Entonces lo oigo, oigo el disparo, seguido de un dolor intenso en mi hombro y un fuerte grito por mi parte, mi camiseta y mi chaqueta empiezan a mancharse de sangre y mis mejillas de lágrimas.
Abro los ojos y miro a Marcus, distorsionado por mis lágrimas, y aun así soy capaz de ver la felicidad de su cara, como su sonrisa psicópata se hace cada vez más grande según acerca su mano a mi hombro y aprieta la bala hacia el interior de mi cuerpo, sigue ahí incrustada, y no sé si eso es algo bueno o algo malo, grito más por lo que duele y oigo la voz de Marcus haciendo una pregunta estúpida.
- ¿Duele?
-S-si...-hace más presión y yo grito, intento quitar su mano pero solo recibo un tortazo, sigo llorando y gritando por lo que me duele el hombro, no puedo retenerlo, nunca había notado algo así.
-No grites, no he hecho más que empezar-me coge por el cuello de la camiseta y me tira al suelo, me agarro el hombro intentando detener la hemorragia, pero es imposible-. Tienes tres milésimas de segundo para huir-me siento y noto el pie de Marcus en mi pecho a modo de patada, tirándome al suelo, cuando vuelvo a estar tumbada noto como me pisa-. Tarde-me quedo callada y él se agacha, apoyando todo su peso en el pie que tiene encima de mi pecho-. Venga, di algo, sé que quieres quejarte-niego con la cabeza, aun sin soltar mi hombro malherido y su cara cambia un poco-. Pensé que tendría algo que recordar, ya sabes, más de tus estúpidas palabras con las que crees desarmarme a mi o a cualquier otra persona-aparta mi mano y mete otra vez el dedo en la herida, noto como se mueve su dedo y también como la bala parece expandirse y una sonrisa aún más psicópata aparece en su cara mientras mis gritos llenan la estancia-. Vaya, parece que se ha roto-saca el dedo ensangrentado y o mira, divertido-. Creo que esta sangre deberías conservarla tú.
-Para...-ambos miramos al lugar donde proviene la voz y nos encontramos a Daemon, intentando levantarse para venir a ayudarme, pero Marcus se levanta, dispuesto a pegarle otra vez.
-¿Cómo es que estas despierto?-se acerca a Daemon, que por fin ha conseguido levantarse, y le da un puñetazo en el estómago, haciéndole retroceder un par de pasos por estar débil, mira el reloj de la pared y su cara demuestra cuanto le fastidia que ya sean las nueve- Tengo que irme, pero solo serán dos días, y cuando vuelva, os vais a enterar.-sale por la puerta y me agarro de nuevo el hombro, Daemon se acerca a mí y me obliga a quitar la mano de la herida.
-Esto está muy mal...-sale corriendo hacia el baño, ignorando el dolor que los golpes que su padre le ha dado puedan causarle en el cuerpo, vuelve con el botiquín y me para la hemorragia, me venda el hombro de un modo chapucero.
Me coge, ignorando mis intentos de ponerme de pie por mi cuenta, me deja en el asiento del copiloto y se sube al del piloto. Le miro, su cara está teñida por la preocupación, me ato con un brazo y miro al frente, cuando el coche empieza a moverse Daemon empieza a hablar.
-Enseguida te dolerá menos, Maurice te sacará la bala.
-Vale...-enseguida llegamos y nos bajamos del coche, Daemon timbra y cuando abren vamos al ascensor.
-Es el sexto-le doy al botón con el brazo bueno y al llegar encontramos a Maurice en la puerta, esperando-. Ayúdale, por favor.
-Pasad, venga-entramos y Daemon cierra la puerta, vamos a la consulta, seguramente ilegal, que tiene montada Maurice en su seguramente triplex, me hace un gesto para que me siete en la camilla y eso es lo que hago, va a por un par de cosas y vuelve a acercarse a mí-. ¿Qué ha pasado?
-Marcus... me ha disparado en el hombro...
- ¿Cómo permites que haga algo así?-la ira marca esa pregunta, por lo visto le importo a más de un delincuente, empieza a quitarme las vendas y Daemon decide responder a la pregunta.
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Yo soy la asesina
Mistério / SuspenseLos dos mundos de Alice Anderson son completamente distintos. Por una parte, es una estudiante de instituto brillante. Por otra parte, la desesperación que tiene que vivir cada día la está consumiendo lentamente. Vive encerrada en un mundo de muert...