Capítulo 37

21 2 0
                                    

Sostenía el libro que Magna había cogido de la cueva. Sin saber que hacer lo dejé sobre la mesilla de noche. Todavía me quedaba para terminar el libro del fuego, por lo que me puse a ello. Al alba pedí a Magna que me examinara. Así lo hizo. 

-¿Preparado?

-Si.

-Adelante. 

Con toda la concentración buscaba las palabras, los hechizos. Buscaba el fuego de mi interior, la chispa que encendiera la hoguera. De las palmas me salieron indicios de chispa. 

Con movimientos suaves y acompasados, envolví las chispas entre mis palmas creando una bola de fuego que después lancé a la nieve. Esta se consumió produciendo un silbido mientras se derretía. 

Eso fue el primer punto del examen aprobado. El más fácil. Ahora tenía que evolucionar esa bolita a un fuego mayor. Con las manos en llamas, produje el fuego que quería, una gran bola de chispas que crepitaban al compas del movimiento flameante. Otro punto aprobado.

Tocaba darle figura. Del fuego de mis manos llegué a crear un muñequito de llamas. Un muñequito que se dividía en muchos más. Dirigidos por mis palabras, los uní creando un hombre de mi altura que parecía estar quemándose. El penúltimo punto aprobado. 

Para finalizar el examen, recibiría ataques de Magna y los tendría que parar, para después devolverlos o neutralizarlos. Simulábamos una pelea sin el peligro de salir dañados. 

Magna estaba preparada. Al principio lo único que lanzó fueron pelotas de fuego del tamaño de pelotas de tenis. Las neutralicé todas cogiéndolas con las manos. Las apagué y absorbí su poder. 

Pasó a lanzar bolas de mayor densidad y tamaño, como las bolas de los bolos. Me costó pararlas, pero el poder que obtuve sería posible utilizarlo para el momento final. 

Un anillo de fuego se dibujo a mi alrededor, estaba atrapado. En la encrucijada, lanzó señuelos de mi muñeco de fuego. Yo contrataque con los mismos muñecos. Entre ellos se peleaban, mientras Magna ideaba como vencer mis reflejos. Me lanzó una bola de fuego por la espalda que me dio de lleno. En un disimulo hice ver que la bola me había abrasado. Magna estaba aterrada, pero me levanté y su cara cambió a asombro. Envuelto en las llamas, levanté los brazos apuntando al cielo. El fuego se propagó, el anillo que me atrapaba se convertía en mi fortaleza, notaba su poder. Notaba las ganas de quemarlo todo. 

Magna me observaba preocupada por las facciones de mi cara. Estaba asustada por mis pensamientos y lanzó un hechizo de agua que ahogó el fuego que me envolvía. El poder que sostenía en las manos y recorría mis venas se había volatilizado. Las ganas de destrozar se fueron con el agua. 

-¡No vuelvas a distraerte por un poco de poder!- gritó Magna - ¿Me entiendes?

-Eee... - estaba asustado y confundido -. Lo siento, lo siento mucho. Se me fue la cabeza - estaba aterrado de haber suspendido el examen. El peligro de haber asesinado a Magna por la corrupción del poder no era mi principal idea. 

-Estás aprobado- dijo Magna -. Tienes potencial, chico. Pero ten cuidado, puedo ver ganas de poder en tus exámenes. El poder corrompe y te lleva al lado oscuro, ¿Quieres eso? - preguntó. 

-No- respondí lo que sabía que querría escuchar. La pregunta era fácil de responder para alguien con ideales fuertes y sin dudas, ese no era mi caso. 

-Espero tu práctica en ello antes de tu último examen. 

-Pero me quedan dos exámenes. 

-No tenemos tiempo, estudiaras los penúltimos libros y te presentarás al examen de magia lunar. 

La Fantasía de un SoñadorWhere stories live. Discover now