Capítulo 13

58 7 0
                                    

La luz de la mañana entraba por la ventana, pero Fillo seguía sumido en el sueño.

- Buenos días - nadie contestó.

La cama se encontraba vacía y la casa silenciosa. De repente Fillo observó la figura de dos hombres. Cuando la luz del sol de la mañana entró por la ventana, se pudo distinguir la cara de Hellar y Raylack. De sorpresa las caras de ambos se encontraron frente a frente con la de Fillo. En ese momento, Fillo se levantó de una sacudida. El sudor le corría por el cuerpo, y el frío de este le hizo acurrucarse. En escalofríos cogió las sábanas y se agazapó en la cama con las rodillas sobre el pecho.

Pollithios no se encontraba en la cama, y el trauma derivado del secuestro le dejaba pesadillas. Necesitaba la compañía de Pollithios para calmarlas. Sin su presencia, el terror consumió su razón y las señales que mandaba su cerebro eran gritos, reaccionar a gritos. Como un niño pequeño necesitado de mimos gritaba su nombre.

- ¡Pollithios!¡Pollithios!

De un instante Pollithios apareció en la puerta. Intranquilo pensó que le había pasado algo, pero tan solo se encontrba gritando en la cama.

Fue corriendo y se encontró entre los brazos de Fillo. Sin levantar la mirada, Fillo apoyó la barbilla sobre su hombre. Ya más tranquilo, comenzaron a activarse.

- He preparado el desayuno - le decía mientras le abrazaba -. Come algo que te vendrá bien.

El desayuno fue tranquilo y la mañana la pasaron juntos dando clase.

Las miradas entre los dos aumentaban. En Fillo se mostraba una mirada de intranquilidad, perdida en sus pensamientos, pero llamada por el fuego del corazón dulce y tierno de Pollithios. Por el contrario, la mirada de Pollithios se mostraba centrada, con años de experiencia (y tanto, la inmortalidad da mucho rato para pensar y centrar), en el único compañero que le comprendía. Una mirada fogosa a la vez que fría.

Un mar de verdades que entrañaban las miradas de ambos, pero un secreto bien guardado. Una profecía que el inmortal encubría de la persona que quería. Una profecía que causaría el abandono, la soledad y la desolación de cada uno. La profecía que destruiría la llama que calienta al ser, que calienta la esperanza y que calienta el amor. La profecía que el humano había escuchado hablar en una ocasión. No tenía ninguna información de aquello, pero se ocuparía de saber la verdad.

La verdad de porque está el allí.

A Fillo le corrían las dudas en el interior. ¿Será que esa profecía se dirigía a mi? ¿Será que la porfecía hizo que existiera? ¿Y si esa profecía destroza todo vínculo? ¿Seguiré siendo yo mismo cuando encuentre la verdad? ¿Quiero saber la verdad?

Nunca se conoce la pura verdad, pero él necesitaba saber de que habló aquella noche Pollithios.

- ¿Podemos descansar un poco de la clase? - Fillo se levantó del pupitre -. Quiero que me lleves a tu lugar favorito.

- Encantado - Pollithios estaba emocionado con la propuesto. NO hubo un segundo de duda, Pollithios necesitaba un descanso, además de notar la falta de atención de Fillo. Creo que siente mi mentira, pensó.

Pollithios agarró de la cintura a Fillo y alzó sus enormes alas. En el vuelo, el pelo medio largo de Fillo raspaba las caricias del viento. Se movía al compás de los aleteos de Pollithios.

Pollithios frenó el vuelo en un pequeño montículo enfrente de una ciénaga. Una ciénaga en la que la vegetación iluminaba por su ausencia. Los pocos animales restantes se ahogaban entre su agonía. Los árboles se contagiaban del viscoso líquido negro que recorría las carreras del río.

La Fantasía de un SoñadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora