mi camiseta y mi chaqueta empiezan a mancharse de sangre y mis mejillas de lágrimas.

Abro los ojos y miro a Marcus, distorsionado por mis lágrimas, y aun así soy capaz de ver la felicidad de su cara, como su sonrisa psicópata se hace cada vez más grande según acerca su mano a mi hombro y aprieta la bala hacia el interior de mi cuerpo, sigue ahí incrustada, y no sé si eso es algo bueno o algo malo, grito más por lo que duele y oigo la voz de Marcus haciendo una pregunta estúpida.

- ¿Duele?

-S-si...-hace más presión y yo grito, intento quitar su mano pero solo recibo un tortazo, sigo llorando y gritando por lo que me duele el hombro, no puedo retenerlo, nunca había notado algo así.

-No grites, no he hecho más que empezar-me coge por el cuello de la camiseta y me tira al suelo, me agarro el hombro intentando detener la hemorragia, pero es imposible-. Tienes tres milésimas de segundo para huir-me siento y noto el pie de Marcus en mi pecho a modo de patada, tirándome al suelo, cuando vuelvo a estar tumbada noto como me pisa-. Tarde-me quedo callada y él se agacha, apoyando todo su peso en el pie que tiene encima de mi pecho-. Venga, di algo, sé que quieres quejarte-niego con la cabeza, aun sin soltar mi hombro malherido y su cara cambia un poco-. Pensé que tendría algo que recordar, ya sabes, más de tus estúpidas palabras con las que crees desarmarme a mi o a cualquier otra persona-aparta mi mano y mete otra vez el dedo en la herida, noto como se mueve su dedo y también como la bala parece expandirse y una sonrisa aún más psicópata aparece en su cara mientras mis gritos llenan la estancia-. Vaya, parece que se ha roto-saca el dedo ensangrentado y o mira, divertido-. Creo que esta sangre deberías conservarla tú.

-Para...-ambos miramos al lugar donde proviene la voz y nos encontramos a Daemon, intentando levantarse para venir a ayudarme, pero Marcus se levanta, dispuesto a pegarle otra vez.

-¿Cómo es que estas despierto?-se acerca a Daemon, que por fin ha conseguido levantarse, y le da un puñetazo en el estómago, haciéndole retroceder un par de pasos por estar débil, mira el reloj de la pared y su cara demuestra cuanto le fastidia que ya sean las nueve- Tengo que irme, pero solo serán dos días, y cuando vuelva, os vais a enterar.-sale por la puerta y me agarro de nuevo el hombro, Daemon se acerca a mí y me obliga a quitar la mano de la herida.

-Esto está muy mal...-sale corriendo hacia el baño, ignorando el dolor que los golpes que su padre le ha dado puedan causarle en el cuerpo, vuelve con el botiquín y me para la hemorragia, me venda el hombro de un modo chapucero.

Me coge, ignorando mis intentos de ponerme de pie por mi cuenta, me deja en el asiento del copiloto y se sube al del piloto. Le miro, su cara está teñida por la preocupación, me ato con un brazo y miro al frente, cuando el coche empieza a moverse Daemon empieza a hablar.

-Enseguida te dolerá menos, Maurice te sacará la bala.

-Vale...-enseguida llegamos y nos bajamos del coche, Daemon timbra y cuando abren vamos al ascensor.

-Es el sexto-le doy al botón con el brazo bueno y al llegar encontramos a Maurice en la puerta, esperando-. Ayúdale, por favor.

-Pasad, venga-entramos y Daemon cierra la puerta, vamos a la consulta, seguramente ilegal, que tiene montada Maurice en su seguramente triplex, me hace un gesto para que me siete en la camilla y eso es lo que hago, va a por un par de cosas y vuelve a acercarse a mí-. ¿Qué ha pasado?

-Marcus... me ha disparado en el hombro...

- ¿Cómo permites que haga algo así?-la ira marca esa pregunta, por lo visto le importo a más de un delincuente, empieza a quitarme las vendas y Daemon decide responder a la pregunta.

Yo soy la asesinaOnde histórias criam vida. Descubra agora