Capítulo 39

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El silencio en la habitación de Nitte me dio un suspiro. Los llantos continuados y los graznidos constantes me tenían la cabeza a punto de explotar. Recé por un tiempo más de tranquilidad, pero un estruendo atravesó mis muros. 

Con miedo a encontrarme lo peor, me encaminé a su habitación, pero no había nadie. Todo normal y sin indicaciones de que se hubiera caído. Algo extraño teniendo en cuenta el tremendo sonido que había escuchado. 

Investigué por si las moscas habían tirado algo de su propiedad. Nada. No encontré ningún desorden en su desorden. Todo se veía como el primer día que entré en su habitación. Salí al balcón para tomar aire del susto. El aire fresco me tocó los orificios de la nariz y me pasó por los ropajes. 

Las malas vistas de la negrura de los prados no e hicieron sospechar. Pero tenía un mal presentimiento. No notaba cambio en el avance. Desde mi habitación también podía ver al Perturbado atravesar la barrera y colorear con sus andares mis plantas, matar a los animales con su presencia. Pero eso llevaba pasando desde su llegada a mi ciudad. 

De no ver absolutamente nada, regresé a mi alcoba. Pasaba por un mal momento, al igual que Nitte. Empatizar de forma tan profunda con las personas no siempre ayuda a tu salud. Muchas veces te niega el sentir o preocuparse por uno mismo. Me tenía más preocupada el estado de Nitte, que la presencia del Perturbado, la posibilidad del final.

De vuelta en la alcoba me tumbé en la cama. Un suspiro me ayudaría a recomponer mis ideas. Demasiado trote para la situación. Demasiada incertidumbre en el momento. Demasiada negatividad para lo que nos venía encima. Y entre todo, poco descanso. 


Muerte, negrura, desesperación y rostros de dolor reflejaban mis sueños. Solo dos personas aparecían. Por un lado, Magna tirada en el suelo con su alrededor encharcado de sangre. La perforación en su estómago. Desangrada y sin pulso. El escrúpulo de mis papilas al oler la descomposición de sangre e intestinos sonsacados por el corte. Todo se sentía muy real. 

En otro lado, Nitte sin expresividad, envuelto en un mundo distinto al presente. Envuelto en furia, horror, pesadumbre y en cólera. Fuego en pies y manos, y con un cuchillo de punta afilada y manchada de aquel rojo que emanaba del costado de Magna. 

En un segundo plano, allí se mostraba complacido con la presencia de su sirviente. El Perturbado. En el balcón de anuncios reales, sobre la barandilla de hielo esculpida con delicadeza por los artesanos de antaño. Allí con su rostro indescifrable, pero bien reconocido por su sed de venganza. Bien mostraba su superioridad y victoria. 

Sin ninguna magulladura, allí estaba yo. Postrada ante su presencia y paralizada de mis alrededores. Con el olor a hierro de la sangre por un lado y el terror de las miradas en otro. Allí, sola (como había estado siempre), sin saber que hacer. Sin mostrar ganas de hacer nada. Sin aliento y sin fortaleza. Decaída frente a sus pies. 

Real mientras duró. 

El Perturbado se acercó y con bastón en mano me asesto un corte. Desvanecida entre el sueño y la realidad, presencié el asesinato de Nitte. Un acercamiento muy suave por su parte le causó la muerte. Desconocía la razón de su estado, pero no era fácil resolver la incumbencia del Perturbado. Acercándose poco a poco a reclamar su premio, no llegó a avanzar un pie. Con tan solo un chasquido sus huesos chirriaron y como si de un cerdo en el matadero se tratara, chilló de angustia y dolor. Pasó de estar flotando a caer de forma abrupta. En el impacto el cráneo explotó y los sesos se dispersaron. Quedaba confirmada su muerte, al igual que la de MAgna y pronto la mía. 

La sangre perdida de mis heridas, provocó el desmayo. Me levanté sofocada por los hechos. No había ningún escenario más desolador como el de mi sueño. Se podía tratar de una pesadilla, pero tenía más la forma de una visión. Sabiendo que la magia recorría mis venas por herencia, parecía una lectura del futuro. Algo más verídico que las profecías. 

La Fantasía de un SoñadorDove le storie prendono vita. Scoprilo ora